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La
Federación Española de Atletismo (RFEA) celebra en 2020 el centenario del día
en que se aprobó su constitución, el 27 de marzo de 1920. Aquella jornada, en
Bilbao y mediante un documento suscrito por las federaciones Guipuzcoana,
Castellana, Catalana y vizcaína al que se sumaron después Levante y Galicia, se
acordó la constitución de este organismo ahora centenario.
Muchos
atletas, entrenadores, jueces, clubes, representantes, directivos... han sido
parte importante de esta Federación durante sus 100 años de vida. Para
conmemorar la efeméride, seguimos con un serial con 10 preguntas a 10
personajes destacados del atletismo nacional. Ramón Cid, exatleta, exdirector
técnico de la Federación y que ha retomado ahora su faceta de entrenador,
atiende a MARCA.
¿Cuál
es su primer recuerdo atlético?
Mi
padre era muy aficionado al atletismo y mi recuerdo, casi en fotograma, era en
Anoeta mirando por debajo de la barandilla a Pipe Areta, Aguilar... También nos
llevaba andando, aunque hubiera nieve a los crosses de Lasarte. Y a nivel
internacional, mis primeros recuerdos son de Bob Hayes en los 100 metros de
Tokio'64.
¿Quién
es el ídolo español al que quiso parecerse?
Yo
empecé en el triple y la longitud y mi referente inicial fue Areta. Tenía todos
los récords, era el más mediático... Luego no he sido mucho de ídolos, no soy
muy mitómano.
¿Cuál
ha sido el mejor momento que ha vivido en el atletismo español? Un salto, una
carrera, un lanzamiento...
Ha
habido muchos momentos impresionantes. Como carrera, la final de 1.500 metros
de Fermín Cacho, es uno de los iconos, por el escenario y por todo. Entre los
saltos, el de Ruth Beitia en Río o el bronce de García Chico. También la plata
de Yago Lamela en Maebashi. Y en cuanto a lanzamientos, las primeras medallas
de Manolo Martínez en Europeos y Mundiales o el bronce de Mercedes Chilla en
jabalina, por la simbología que tenía.
Una
anécdota que recuerde con especial cariño, emoción, alegría, tristeza...
Una
triste, lo que le ocurrió a João Carlos de Oliveira en Moscú. Fue bronce, pero
lo robaron el oro. Me lo admitió muchos años después, con fotos incluidas, el
juez que dio los nulos en aquella final y que terminó siendo amigo mío. Tenían
la consigna de que debía ganar un soviético. Y yo, aquella noche de la final,
coincidí con Oliveira en el autobús y no paraba de llorar. Después su vida se
complicó mucho y acabó muriendo en 1999. Como anécdota divertida, la fiesta que
hicimos tras el oro de Ruth en Río en un chiringuito infame. Se montó una
increíble.
Un
entrenador que le haya marcado...
También
hay varios. Por un lado, los míos: Ignacio Altuna, símbolo de una época, y Paco
Gil, cuando fui a Madrid. Y después, por el trabajo que hemos realizado, Miguel
Vélez, Juan Carlos Álvarez y Roberto Zotko, responsable de la Unión Soviética,
que nos ayudó infinito.
¿Contra
qué atleta le hubiera gustado competir? (aunque sea de otra disciplina
diferente a la suya)
Quizás
con los que protagonizaron la final de triple de México 68, aunque me medí
alguna vez a ellos...
¿A
qué estamento de la estructura de la Federación le rendiría un homenaje
especial en este centenario por su labor en favor del atletismo?
La
Federación es una mesa de muchas patas. Cuando estás en la dirección técnica,
tienes otra perspectiva, son importantes todos los estamentos. Pero yo he
vivido mucho con los entrenadores, que se dejan el alma por cada crío, que se
preocupan por lo personal y lo deportivo, y mayoritariamente perdiendo dinero.
El entrenador de pueblo es el eslabón clave. Son entrenadores, educadores,
padres, madres, psicólogos... Hacen una labor social brutal.
Si
hubiera tenido que competir en otra época que no fuera la suya, ¿en cuál le
hubiera gustado hacerlo? ¿Y por qué?
Quizás
en dos. En 1924, en París, por la estética romántica del atletismo. Y también
me hubiera gustado poder saltar en Tokio 2021. Habrá un triple impresionante en
unos Juegos inéditos de fecha.
Dentro
del atletismo, si no hubiera sido atleta le hubiera gustado ser...
El
atleta es el núcleo de todo. Pero, sin renegar de otras cosas ni puestos, yo
soy entrenador. Vuelvo a ser entrenador de pueblo en la pista, ese es mi sitio,
moviendo vallas. Me había reencontrado con esto disfrutándolo mucho antes de
este parón. Me encanta ponerme nervioso, buscar la magia del atleta...
¿A
quién le daría el premio al mejor atleta español de la historia?
Es
difícil elegir porque yo tengo dudas sobre ese concepto de mejor. Pero si
tuviera que elegir dos nombres serían Fermín Cacho y Ruth Beitia.