EL MUNDO.es
Un año atrás, Renaud Lavillenie (Barbezieux-Saint-Hilaire,
Francia, 1986) saltó 6,16
metros en Donetsk con la delicadeza de quien dinamita la Historia y desposeyó al
mito, Sergey Bubka, del récord de salto con pértiga que había retenido durante
más de dos décadas. "Ahora me centro en mantenerme, que no es poco. Quiero
estar los máximos años posibles ganando competiciones y siendo capaz de
superarme", explica a EL MUNDO como principal estrella del Europeo indoor
que empieza hoy (16:40 horas, TDP) en Praga y que le espera con avidez el
sábado (17:00 horas). Menudo y afable, vigente campeón olímpico y europeo,
recuerda unos inicios cercanos -"guardo un gran recuerdo de Barcelona,
allí logré mi primer oro al aire libre [Europeo de 2010]. Fue una liberación
tras algún mal resultado"- y se admite con total confianza.
Y todo empezó imitando a su padre, Gilles, saltando arbustos
en el patio del hogar familiar con un palo de escoba.
[Sonríe ampliamente] Entonces sólo jugaba, apenas sabía lo
que estaba haciendo. En realidad, empecé a entrenar como saltador a los siete
años, ya en el estadio de Cognac, a las órdenes de mi padre. Eso sí, recuerdo
muchas veces aquella diversión infantil, sobre todo los últimos años, cuando
mis amigos y mi hermano [Valentín, también internacional] venían a saltar a la
pista que construí en el jardín de mi casa.
No son pocos los deportistas que empezaron sus carreras a
disgusto, presionados por las ambiciones de sus padres. ¿Es su caso?
No lo creo, no. Durante mi infancia nunca me habló de ser
profesional y menos de conseguir medallas o récords. De hecho, mis primeros
registros no son gran cosa, podemos decir que mi progresión fue tardía, una vez
que ya me había desarrollado físicamente. La pértiga para mí siempre ha sido un
entretenimiento, aunque lleve ya seis años como profesional. La única
motivación era, y aún es, saltar lo máximo posible en cada ocasión.
Traduzca "lo máximo posible" en centímetros.
[Vuelve a la sonrisa] No puedo. Eso es lo interesante. El
récord del mundo indoor de Bubka parecía imposible de batir y el año pasado lo
logré un poco por sorpresa; pensaba que me costaría más tiempo. Había estado
muchas veces por encima de seis metros pero nunca me había acercado a esos
registros, ni siquiera unas pocas semanas antes, cuando me encontraba al 100%.
Al final aprendes que es sólo un salto, que, si estás preparado, todo puede
ocurrir. Entras en trance, todo fluye sin esfuerzo aparente y llega el récord.
Y una vez en la colchoneta, siendo ya propietario de la
plusmarca mundial. ¿Qué sintió?
Incredulidad. Había conseguido superar 6,16 en
entrenamientos, me veía capaz de hacerlo en un pabellón, pero cuando te das
cuenta que ya lo has logrado... Empecé a pensar en los 21 años que habían
pasado desde que Bubka estableció su registro, en todos los saltadores que
habían intentado superarle sin éxito. Era una marca mítica. Tardé un tiempo en
adaptarme mentalmente, me costó bajar de la nube, para aceptar mi nueva condición.
¿Cómo ha influido el ejemplo de Sergey Bubka en su carrera?
Bubka es hoy un modelo para mí, pero no tuvo que ver en mis
inicios. No empecé siguiéndole, de hecho, se retiró cuando yo tenía 14 años y
nunca le llegué a ver saltar en directo. En los últimos años, claro, he
repasado sus actuaciones a través de internet. Creo que somos saltadores
diferentes y no sólo en el apartado técnico, también en el anímico. Muchas
veces asiste a mis competiciones y mantenemos una muy buena relación, le gusta
compartir conmigo sus experiencias.
Bubka aún posee la plusmarca mundial al aire libre, con los 6,14 metros que
estableció en 1994. ¿Batir también ese registro es ahora su mayor objetivo?
No [rotundo]. Los récords siempre me interesan, pero ahora
me estimulan más los campeonatos. Diría que mi mayor objetivo es ganar un
Mundial al aire libre por primera vez, algo que se me resistió en 2009
[bronce], 2011 [bronce] y 2013 [plata], y repetir oro olímpico. El récord al
aire libre sé que voy a batirlo. Mi preparación es buena, casi he saltado este
invierno 6,17 en pista cubierta... Sólo tengo que trabajar bien hasta que
llegue la temporada de verano y encontrarme buenas condiciones en mis
concursos.
¿Asume este Europeo indoor de Praga como un entrenamiento?
Para nada. Quiero mi cuarto título, repetir los éxitos de
Turín 2009, París 2011 y Goteborg 2013, aunque, por supuesto, voy a tratar de
saltar muy alto y, si puedo, intentaré de nuevo el récord.
Es favorito absoluto, ninguno de sus rivales se ha acercado
a sus marcas. ¿Resta eso atractivo a la propia competición o le relaja?
Los errores pueden llegar. En la pértiga nunca sabes qué
puede pasar, incluso si tus marcas son mucho mejores que las de los demás. [El
polaco] Piotr Lisek será mi principal oponente, porque ha superado varias veces
5.80 y hace poco alcanzó los 5.90. Luego habrá otros tres rivales por encima de
5.80 [el polaco Sobera, el ruso Gripich y su hermano Valentin]. No será fácil.
En la época de Bubka e incluso después, alrededor del año
2000, había dos o tres competidores por encima de los seis metros. ¿Por qué
ahora no?
Por lo general, los seis metros son una barrera imponente,
aunque creo que pronto la superarán los jóvenes que vienen. Las reglas también
han cambiado. Ahora, por ejemplo, tenemos menos tiempo para preparar el salto y
los apoyos de la barra son más estrechos. Es un poco más difícil que antes
conseguir grandes registros.
¿Es posible desconectar del atletismo cuando se piensa en
alcanzar máximos?
Para mí, la pértiga no es un trabajo, es una pasión, y
por tanto no necesito desconectar. La adrenalina que siento en la batida es
increíble y, de hecho, cuando no entreno, me gusta buscar sensaciones
parecidas. Por eso soy un amante de los deportes de motor [ha participado dos
veces en Las 24 horas de Le Mans] y de
No hay comentarios:
Publicar un comentario