CARLOS ARRIBAS
El País.com
Antes de viajar a Pekín, donde el 24 de agosto intentará
ganar su primer Mundial, el campeón olímpico y plusmarquista mundial de salto
con pértiga, Renaud Lavillenie, se tomará unas semanas de libertad, que para él
es sinónimo de riesgo: subirse a una moto y hacer subir de las uñas de los pies
a la punta de los cabellos un chorro de adrenalina que aumentará según se mueva
hacia la zona roja la aguja del velocímetro. “Me gustan las motos, la
velocidad. Necesito divertirme, refrescar la cabeza, liberarme. Necesito
sentirme libre”, dice, en una conferencia de prensa telefónica organizada por la IAAF , el pertiguista francés
que en febrero de 2014, a
los 27 años, saltó 6,16m, un centímetro más que el récord mundial que poseía
Serguéi Bubka desde hacía 21 años.
La velocidad y la libertad son las dos palabras
fundamentales en la cabeza de Lavillenie, que empezó a saltar pértiga porque su
padre (y su abuelo) era pertiguista. “De niño, le veía saltar, y quería ser como
él, hacer lo mismo que él. Y la primera vez que salté sentí que volaba, y una
vez que has tenido esa sensación quieres repetir y repetir, y no dejar de volar
en la vida”.
Si el vuelo, el moverse en el aire casi ingrávido, es la
libertad, la velocidad es el don que le permite despegar. Lavillenie dice que
mide 1,76, y según muchos, exagera, es más bajo aún (bajo para el modelo ideal
de pertiguista). Es como mínimo 10 centímetros más bajo, que Bubka y cualquiera
de los 18 atletas que en la historia han saltado seis metros o más.
La altura del pertiguista, dicen los especialistas, es muy
importante porque, explican, la altura del listón que se supera depende fundamentalmente
del agarre de la pértiga. Para saltar 6,15m, por ejemplo, Bubka tenía un agarre
de 5,15m (es decir, entre su mano y el tapón de la pértiga había 5,15m), el
mismo que Lavillenie, quien al ser más bajo, introduce la pértiga en el cajetín
de acero inoxidable a un ángulo más abierto que el que lograba el ucranio. “El
secreto para saltar lo mismo, o más, es la velocidad: entro con menos ángulo
pero mucho más rápido, con más fuerza, y despego más. Después hay que ser muy
bueno en el aire, y ahí creo que mi técnica es también bastante buena [su
índice técnico, la distancia que supera en el aire entre la altura a la que le
deja la pértiga que es la longitud de la pértiga menos los 20 centímetros de
profundidad del cajetín, es de 1,20, muy bueno]“, dice Lavillenie, quien hace
una semana saltó 5,80m, su mejor altura en un mes de abril.
Los objetivos del francés para este año, son, por este orden
los enumeró, el oro en el Mundial de Pekín, mejorar su marca (6,02m) al aire
libre y una sexta Diamond League. Y, si se dan las condiciones, batir de nuevo
el récord del mundo. Para el año que viene piensa en los Juegos de Río, y más
allá, poca cosa. “Y no me lo planteo, porque es imposible, intentar igualar los
logros de Bubka, que batió 35 veces el récord del mundo y ganó nueve
mundiales”, dice el atleta de Clermont-Ferrand. “Entre su primero, 5,84m, y su
último récord, 6,15m, Bubka mejoró 21 centímetros . Y
necesitó 10 años para conseguirlo. Él empezó con 20 años. Yo ya tengo 28. Sería
una locura pensar que me puedo acercar. Pero, al menos, ya he saltado más alto
que él”.
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