JUANMA BELLÓN
AS.com
"Claro que me gustaría ser el nuevo rey de la velocidad,
pero hace falta trabajo", decía Christian Coleman, de 21 años y el hombre
mejor posicionado para suceder a Usain Bolt, que la pasada madrugada en Clemson
(EE UU) batió el récord mundial de 60 metros indoor con 6.37, dos centésimas menos
que la plusmarca mundial que Maurice Greene estableciera en Madrid en 1998 con
6.39.
Al contrario que Bolt, que mide 1,96, Coleman,
estadounidense de Atlanta, es un velocista bajito (1,75) y compacto, que galopa
tan fuerte y nervioso como habla. "Gran comienzo a mi temporada, gracias
Dios", tuiteaba después de la competición de Clemson, en la que ya hizo
6.47 en las series con sensación de facilidad. Se vaticinaba algo bueno y, tras
una perfecta salida, llegó el récord que está pendiente de ser ratificado por
la IAAF.
Coleman ya fue la sensación de la temporada pasada cuando
marcó 9.82 en 100 en una competición universitaria de la NCAA. La hizo con 21
años y 3 meses, más veloz que Bolt con esa edad. Se plantó en los Mundiales de
Londres como líder del año y más de 60 carreras a sus espaldas. Y aún así,batió
al Relámpago en semifinales y en la final, donde cazó la plata. Es el único
hombre que ha ganado a Bolt dos veces en 100 en un mismo campeonato.
En este 2018, Coleman que ya es profesional y tiene contrato
con Nike, ha empezado como un avión con este récord que premia al velocista más
explosivo y con más reflejos. En los Mundiales de Birmingham puede ser el gran
foco de un atletismo que busca de manera ansiosa un relevo para Usain Bolt.
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