ALEJANDRO DELMÁS
De nuevo cayó la plusmarca mundial de maratón en Berlín, al fin de los tilos de Ünter den Linden y bajo la cuadriga de la Puerta de Brandenburgo. Es la sexta vez consecutiva que ocurre allí. Y de nuevo, como en 2013 (Wilson Kipsang), en 2011 (Patrick Makau) o en 2003 (Paul Tergat) el honor voló en los pies ligeros de un superclase de Kenia y del Valle del Rift: esta vez fue el ‘kalenjin’ Dennis Kipruto Kimetto, forjado en Eldoret, el autor de otro registro sideral al cerrar los 42.195 metros en dos horas, dos minutos y 57 segundos: la media de cada kilómetro ya va inferior a 2:55. ¿A cuánto queda el límite de las dos horas?
Kimetto afila en 26 segundos el récord de Kipsang de 2013:
que no era el mejor tiempo en la historia de las maratones. En 2011, Geoff Mutai
había firmado 2h03:02 en Boston. Pero el trazado de Boston no es válido para
récords al acumular un desnivel cuesta abajo de 139 metros de principio a fin,
más otras peculiaridades.
En lengua swahili, ‘Kalenjin’ significa ‘te digo’. Y tres
compañeros ‘kalenjin’, Kimetto, Mutai y Kamworor (plusmarquista mundial de
media maratón) lo dijeron alto, claro y al frente de otros 40.001 corredores:
los tres ‘kalenjin’, tres licaones del altiplano del Rift, fueron a morir con
las ‘liebres’ que imponían ritmos letales a la caza del récord mundial: el
tiempo del kilómetro 30 (1h27:37) ya mejoraba en 24 segundos el de Kipsang en
2013. Poco después cedió Kamworor. Atacó Mutai: y resistió Kimetto, que en el
kilómetro 38 cambió y escapó. En el 40, Kimetto volaba en 1h56.29, justo el
paso de su marca en la maratón de Chicago. En poco más de dos kilómetros ya
tenía el récord del mundo. “La carrera ha sido dura… pero me gustaría volver en
2015 e intentarlo de nuevo”. Hay aroma a récord mundial bajo los tilos de Ünter
den Linden. Lo dice un ‘kalenjin’.
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