CARLOS ARRIBAS
El País.com
Ruth Beitia fue el sábado en Madeira la reina de la noche en
la gala del atletismo europeo, que la eligió la mejor del año. El título corona
un año absoluto, el mejor de la carrera de la saltadora de altura cántabra,
cuando ya ha cumplido los 37: subcampeona del mundo en pista cubierta, campeona
de Europa, campeona olímpica, ganadora de la Diamond League.. .
Pregunta. Se ha convertido usted en el faro del salto de
altura mundial.
Respuesta. Las saltadoras hemos hecho un grupo fantástico.
Hay muchas competiciones solo de salto de altura en cualquier parte de Europa y
pasamos dos o tres días todas juntas.
P. ¿Cómo ha llegado hasta aquí?
R. Aquí no hay secretos. Yo me entreno siempre igual,
excepto una modificación que hicimos en 2011 por mis problemas de espalda, y
nos dimos cuenta. En el Mundial de Daegu [Beitia fue eliminada en la
calificación], viendo la final sola desde la grada se me cayeron lágrimas como
puños, y me dije que si continuaba nunca más estaría una final en la grada. Y
se ha cumplido. Y un año después, el punto de inflexión tras Londres [se retiró
temporalmente tras ser cuarta en la final olímpica] me ha permitido que todo
sumase. Estoy feliz. La vida cada día me da una oportunidad de poder seguir
saltando. Soy una privilegiada. Esto ya no es profesión, es pura pasión.
P. Es campeona olímpica con 1,97m, una marca que hace poco
no le habría dado ni medalla en un Europeo.
R. Pero seguimos las mismas, aunque parezca mentira. Yo
igual que siempre y ellas menos fuertes. No creo que haya habido ninguna varita
en mi caso. Ellas son las que han bajado de nivel, las que se han vuelto, entre
comillas, más humanas. A mí me encantaba acabar mi competición en 1,99m y
seguir viendo cómo intentaban récord del mundo. Y siguen estando las mismas
pero ya no lo intentan. Yo me he sabido mantener. En la final estaba para
saltar 2m, pero no lo necesité. Son unos Juegos Olímpicos e independientemente
de la marca, lo que va a quedar escrito es Ruth Beitia, campeona olímpica. Fue
una final nada fácil, con 17 competidoras. En Río hubo muchos tiempos de
espera, muchas casuísticas que impidieron una gran marca. Soy campeona olímpica
y lo valoro tanto por cómo lo he conseguido, a base de trabajo con Ramón
[Torralbo, su entrenador], ese camino de 26 años, desde que me dio la mano a
los 11 para cumplir mis sueños. Y han sido unos sueños compartidos.
P. ¿Se siente tan feliz siendo campeona olímpica como
imaginaba?
R. Fue increíble. Que sonase el himno en el podio solo para
mí... Ese fue un momento de felicidad. Es indescriptible el podio. Estás...
flipando. Ha superado cualquier expectativa.
P. ¿Sigue en la nube?
R. Justo hoy [sábado pasado] es el primer día que me
encuentro mal, con un catarrazo tremendo que no me ha dejado dormir bien. Es el
día en que compruebo que tenía que llegar el bajón. Pero, bueno, he corrido 20
minutos y he estado haciendo ejercicios de técnica de carrera. He empezado a
entrenarme y vuelvo a ser yo. Vuelvo a estar sumida en mi rutina, que es lo que
necesito.
P. Y la eligen reina de Europa
R. Es increíble. Y creo que no es tanto el reconocimiento a
esta temporada porque ha habido muchísimas atletas con el mismo nivel y hasta
con récord del mundo, sino que se ha valorado mi trayectoria, el premio a la
perseverancia. Es un orgullo poder decir que sigo siendo la misma persona que
se entrega a todo el mundo, que intenta ayudar, que colabora, que ha hecho del
deporte su pasión, que se siente privilegiada. Este es el premio más especial.
Soy lo que soy gracias al deporte.
P. ¿Cómo logrará motivarse para seguir compitiendo?
R. He dado con una motivación digamos estúpida. Hablando con
Ramón me dijo que nunca he sido campeona del mundo. ¿Por qué no intentarlo el
año que viene? El Mundial es en Londres, además, en la pista olímpica que me lo
quitó todo en 2012, cuando pensaba que era mi última oportunidad de cumplir mi
sueño.
P. Tendrá ya 38 años años... ¿Hasta cuándo?
R. Día a día, pero no tengo ningún tipo de meta. Ya me
planteé una vez la retirada, y salió muy bien la vuelta. Ahora no me lo voy a
plantear con fecha fija. El día que esté en el sofá y diga, ufff, no me apetece
ir a entrenarme, ese día será el día que diga: “Hasta aquí he llegado”. Y ese
día seguro que ya se acabó.
P. ¿Será el cuerpo más que la cabeza quien la retire,
entonces?
R. Tengo pequeñas carencias físicas que las soluciona la
mente. He llegado a un equilibrio fantástico, maravilloso, me encuentro bien.
Los días que he estado descansando no he engordado ni un gramo, y en los
entrenamientos estoy fenomenal. Ramón me dice que vaya más suave, porque tiene
miedo de que me rompa, y yo le digo que es que voy bien. Es lo que quiero
seguir viviendo. Me gusta vivir el aquí y el ahora. Este es mi momento. No me
gustaría que me resistiese a retirarme. En Daegu ya dije que nunca más en la
grada y eso no quiero que ocurra. Ni una lesión.
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