ENRIQUE MELLADO
Marca.com
En
sólo siete meses, Dani Mateo ha conseguido hacer la transición de la pista al
asfalto con un resultado más que brillante. Ayer, en el primer maratón de su
vida, finalizaba noveno en Rotterdam con una marca de 2h10:53. El atleta
soriano acreditó con este tiempo la mínima para el Mundial de Doha de este 2019
(2h12:15) y para los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020 (2h11:30). Dani tenía la
espinita clavada de no haber podido acudir a una cita olímpica. Desde ayer ya
tiene en el bolsillo el requisito indispensable para estar en Japón. Atrás
queda su 12ª posición en los 10.000 metros del Europeo de Berlín de 2018.El
deportista, de 29 años, debutaba en la distancia de Filípides con el objetivo
de la marca mundialista y olímpica. "Lo buscaba y no me ha importado decirlo
aunque eso significara ponerme presión. Mi entrenador Enrique Pascual -que lo
fuera de Abel Antón y Fermín Cacho-, era más cauto pero ahora reconoce que lo
esperaba". El soriano asegura que el paso de la pista al maratón "ha
sido duro, la preparación fue criminal. Empecé en septiembre y desde enero fue
un trabajo más específico".
Nunca
había hecho más de 33 kmEl plan al maratoniano le salió a la perfección, aunque
"las liebres estuvieron muy mal porque se retiraron en el kilómetro 23,
cuando debía ser en el 30, y desde ese momento iba solo. Por suerte en ese
punto estaba Enrique y me dijo que tirase sin bajar el ritmo. Nunca había hecho
más de 33 km, y en ese tramo se me hizo de noche, me dolían las piernas",
narraba Mateo.
"Mucho
ánimo, tranquilo que es muy largo", rezaba el mensaje de WhatsApp enviado
por el bicampeón mundial de maratón, Abel Antón, a su paisano ayer por la mañana.
"Me acordé de ese mensaje en el kilómetro 23 cuando me quedé sin
liebre", comenta Mateo, que sin embargo se resigna y bromea cuando habla
de los dos mitos del atletismo español: "No tengo ni un récord de Soria
porque los tienen Cacho y Antón, pero gracias a ellos hay una cultura de
atletismo allí".
Su
granja, el futuroDani, que estudió TAFAD y magisterio, compagina su actividad
deportiva la con una granja, pensando en el momento en que el atletismo se
acabe: "En mi familia ya había una granja y compré una junto con mi
hermano. Si no fuera por él no estaría en Rotterdam o no habría granja. Gracias
a él y a otros trabajadores yo puedo entrenar, pero esta semana por ejemplo he
recibido 50 llamadas de temas agrícolas. Estoy sobre todo en temas de gestión,
pero me como cualquier marrón", indica Dani.
El
atleta añade que esta "preparación me ha costado dinero, para poder
entrenar tengo que pagar a otros". También comenta que ahora "como
mucho más cerdo que antes porque a mis cochinos los cuido bien; antes no salía
apenas del jamón". Además de su granja, "que no me la puso mi padre
sino que la compré yo", aclara, también contribuye en la explotación
familiar y prestan servicio a otros granjeros que lo requieren cuando ellos no
pueden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario