sábado, 23 de febrero de 2008

EVOLUCIÓN DEL RÉCORD MUNDIAL DE 50 METROS LIBRE, SEGÚN NOTINAT


Pese a ser considerada la prueba más rápida de la natación, los 50m.crol no fueron considerados por la FINA como prueba oficial hasta el 1 de enero de 1987. Hasta aquel momento, los mejores tiempos mundiales conseguidos se consideraban precisamente como eso, “mejores tiempos mundiales”, pero sin tener la consideración de récords mundiales.

Como ya hemos dicho en otras ocasiones al hablar de esta distancia, la FINA aducía las dificultades que presentaba esta prueba, tanto para ser cronometrada como para hacer la clasificación de los nadadores en cada prueba. Ambas dificultades desaparecieron a partir de 1964, cuando hizo su aparición el cronometraje electrónico, aunque tampoco esto supuso que la FINA, siempre muy conservadora ella, se decidiera a imponer la prueba de manera oficial, y no fue hasta 1979 que se decidió, como “gran” favor, a mantener una lista de “mejores marcas mundiales”.

Cedió seguidamente en 1986 el permiso para que figurara en el programa de los Mundiales que se disputaron en Madrid-1986, y ya, paso a paso, oficializando el récord, a partir del 1 de enero de 1987, y la inclusión, ya definitiva, en los Juegos de Seúl-1988, y en todas las grandes competiciones.

De la primera época, la de “mejores marcas mundiales”, la primera a ser reconocida como fueron unos 23”70 del alemán Klaus Steinbach, conseguida en Freiburg el 23 de julio de 1979, sucesivamente superada en cinco ocasiones por cuatro velocistas USA : Chris Cavanaugh, 23”66 el 2 de febrero de 1980 en la reunión de Amersfoort; Bruce Stahl, 22”83 el 10 de abril de aquel mismo año en Austin, primer nadador por debajo de los 23”, tiempo que primero igualó y aquel mismo día superó Joe Bottom, 22”83 y 22”71, el 15 de agosto del mismo 1980 en Honolulú, y Robin Leamy, que aquel mismo día, pero un año más tarde, en Brown Deer, conseguía un tiempo de 22”54.

Cuatro años se tardó en conseguir un nuevo avance, y fue una de las escasas figuras que ha tenido la natación suiza, Dano Halsall, quien se apoderó de esta “mejor marca mundial” al señalar dos centésimas menos que Leamy, 22”52, el 21 de julio de 1985, en Bellinzona.

Aparecen entonces los dos velocistas que fueron en realidad los dos primeros grandes especialistas de esta distancia, favorecidos, evidentemente, por el hecho de que sabían que dedicándose a ella se podían conseguir títulos mundiales y olímpicos. Matt Biondi y Tom Jager (Tom Jager y Matt Biondi), convirtieron los 50m. prácticamente en un “coto” cerrado en el que dominaron totalmente durante seis años, alternándose en la posesión del “récord”, con una sola intrusión. Inició la serie Jager, cuando el 6 de diciembre de 1985, en Austin, conseguía un tiempo de 22”40, que no fue superado hasta el año siguiente, 26 de junio, cuando en Orlando su rival Biondi le recortaba 7 centésimas, 22”33, aunque ello no impedía que Jager tuviera el honor de ser el primer campeón mundial de la distancia al imponerse en la Mundial-86, por delante del suizo Halsall, y de Biondi, aunque sin llegar al “récord” de este último (22”49; 22”80 y 22”85 respectivamente). y nuevamente será Biondi quien demuestre ser el nadador más rápido, al igualar su propio récord en los Absolutos USA de Clovis, 30 de julio de 1987, consiguiendo la última “mejor marca mundial” en esta prueba.

También será Jager, sin embargo, quien tenga el honor de convertirse en el primer recordista mundial oficial de esta distancia, cuando el 13 de agosto de 1987, durante los Juegos Pan-Pacíficos de Brisbane, rebaja en una centésima los 22”33 de Biondi. Pocos meses después, 25 de marzo de 1988, en los “trials” olímpicos de Orlando, vuelve a rebajarlo, ahora en nueve centésimas, 22”23, aunque dos semanas más tarde, el 10 de abril, un prácticamente desconocido velocista sudafricano, becado en una Universidad USA, se “descuelga” superando en cinco centésimas, 22”18, el reciente récord de Jager.

Seul, pues, dirimirá quien va a ser el nuevo rey de la velocidad mundial, aunque
no será Peter Williams, que, como sus ilustres predecesores (las espaldistas Karen Muir y Ann Fairlie en 1968, y otro velocista, “Jonty” Skinner en 1976), tendrán que ver los Juegos sin participar en ellos, impedidos gracias al “boicot” que la comunidad internacional les ha impuesto por la política de “apartheid” del gobierno sudafricano.

Si Jager se ha hecho con el primer título mundialista, Biondi se hará con el primero olímpico. En la final olímpica del 24 de septiembre, dominando claramente a su rival, medalla de plata con 22”36, Biondi se asegura el oro, 22”14, superando, además, el reciente récord del sudafricano. Nuevamente van a ser los Juegos Pan-Pacíficos los que permitan a Jager convertirse, oficialmente por tercera vez, en el hombre más rápido del mundo, cuando el 20 de agosto de 1989, en Tokio, rebaje en dos centésimas, 22”12, el récord coreano de Biondi.

La rivalidad (totalmente deportiva, por descontado) entre ambos llega a su cenit los 23 y 24 de marzo de 1990, cuando en Nashville tiene lugar un enfrentamiento televisado por eliminatorias entre los ocho mejores velocistas USA del momento, con la novedad de que, creemos que por vez primera, se ofrecen premios en metálico, dejando definitivamente de lado, la A de “amateur” que la FINA llevaba en su anagrama.

Pasados los cuartos de final, Jager gana la primera semifinal con unos 21”98 que suponen un nuevo récord mundial, 14 centésimas menos que su anterior, y ser el primero en haber nadado por debajo de los 22”, mientras Biondi no quiere ser menos y consigue unos 22”02 que superan igualmente el antiguo récord, aunque, evidentemente, no le sirve para ser homologado. En la final, Jager se impone difícilmente por unas escasas cuatro centésimas, 21”81 por 21”85, superando ambos el anterior récord. Jager se embolsa 10.000$, más 2.000 (1.000 por cada uno de sus récords mundiales) mientras Biondi se lleva 5.000 por su segundo lugar.

Cuatro días más tarde repetirán su duelo (esta vez, sin embargo, será un duelo únicamente entre los dos), sobre 50 yardas, con una nueva victoria de Jager, 19”12 por 19”18, que le reportan 5.000$ más a Jager, y 2.500 a Biondi. Se ha mostrado uno de los posibles caminos a seguir para que la natación se convierta en un deporte-espectáculo.

El récord parece haber llegado poco menos que a sus límites. Jager y Biondi serán incapaces de superarlo, mientras los que toman el relevo no parecen estar a su altura. Popov, 21”91, se impone a Biondi, 22”09, y Jager, 22”30, en los Juegos de Barcelona, aunque este tiempo será su límite cronométrico (pese a sus victorias en los Mundiales de Roma-1994, y los Juegos de Atlanta-1996) hasta que en los Campeonatos de Russia del 2000, “explota” con unos magníficos 21”64, que muestran que, efectivamente, y aunque cueste, todavía no se ha llegado al límite.

Siete años después, Eamon Sullivan, el primer “aussie” que llega al récord de esta prueba, acaba de corroborarlo con sus recientes 21”56. Por su juventud, y la de algunos de sus rivales, junto a posibles nuevas técnicas de preparación de esta prueba, podemos ver avances espectaculares en los próximos años.

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