lunes, 8 de abril de 2019

DANI MATEO, UN GRANJERO CON MÍNIMA OLÍMPICA DE MARATÓN


ENRIQUE MELLADO
Marca.com

En sólo siete meses, Dani Mateo ha conseguido hacer la transición de la pista al asfalto con un resultado más que brillante. Ayer, en el primer maratón de su vida, finalizaba noveno en Rotterdam con una marca de 2h10:53. El atleta soriano acreditó con este tiempo la mínima para el Mundial de Doha de este 2019 (2h12:15) y para los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020 (2h11:30). Dani tenía la espinita clavada de no haber podido acudir a una cita olímpica. Desde ayer ya tiene en el bolsillo el requisito indispensable para estar en Japón. Atrás queda su 12ª posición en los 10.000 metros del Europeo de Berlín de 2018.El deportista, de 29 años, debutaba en la distancia de Filípides con el objetivo de la marca mundialista y olímpica. "Lo buscaba y no me ha importado decirlo aunque eso significara ponerme presión. Mi entrenador Enrique Pascual -que lo fuera de Abel Antón y Fermín Cacho-, era más cauto pero ahora reconoce que lo esperaba". El soriano asegura que el paso de la pista al maratón "ha sido duro, la preparación fue criminal. Empecé en septiembre y desde enero fue un trabajo más específico".
Nunca había hecho más de 33 kmEl plan al maratoniano le salió a la perfección, aunque "las liebres estuvieron muy mal porque se retiraron en el kilómetro 23, cuando debía ser en el 30, y desde ese momento iba solo. Por suerte en ese punto estaba Enrique y me dijo que tirase sin bajar el ritmo. Nunca había hecho más de 33 km, y en ese tramo se me hizo de noche, me dolían las piernas", narraba Mateo.
"Mucho ánimo, tranquilo que es muy largo", rezaba el mensaje de WhatsApp enviado por el bicampeón mundial de maratón, Abel Antón, a su paisano ayer por la mañana. "Me acordé de ese mensaje en el kilómetro 23 cuando me quedé sin liebre", comenta Mateo, que sin embargo se resigna y bromea cuando habla de los dos mitos del atletismo español: "No tengo ni un récord de Soria porque los tienen Cacho y Antón, pero gracias a ellos hay una cultura de atletismo allí".
Su granja, el futuroDani, que estudió TAFAD y magisterio, compagina su actividad deportiva la con una granja, pensando en el momento en que el atletismo se acabe: "En mi familia ya había una granja y compré una junto con mi hermano. Si no fuera por él no estaría en Rotterdam o no habría granja. Gracias a él y a otros trabajadores yo puedo entrenar, pero esta semana por ejemplo he recibido 50 llamadas de temas agrícolas. Estoy sobre todo en temas de gestión, pero me como cualquier marrón", indica Dani.
El atleta añade que esta "preparación me ha costado dinero, para poder entrenar tengo que pagar a otros". También comenta que ahora "como mucho más cerdo que antes porque a mis cochinos los cuido bien; antes no salía apenas del jamón". Además de su granja, "que no me la puso mi padre sino que la compré yo", aclara, también contribuye en la explotación familiar y prestan servicio a otros granjeros que lo requieren cuando ellos no pueden.

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