DIEGO TORRES
El
País.com
El Mundial de Fukuoka concluyó este domingo en una jornada de cierre que abundó en el reguero de evidencias sobre el estado del deporte acuático a un año de los Juegos. Emerge una generación de nadadores jóvenes capaces de borrar todos los récords supervivientes de la era de los bañadores enterizos impermeables, prohibidos a finales de 2009. También se constata que Estados Unidos, la potencia hegemónica tradicional, vive cada vez más asediada por talentos de otras nacionalidades. Relevos salvadores. Las finales de relevos de 4x100m estilos son las pruebas que definen con mayor precisión el estado de la natación en las grandes potencias. Se impuso Estados Unidos gracias a las postas de sus viejos rockeros. El espaldista Ryan Murphy, de 28 años, en el equipo masculino y la libérrima bracista Lilly King, de 26, en el equipo femenino, exprimieron su conocimiento de manual para proporcionar a sus compañeros una ventaja decisiva. Los dos oros maquillaron la más pobre de las participaciones estadounidenses que se recuerdan. Siete medallas de oro en natación en línea son un balance insólito para los norteamericanos, relegados a una segunda posición por Australia, que conquistó 13 oros. Si Estados Unidos pretende revertir la tendencia en los Mundiales previstos para febrero y en los Juegos de París de 2024, precisará de algo más que sus últimos veteranos de la era Phelps.
Bowman. “Obviamente nos gustaría haber ganado más oros, y creo que lo conseguiremos”, dijo Bob Bowman, que en Fukuoka interpretó el doble papel de responsable técnico del equipo de Estados Unidos y de supervisor de los dos campeones que entrena en la Universidad de Arizona, el húngaro Hubert Kos y el francés Léon Marchand.
Entre ambos lograron cuatro oros, los mismos que conquistó todo el equipo estadounidense en pruebas individuales. Dos récords especiales. Léon Marchand batió en 4m 02,50s el primero de los ocho récords del Mundial de Fukuoka: el que constaba en poder de Michael Phelps desde 2008 en 400m estilos (4m 3,84s). Una marca legendaria al tiempo que intimidante porque se estableció con la ayuda de un bañador que favorecía la flotación. Una marca igual de tremenda que los 1m 52,98s de Federica Pellegrini en 200m libre, en 2009, superados en Fukuoka por la australiana Mollie O’Callaghan, que ganó la final en 1m 52,85s. Ya solo sobreviven ocho récords de la era de los bañadores prohibidos: en categoría masculina, los de 50m, 200m, 400m y 800m libres, el de 200m espalda, y los dos de relevos libres. En categoría femenina el 200 mariposa.
Seis récords más. Fukuoka asistió a la caída de otros cinco récords: 50m libre (Sarah Sjostrom), 400m libre (Ariarne Titmus), 50m braza (Ruta Meilutyte), 4x100m libre femenino (Australia), 4x200m libre femenino (Australia), y 200m braza masculino (Qin Haiyang). Los hombres del fondo. La final de 1.500m disputada en la última jornada registró algo insólito: dos nadadores acariciando el récord en los últimos 20 metros. El tunecino Ahmed Ayoub Hafnaoui, de 20 años, se impuso en 14m 31,54s y el estadounidense Bobby Finke, de 23, le siguió en 14m 31,59s. El récord de Sun Yang (14m 31,2s) de 2012 está cocido. Hafnaoui asaltará el de 800m. Summer McIntosh. Con 15 años, la canadiense Summer McIntosh se convirtió en la mujer más joven en ganar un mundial de 400m estilos desde Tracy Caulkins en 1978. En Fukuoka repitió la hazaña de Budapest de 2022: oro en 400m estilos y oro en 200m mariposa. Ya tiene el récord de estilos. Si bate el récord de 200m mariposa eliminará la última plusmarca femenina de la era de los bañadores prohibidos.
Popovici.
David Popovici, con 18 años, el hombre más rápido del mundo en 100m y 200m,
acudió a Fukuoka a bañarse. Admitió que no se preparó. No se subió al podio ni
en 200m ni en 100m. Aun así, el antaño patrón de la velocidad, Estados Unidos,
solo atrapó una de las seis medallas en disputa: plata de Jack Alexy en 100m.