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Melanie Costa se ha metido
hoy, si es que no lo estaba, en la élite mundial. Lo ha hecho por tres motivos,
el primero es el de conseguir la medalla de plata en los 400 libres femeninos
en el Mundial de Barcelona, el segundo es por hacerlo con un aplomo y seguridad
muy alejado de los convencionalismos de nuestra natación, asegurando desde hace
semanas que estaba preparada para todo, la tercera y no menos importante es la
de batir por dos veces el record de España rebajándolo en más de 3 segundos,
ahí es nada.
Después de superar en las
eliminatorias matinales su primer record nacional y meterse en la final Melanie
salió a por todas, sabía que la norteamericana Katie Ledecky era la figura a
seguir y lo dio todo desde el inicio, confiando en que su preparación para este
mundial le permitiera no solo conseguir una buena velocidad sino perseverar en
el último hectómetro, ahí donde se reparten las medallas y así lo hizo. Pasó
por 2:00.01 por los 200 metros, 3:01.77 por los 300 metros viendo como la
norteamericana le iba sacando metros pero que la reacción de la neozelandesa
Lauren Boyle no era suficiente para alcanzarla. Melanie tocó la placa en
4:02.47 por detrás de Ledecky clara vencedora con 3:59.82 y superando a Boyle
en casi un segundo y medio.
Como no podía ser de otra
manera, Melanie salió de la piscina exultante, consciente de haber mejorado su
mejor marca de 4:06.02 ampliamente, de haber dado ese paso definitivo a la
élite mundial que ha perseguido con ahínco y de haber pulverizado literalmente
el record de España que tenía Mireia Belmonte con 4:05.45 desde marzo de 2012.
Para quitarse el sombrero y felicitarla. Me quedaría sin adjetivos, la final
vibrante, ella sensacional.
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