Diario de Palencia
Si hay una persona que tiene ganas de que acabe el 2013, ese es
Álvaro Rodríguez Melero (Valladolid, 1987). El mediofondista tuvo que decir
adiós a la temporada por culpa de una pubalgia de la que ya está viendo el
final del túnel. Quiere que las lesiones le respeten para volver a volar alto
en el 1.500. Por él no va quedar. De momento, ya ha estrenado nuevo equipo, el
GO fit, al que da nombre una cadena de gimnasios.
–¿Cómo se presenta el nuevo año?
–Va a estar centrado en un único objetivo, los Campeonatos de Europa
al aire libre que se celebrarán en agosto en Zúrich. A diferencia de otros años
voy a renunciar a la pista cubierta, obligado un poco por las circunstancias,
ya que estoy finalizando con el periodo de recuperación de mi lesión, un
problema que me tuvo en el dique seco casi toda la temporada pasada. Por una
cuestión de plazos no llegaría con muchas garantías a la pista cubierta.
–Y una vez en Zúrich, ¿qué meta se marca?
–Tengo que ir pasito a pasito recuperando la forma. Aunque el
campeonato sea en agosto, tengo que empezar a entrenar ya para llegar en un
buen estado al Europeo, ya que para ello se requiere tiempo. Si no surge hasta
entonces ningún contratiempo, mi objetivo es estar en la lucha por las
medallas. Debería disputar la final de 1.500 sí o sí. En el primer Europeo que
estuve, el de Helsinki, con la segunda mejor marca, me quedé fuera de la final
por un tic nervioso que se me agravó en la competición.
–¿Qué tipo de tic?
–Uno muy peculiar. No conozco en competición otro caso como el mío.
Era tan raro que no sabía a quién recurrir. Consistía en que a las equis
zancadas dejaba el pie izquierdo como muerto y daba con la punta en el suelo.
Repetido varias veces durante la prueba era un lastre. Era un acto consciente,
pero involuntario.
–¿Cómo lo solucionó?
–Entre el Europeo de Helsinki y los Juegos de Londres acudí a Paul
Dorochenko, un fisioterapeuta francés de fama mundial que ha sido el preparador
físico de Roger Federer y otros deportistas de primer nivel. Hice con él una
terapia bastante extraña, más propia de la psicología. Buscaba borrar ese mal
gesto al correr de mi cerebro. Desaprender para aprender luego el gesto
correcto. Es una patente que tiene Dorochenko y que ha ayudado a muchos
deportistas a mejorar gestos técnicos. Antes de los Juegos de Londres lo
erradiqué, aunque posteriormente me reapareció y tuve que recurrir de nuevo a
él. Al menos tengo alguien que me puede ayudar.
–De momento, Álvaro Rodríguez comienza el 2014
en las filas de un nuevo equipo.
–En el atletismo, a diferencia de otros deportes, el paso a otro
equipo no suele conllevar un cambio drástico. Sigues con el mismo entrenador y
el mismo grupo de entrenamiento. El club solo es la entidad a la que
representas en la competición.
–¿Cómo fue su fichaje por GO fit?
–Todo se movió hacia finales de octubre. El exatleta Fermín Cacho es
el representante de la marca desde hace unos meses. Creo que a través de él se
querían introducir en el mundo del atletismo y contar con una serie de atletas
de cierta relevancia que fuesen un poco el estandarte del 'running', que es lo
que quieren potenciar. Se trata de un proyecto muy ilusionante.
–Su primera carrera de la temporada será la San
Silvestre Vallecana.
–Posiblemente reaparezca en esa prueba. No estaré al 100%, pero me
servirá para ir entrando en competición. Son diez kilómetros de recorrido, una
distancia que dista mucho de la mía, pero me vendrá bien para endurecerme en mi
entrenamiento y mejorar la puesta a punto. Además, mi copatrocinador, Nike,
organiza la prueba y tengo un poco por compromiso que participar en ella.
–¿Cómo marcha de su pubalgia?
–Llevo unas semanas de entrenamiento muy buenas. Puedo decir que
casi la tengo superada. Seguí todo tipo de tratamientos conservadores. En
septiembre estaba dispuesto a operarme, pero entonces me puse en manos de Raúl
Martínez, fisio de la selección española de fútbol, y es el que ha conseguido
sacarme del atolladero. Ha costado mucho.
–¿Qué le falta a Álvaro Rodríguez para ser el
número del 1.500 en España?
–Aunque puede sonar algo victimista, me falta algo de suerte. No he
tenido a veces continuidad en los entrenamientos y eso resulta básico. No pido
buena suerte, solo ausencia de mala suerte, de contratiempos de última hora. Me
ha pasado de todo en estos últimos años. No quiero dar pena, pero es así.
Lesiones inoportunas, en 2011 una operación de urgencia en un testículo en
pleno verano que te para tres semanas, llegar a un campeonato en gran forma y
pasa lo del tic nervioso,... A base de insistencia, haciendo las cosas cómo las
hago y siguiendo con mi progresión, a mis 26 años, lo mejor de mí queda por
mostrarse. Espero hacer realidad un podio internacional en categoría absoluta,
que ya me vale.
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