CONXI MOLLÁ
El País.com
El pasado agosto, Orlando Ortega tuvo que conformarse con un
séptimo puesto en el Mundial de Londres. Dos lesiones le lastraron, forzaron un
cambio técnico a escasos meses de la cita más importante del año y le obligaron
a parar tres semanas en plena preparación para el Mundial. Nadie le hizo sombra
al campeón olímpico y mundial de la prueba, el jamaicano Omar McLeod. Esta
temporada, el padre y entrenador de Orlandito aspira a arrebatarle el
liderazgo. Él y su hijo empiezan la temporada con una doble ilusión: prepararse
en equipo para batir el récord del mundo.
Pregunta. Empiezan esta temporada con una novedad…
Respuesta. Así es. Hemos logrado crear un pequeño grupo de
entrenamiento. Mar Ramírez [atleta promesa de 100 metros vallas,
13,88s, Alcorcón, 2017] y Omar Cisneros [400 metros vallas, atleta cubano
sénior del Playas Castellón, 47,93, Moscú, 2013] han empezado ya a prepararse
con Orlando en Madrid.
P. ¿Y cómo está resultando el cambio?
R. Hay muy buen ambiente. Omar y Orlando se conocen desde
que empezaron en la selección nacional cubana [en 2006. Omar hacía 400 metros vallas y
lisos y Orlando 110 y 400
metros vallas] y tienen mucha amistad. No hacen la misma
prueba pero se comparten algunas partes del entrenamiento. Nos movemos siempre:
al gimnasio en la Blume, cuestas en el campo… Y Mar sí hace 100 metros vallas.
Ahora, estamos menos aislados y los atletas se benefician de tener más
competencia entre ellos.
P. ¿Cómo surgió esta iniciativa?
R. Fue durante el mitin de Madrid en 2017. Vi a Mar con
condiciones para trabajar y le dije: “¿por qué no te vienes con nosotros?” Lo
tuvo que pensar mucho porque implicaba dejar a su entrenador de toda la vida,
pero finalmente aceptó. Y ahora se ha incorporado Omar. Siempre hemos dicho que
nosotros tenemos las puertas abiertas y que todo el que quiera acercarse a
nosotros es bienvenido. Vinimos con la idea de ayudar y queremos fomentar los
resultados que están obteniendo las vallas en España. Hay talento y se está
trabajando bien. Queremos apoyar ese movimiento.
P. ¿Y ya hay perspectivas de ampliar el grupo?
R. Yo espero que sí. Lo estamos intentando aunque, de
momento, parece difícil. No sé si tal vez sea porque haya un cierto temor a
cambiar la forma de entrenar. Los métodos de entrenamiento entre Cuba y España
son diferentes. España sigue más la escuela de Italia o de Francia, que tiene
grandes vallistas, mientras que Cuba sigue el método de Rusia, es el de la
escuela cubana de vallas con Santiago Antúnez. Ambos métodos –el de España y el
de Cuba– trabajan mucho sobre la técnica, lo que cambia es el enfoque de cómo
preparar al atleta.
P. ¿Los ciclos y las cargas de entrenamiento?
R. Exacto.
P. A pocos meses del Mundial de Londres del pasado agosto
hicieron un cambio técnico en la salida: ocho pasos en lugar de siete hasta la
primera valla para llegar más rápido y fluido al ecuador de la prueba. ¿Van a
mantener este cambio?
R. Todo dependerá de cómo esté mi hijo. Lo de los ocho pasos
no es definitivo, ni el resultado depende tampoco de si salimos con siete o con
ocho. A esto se le dio una importancia desproporcionada. Uno sale con siete
pasos cuando está al cien por cien de potencia. Orlando arrastraba una lesión
en la rodilla y eso nos obligó a buscar una alternativa [al trabajo de
potencia] para resolver la situación. Además, tuvo otra lesión en la pierna
[una ruptura en los isquiotibiales] que lo obligó a parar tres semanas. Tuvimos
que hacer virguerías para poder estar en el Mundial…
P. ¿Y cómo está ahora su hijo de la rodilla y la pierna?
R. Él está bien y con muchas ganas. Lo de la rodilla es una
lesión que arrastra desde hace años y que fue mal atendida. Vamos a intentar
fortalecer la parte interior de la pierna, los cuádriceps, para tirar menos de
la articulación.
P. Dice que Orlando está motivado…
R. Lo mejor que nos pasó fue que terminara corriendo como
corrió en la Diamond League. Quedó en segundo lugar y eso le dio confianza,
terminó la temporada bien activo y con muchas ganas.
P. ¿Qué objetivos se han marcado para esta temporada?
R. Vamos a buscar el récord mundial. Queremos estar entre
los tres mejores de todos los tiempos y, en este momento, eso significa correr
por debajo de los 12,90s. Además, para estar entre los mejores hay que buscar
también la regularidad. Omar McLeod fue muy regular este año y Serguéi
Shubenkov regresó muy fuerte a la competición. Nosotros queremos estabilizar
las marcas en torno a los 13,05s y a partir de ahí bajar. Orlando ya ha corrido
en 12,94s [su mejor marca, conseguida el 2015 en París]. Hay que pensar en
grande. Ya tenemos la plata en Río, si no batimos el récord mundial, por lo
menos, acercarse. Muchos grandes vallistas han obtenido sus mejores resultados
a partir de los 30 años. Nosotros no queremos apurar a los 30, queremos hacerlo
ahora aprovechando la juventud de Orlando. El récord mundial puede parecer una
locura, pero es una ambición sana.
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