viernes, 28 de octubre de 2016

SEBASTIAN COE: "AHORA HAY MENOS DOPAJE QUE EN MI ÉPOCA"

CARLOS ARRIBAS
El País.com

Pocas semanas después de que Sebastian Coe (Londres, 60 años) accediera en agosto de 2015 a la presidencia de la IAAF, el organismo que dirige el atletismo mundial, y su propio deporte, entraron en la peor crisis que se le recuerda: la corrupción del anterior presidente, Lamine Diack, el encubrimiento del dopaje ruso, el descenso del interés por el atletismo, su menor presencia olímpica. Coe ha respondido con un programa de reformas para modernizar, hacer más transparente y más joven la IAAF, para hacer que el atletismo sea en el mundo al menos tan importante como en sus tiempos de atleta.
Pregunta. ¿Era consciente como atleta del tremendo impacto en la sociedad de lo que hacía, del atletismo en general?
Respuesta. No estoy seguro de que la gente del deporte, cuando son competidores destacados, cuando están en el fragor de la competición, sea siempre consciente de lo que hay a su alrededor. De lo que era consciente era de que en esa época mi deporte, en mi país, era más importante que el fútbol, nos beneficiábamos en esa época, y creo que en todo el mundo, cuando el deporte mundial tenía dificultades y el fútbol había perdido parte de su brillo por el hooliganismo, los problemas del juego. Y el atletismo apareció cuando la gente quería volver a la base de todo el deporte. Y, sí, era consciente de que era importante.

P.¿Y ya se imaginaba como futuro dirigente deportivo?
R. Siempre me ha interesado el proceso político. Supongo que por eso me convertí en diputado, y supongo que por eso me convertí en ministro del Gobierno durante algunos meses. Lo que era solo una especie de interés se convirtió en algo más concreto cuando Samaranch, su paisano, me invitó al Congreso Olímpico en 1981. Invitó a 38 deportistas. Estaba yo, y estaban Thomas Bach, Kip Keino, Pal Schmitt, el esgrimista que fue presidente de Hungría, y Vladislav Tretiak, el portero ruso de hockey sobre hielo. Como el inglés era mi idioma materno me pidieron que hiciese la presentación en nombre de los atletas. Era el primer atleta que hablaba en el Congreso Olímpico. Y luego Samaranch me pidió que presidiese la comisión de atletas, la primera comisión de atletas. Les estoy muy agradecido a dos personas en mi vida. Una es mi padre, que dirigió mi carrera en el atletismo, y la otra es Juan Antonio Samaranch, que me dio la oportunidad de entender correctamente la naturaleza de la dirección deportiva y los procesos en el deporte.

P. Tres décadas después de su esplendor atlético se encuentra dirigiendo el atletismo mundial en una época en la que su brillo casi ha desaparecido…
R. Sería ridículo decir que nuestro deporte no ha vivido un año difícil. La crisis, en realidad, sin que nosotros lo supiésemos, empezó hace dos o tres años probablemente. Creo que el deporte tiene un futuro brillante. No niego que será difícil recuperar la confianza. La gente que más quiero que recupere la confianza no son los jefes de Estado o de Gobierno o la gente de la ONU, y ni siquiera los patrocinadores o los medios de comunicación, sino los atletas limpios. Soy inamovible en este tema. El grupo de atletas limpios tiene que saber que tienen un presidente que luchará. Ha sido instintivo para mí. He ganado dos campeonatos olímpicos, he batido 12 récords mundiales y lo hice trabajando durante muchos años con entrenadores íntegros. Para conseguir confianza, tenemos que mostrar que estamos preparados para cambiar, para parecernos al mundo en el que viven los jóvenes.

P. ¿Habla de regresar a una cierta edad de la inocencia, a su edad de atleta?
R. Yo no idealizaría mi época. Sé que no encaja bien con la narrativa actual, pero puedo decírselo porque competí en esa época. Este deporte es más seguro de lo que lo era en esa época porque ahora hablamos de antidopaje y de controles positivos. Estamos hablando de ellos porque la tecnología y los sistemas antidopaje que tenemos los están identificando. Hace 30 años había muy pocos controles. Era una lucha de todos contra todos. Créame, esto es mucho más seguro.

P. Ahora, cuando un atleta bate un récord no despierta admiración, como antes, sino dudas…
R. ¿Piensa que eso era diferente que cuando batía récords? La gente seguía hablando. Dos o tres periódicos ingleses escribían habitualmente en la época en la que batía récords mundiales y cuestionaban si lo hacía de forma natural o no. Si habla con cualquier atleta de mi época que tenga la suficiente apertura como para contestarle como lo estoy haciendo yo con usted, le dirá que el sistema es ahora mucho más seguro y creo que hay, probablemente, en comparación, menos dopaje.

P. En su proyecto de reforma que se votará el 3 de diciembre usted propone la creación de una unidad independiente dentro de la IAAF.
R. Lo que al COI le gusta de la IAAF es que la unidad de integridad sería totalmente independiente de la organización de la IAAF, que sería algo separado. Lo que no quiere el COI es encargarse de ello, lo quiere es que todos los deportes sigan el modelo de la IAAF.

P. La corrupción con Diack y Rusia nació porque la IAAF traficó con los positivos, y lo hizo porque controlaba la información de dopaje…
R. El sistema no estaba fracturado, no estaba roto crónicamente. Lo que sucedió es que las personas equivocadas entraron en ese sistema. Ahora bien, ¿podemos arreglar eso? Sí, por supuesto. Tenemos que hacerlo. Las reformas antidopaje que tenemos que hacer, y que ya estamos realizando, están relacionadas con la gestión. La unidad de la integridad hará que los miembros de las federaciones ya no tengan la función de sancionar y que ya no participen en el proceso. Tenemos un tribunal disciplinario independiente, tenemos un comité supervisor independiente para asegurarse de lo que se le pide que haga a la unidad de la integridad y lo está haciendo. Y eliminaremos el interés nacional de este procedimiento de control. El interés nacional ha interferido negativamente en los últimos meses.

P. ¿Cómo piensa recuperar la afición por el atletismo para volver a hacer de él uno de los grandes deportes?
R. Las rivalidades personales, tradicionalmente, siempre han atraído la atención del público. En mi prueba, especialmente, las rivalidades personales, han definido nuestra época. La increíble rivalidad entre Kip Keino y Jim Ryun, y la de Roger Bannister y John Landy, y en la era moderna la de John Walker y Filibert Bayi y la de Sebastian Coe y Steve Ovett y Steve Cram, y la de Hicham El Guerrouj y Nourredine Morceli. Estas son las carreras que el público recuerda. Tenemos que hacer algo más para intentar asegurarnos de que tenemos y circuitos en los que los atletas compiten entre ellos porque es lo que atrae al público.

P. La gran estrella, Usain Bolt, solo se enfrenta a los mejores en Mundiales y Juegos, no en los mítines de la Diamond League
R. Creo que aceptamos que si los 10 mejores jugadores de tenis, los Nadal, los Djokovic, los Federer y los Murray, pueden jugar cinco o seis veces entre ellos cada temporada, creo que tenemos encontrar una forma de hacer que nuestros atletas lo hagan más a menudo. Creo que en la reestructuración de la Diamond League con menos pruebas. Si nos remontamos a mi época, cuando corríamos en Zúrich, o en Bruselas, o en Oslo, el mundo se paraba. El mundo sabía que esos mítines significaban algo, y cuando ponías la televisión sabías que Sebastian Coe, Steve Ovett, John Walker y Steve Cram estarían en la misma carrera. Y Fermín Cacho, y González y Abascal, sí, por supuesto. Es muy importante. Y también sabías que en los Campeonatos del Mundo y en los Juegos Olímpicos la misma gente correría. Había un relato mucho más coherente. Ahora está mucho más fracturado. Puede ser un poco confuso para los aficionados. Quizás estemos tratando de hacer demasiado en los mítines de un día.

P. ¿Podría obligar a los mejores atletas a enfrentarse entre ellos?
R. Sí, y creo que la mayoría de la gente que se interesa por el deporte sabe que los atletas, los mejores atletas, tienen que correr entre ellos más a menudo. Es importante. Quizás haya que encontrar patrocinadores preparados para patrocinar a algunos competidores.

BRUNO HORTELANO: "VOY A VOLVER MÁS FUERTE, CON MÁS HAMBRE"

CARLOS ARRIBAS
El País.com

Al final del brazo derecho Bruno Hortelano no tiene una mano, sino una obra de arte de la medicina que no puede enseñar aunque quisiera porque una espesa venda la cubre y la protege. Lo dice así, como quien bromea sobre un objeto ajeno, lejano. La sonrisa con la que lo cuenta da vida a su cara, más pálida que hace un mes, cuando su esplendor en Río, también más carita bajo una gorra desmesurada, más de niño ilusionado, y refleja su pensamiento, siempre optimista, siempre positivo. Una mente siempre fuerte a la que el accidente de coche que machacó su mano la madrugada del 5 de septiembre no ha sino fortalecido más aún, como si necesitara una prueba más de superación para alcanzar su destino.
 “El accidente me ha cambiado. Tengo más hambre que antes, más ganas de seguir peleando, más motivación. Desde el primer momento supe que del accidente saldría mejor aún”, dice Hortelano, de 25 años, en su primera aparición pública después del accidente. “Tengo un futuro en el que espero hacer cosas muy buenas. Voy a volver más fuerte. No al 100% que alcanzaba antes. Más aún. Al 110%. Me veo muy positivo. Para superar psicológicamente las secuelas del accidente me ha ayudado enormemente el entrenamiento psicológico tan fuerte que he tenido con el deporte”.
El plusmarquista nacional de 100m (10,06s) y 200m (20,12s, conseguidos al ganar su serie en los Juegos de Río), marcas conseguidas en un verano de 2016 en el que también se proclamó campeón de Europa de 200m, habla en Madrid, en un viaje de ida y vuelta rápido desde Barcelona, en cuyo Centro de Alto rendimiento trabaja en la rehabilitación total de una mano reconstruida en varias operaciones y donde ya ha empezado a entrenarse, a hacer algo de pesas y de máquinas de carrera. “No me marco plazos, pero pienso estar en el próximo Mundial, en Londres 2017”, dice el atleta formado deportivamente en la Universidad de Cornell, en Nueva York, donde se licenció en Ingeniería Biomédica. “Y estaré muy fuerte”.
Durante los Juegos de Río, el entrenador de Hortelano, Adrian Durant, habló de cómo había planificado ya la temporada de 2017 para llegar a su apogeo agosto, a los Mundiales de Londres. "Puede que no le guste, pero quizá le haga correr los 400 metros el año próximo. No le agradará, pero creo que es parte importante de su progresión como velocista. El año pasado corrió cuatro veces 400 metros, y eso contribuyó significativamente a lo que está pasando ahora. Muchos atletas se estancan, corren rápido y se quedan ahí: distancias cortas, entrenos cortos, todo corto. Y llegan a una meseta. En algún punto tienes que revisitar las distancias y hacer entrenamientos más largos. Si tienes eso, puedes después regresar a lo corto y veloz y seguir creciendo", explicaba Durant. "Debo decidir si va a ser el próximo año, o quizá le deje disfrutar un año después de lo que ha hecho este, y al siguiente pasemos a 400m. Sin duda será en el próximo ciclo olímpico de cuatro años. En algún punto correrá 400m y le ayudará en los 200m y en los 100m. Tenemos que sentarnos y hablar. No hago esto yo solo, ese es uno de los mayores beneficios de la relación coach-atleta. Le escucho y tengo todo en cuenta, quizá esté de acuerdo con él ("qué tio más listo") o quizá no y le diga: ‘lo siento, al 400’, y tendrá que vivir con ello. Cuando hago algo, lo entiende. A ningún corredor de 100-200 le agrada el 400. Porque duele. Pero es esencial".
Dice Hortelano que si antes su ética del trabajo, la llamada seriedad como atleta, ya era muy alta, como un 95% de su vida, ahora lo es más, del 99% por lo menos. “Y hasta Tokio 2020 solo pensaré en atletismo. Después quizás vuela a estudiar”, añade. Hortelano, hijo de padres investigadores que tras trabajar en Australia y Canadá están ahora en Kazajstán, quiere ser médico. Pero antes, quiere ser grande como atleta. "El 400, en efecto, duele, es muy duro, pero si el entrenador me lo manda porque me hará mejor atleta, lo voy a hacer", dice Hortelano, quien cuenta también que en Londres piensa en el 200m antes que en nada y que ya está en contacto con Durant para buscar soluciones creativas para hacer entrenamientos fuertes con pesas pese a la mano la dañada. "Yo corría con la palma extendida, y lo seguiré haciendo. No sé corre con la mano, de todas maneras, se corre con las piernas y con la cabeza".
Estos días, aparte de hablar de su mano, Hortelano ha aprovechado para renovar su contrato de patrocinio con Nike. Las negociaciones las lleva su mánager, Alberto Armas, quien, para explicar la seguridad que ve en su atleta, la confianza, cuenta que el día anterior le dijo que en el contrato incluyera un bonus por batir el récord de Europa de 200m, los 19,72s que el italiano Pietro Mennea consiguió en 1979 en la altitud del Estadio Olímpico de México. Desde entonces, siete europeos más han bajado de los 20s, pero ninguno se ha acercado a menos de ocho centésimas de la marca de Mennea, en su tiempo también récord mundial y aún décima mejor marca mundial de la historia. En eso piensa Hortelano, positivo y grande, quien para conseguirlo necesita seguir con el entrenador que le hizo en Cornell, Adrian Durant.
 “Seguiré con Durant con total seguridad”, dice. “Y quiero hacerlo aquí, en Madrid, quiero traer a mi entrenador aquí. Eso estamos intentando”. Las dificultades del empeño parecen mayores aún que las de bajar de los 10s en los 100m o las de borrar a Mennea de las listas. Durant es el entrenador del equipo de Cornell, un trabajo que debería abandonar para centrarse en Madrid con Hortelano, lo que supone un gasto que ni el atleta ni la federación española de atletismo pueden asumir. Armas ha esbozado una alternativa, un proyecto que pasaría porque Nike se decidiera a financiar en la capital española un grupo de entrenamiento de velocistas dirigido por Durant similar al que en Oregón creó hace tiempo para fondistas con el entrenador Alberto Salazar. Olvidada la mano, la obra de arte con la que dentro de nada volverá a saludar y a agarrar fuerte, la mentalidad siempre positiva que hizo grande a Hortelano tiene otra tarea por delante.

martes, 18 de octubre de 2016

RUTH BEITIA: "QUIERO SER CAMPEONA DEL MUNDO"

CARLOS ARRIBAS
El País.com

Ruth Beitia fue el sábado en Madeira la reina de la noche en la gala del atletismo europeo, que la eligió la mejor del año. El título corona un año absoluto, el mejor de la carrera de la saltadora de altura cántabra, cuando ya ha cumplido los 37: subcampeona del mundo en pista cubierta, campeona de Europa, campeona olímpica, ganadora de la Diamond League...

Pregunta. Se ha convertido usted en el faro del salto de altura mundial.
Respuesta. Las saltadoras hemos hecho un grupo fantástico. Hay muchas competiciones solo de salto de altura en cualquier parte de Europa y pasamos dos o tres días todas juntas.

P. ¿Cómo ha llegado hasta aquí?
R. Aquí no hay secretos. Yo me entreno siempre igual, excepto una modificación que hicimos en 2011 por mis problemas de espalda, y nos dimos cuenta. En el Mundial de Daegu [Beitia fue eliminada en la calificación], viendo la final sola desde la grada se me cayeron lágrimas como puños, y me dije que si continuaba nunca más estaría una final en la grada. Y se ha cumplido. Y un año después, el punto de inflexión tras Londres [se retiró temporalmente tras ser cuarta en la final olímpica] me ha permitido que todo sumase. Estoy feliz. La vida cada día me da una oportunidad de poder seguir saltando. Soy una privilegiada. Esto ya no es profesión, es pura pasión.

P. Es campeona olímpica con 1,97m, una marca que hace poco no le habría dado ni medalla en un Europeo.
R. Pero seguimos las mismas, aunque parezca mentira. Yo igual que siempre y ellas menos fuertes. No creo que haya habido ninguna varita en mi caso. Ellas son las que han bajado de nivel, las que se han vuelto, entre comillas, más humanas. A mí me encantaba acabar mi competición en 1,99m y seguir viendo cómo intentaban récord del mundo. Y siguen estando las mismas pero ya no lo intentan. Yo me he sabido mantener. En la final estaba para saltar 2m, pero no lo necesité. Son unos Juegos Olímpicos e independientemente de la marca, lo que va a quedar escrito es Ruth Beitia, campeona olímpica. Fue una final nada fácil, con 17 competidoras. En Río hubo muchos tiempos de espera, muchas casuísticas que impidieron una gran marca. Soy campeona olímpica y lo valoro tanto por cómo lo he conseguido, a base de trabajo con Ramón [Torralbo, su entrenador], ese camino de 26 años, desde que me dio la mano a los 11 para cumplir mis sueños. Y han sido unos sueños compartidos.

P. ¿Se siente tan feliz siendo campeona olímpica como imaginaba?
R. Fue increíble. Que sonase el himno en el podio solo para mí... Ese fue un momento de felicidad. Es indescriptible el podio. Estás... flipando. Ha superado cualquier expectativa.

P. ¿Sigue en la nube?
R. Justo hoy [sábado pasado] es el primer día que me encuentro mal, con un catarrazo tremendo que no me ha dejado dormir bien. Es el día en que compruebo que tenía que llegar el bajón. Pero, bueno, he corrido 20 minutos y he estado haciendo ejercicios de técnica de carrera. He empezado a entrenarme y vuelvo a ser yo. Vuelvo a estar sumida en mi rutina, que es lo que necesito.

P. Y la eligen reina de Europa
R. Es increíble. Y creo que no es tanto el reconocimiento a esta temporada porque ha habido muchísimas atletas con el mismo nivel y hasta con récord del mundo, sino que se ha valorado mi trayectoria, el premio a la perseverancia. Es un orgullo poder decir que sigo siendo la misma persona que se entrega a todo el mundo, que intenta ayudar, que colabora, que ha hecho del deporte su pasión, que se siente privilegiada. Este es el premio más especial. Soy lo que soy gracias al deporte.

P. ¿Cómo logrará motivarse para seguir compitiendo?
R. He dado con una motivación digamos estúpida. Hablando con Ramón me dijo que nunca he sido campeona del mundo. ¿Por qué no intentarlo el año que viene? El Mundial es en Londres, además, en la pista olímpica que me lo quitó todo en 2012, cuando pensaba que era mi última oportunidad de cumplir mi sueño.

P. Tendrá ya 38 años años... ¿Hasta cuándo?
R. Día a día, pero no tengo ningún tipo de meta. Ya me planteé una vez la retirada, y salió muy bien la vuelta. Ahora no me lo voy a plantear con fecha fija. El día que esté en el sofá y diga, ufff, no me apetece ir a entrenarme, ese día será el día que diga: “Hasta aquí he llegado”. Y ese día seguro que ya se acabó.

P. ¿Será el cuerpo más que la cabeza quien la retire, entonces?
R. Tengo pequeñas carencias físicas que las soluciona la mente. He llegado a un equilibrio fantástico, maravilloso, me encuentro bien. Los días que he estado descansando no he engordado ni un gramo, y en los entrenamientos estoy fenomenal. Ramón me dice que vaya más suave, porque tiene miedo de que me rompa, y yo le digo que es que voy bien. Es lo que quiero seguir viviendo. Me gusta vivir el aquí y el ahora. Este es mi momento. No me gustaría que me resistiese a retirarme. En Daegu ya dije que nunca más en la grada y eso no quiero que ocurra. Ni una lesión.