EFE
Inika McPherson no es una estrella del atletismo pero fue
una de las atletas más fotografiadas del pasado Mundial de Londres por su
singular 'look'. La saltadora de altura estadounidense, novena en la capital
británica, sorprendió a todos por sus pinturas de guerra, más allá de los
numerosos tatuajes que cubren su cuerpo y su clásico peinado al estilo
mohicano. McPherson además tiene que luchar contra los elementos, porque apenas
mide 1,65 metros ,
una estatura muy por debajo de sus rivales habituales (Ruth Beitia mide 1.92 y
Mariya Lasitskene, 1.80, por poner dos ejemplos).
Pues bien, McPherson ha sido noticia esta semana en Estados
Unidos tras revelar que ha sido una de las víctimas del devastador huracán
Harvey.La saltadora, de 31 años, vive y se entrena en Beaumont, Texas, una de
las localidades que salió peor parada al paso de Harvey por el sur de Estados
Unidos.La casa de McPherson y su familia ha quedado seriamente dañada y la
atleta ha perdido buena parte de su material de entrenamiento, por lo que ha
iniciado una campaña de recaudación de fondos a través de AthleteBiz.
McPherson, que tiene una mejor marca de 1.96 (llegó a saltar
dos metros en 2014 pero la marca fue anulada tras dar positivo en un control
antidopaje), explica en la carta de esa campaña que no puede mantener un
trabajo normal por su dedicación al atletismo y no tiene un patrocinador que la
ayude en estos duros momentos."Entiendo que para competir al más alto
nivel hay que hacer sacrificios, algo que he hecho a lo largo de toda mi
carrera, pero con la ayuda de unos pocos creo que puedo reconstruir mi vida y
seguir creciendo como atleta y persona", concluye la estadounidense en su
carta.
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