CARLOS
ARRIBAS
El
País.com
Mutaz
Essa Barshim (Doha, Qatar, 24 de junio de 1991) acababa de cumplir 27 años el
día que conoció el valor absoluto, máximo, del atletismo concebido como una
lucha personal contra cualquier límite. Intentando superar 2,46m, lo que nadie
ha conseguido nunca, el mejor saltador de altura del siglo se rompió el
tobillo. Fue el tercer intento, ajustadísimo de un concurso disputado el 2 de
julio de 2018 en Alba Regia (Hungría). Barshim es un junco, una pluma de 70
kilos y 1,92m. Se operó, se recuperó lo justo para ganar un Mundial y el día
más lluvioso de todo el otoño madrileño aterrizó en la capital, donde el martes
será galardonado por el Diario AS en su gala del deporte. Le acompañará en la
fiesta el cubano Javier Sotomayor, quien dejó en 1993 el récord del mundo en
2,45m. “Me gusta la lluvia. Para mí este tiempo es perfecto, siempre que no
tenga que saltar, jeje”, dice el qatarí, cuya mejor marca, 2,43m, data de 2014.
“Nunca había estado antes en Madrid, no. De hecho, nunca había estado antes en
España”.
Pregunta.
Creo que nunca hubo una persona más feliz que usted, el 4 de octubre pasado, en
el estadio Khalifa, de Doha después de saltar 2,37m y ganar el Mundial…
Respuesta.
Fue alucinante, fue como dicen que es la historia, muy grande, muy grande, más
de 40.000 personas empujando. Eran los Mundiales, en mi casa, en mi país, y mi
gente había venido. Tenía que darles un buen espectáculo. Era muy, muy
importante ganar ese título mundial. Fue mi primera gran competición después de
la lesión. Antes del Mundial no estaba al 100%. La lesión había sido muy grave
y psicológicamente estaba un poco bajo, pero cuando vi tanto público jaleándome
me olvidé de todo, me olvidé de la lesión, del dolor, estaba preparado para
morir ese día. Estaba 100% pensando ‘no me importan las consecuencias, hoy lo
tengo que dar todo’. Y toda la gente que vino a verme, ellos son los verdaderos
campeones, no yo.
P.
¿Ve como algo simbólico que se lesionara intentando batir el récord intocable?
R.
Creo que todo sucede por alguna razón. Cuando intenté saltar los 2.46m, ningún
humano lo había conseguido jamás, así que no podía dar solo el 60%, o el 80%, o
el 100%. No, tenía que dar el 200%, el 300%. Así que cuando iba corriendo sabía
que me estaba arriesgando, era un intento muy peligroso. Estoy seguro de esto,
pero es mi decisión, es mi trabajo. Cuando empecé a entrenar para ser saltador
de altura sabía que tenía una responsabilidad, que tenía que tomar decisiones
con mucho riesgo. Así que da pena que fuera justo allí, fue un momento muy
extraño emocionalmente. Porque me sentía muy bien, y era solo julio, y estaba
muy contento de estar así para la temporada, pensaba que si todo iba bien
podría intentar batir el récord mundial. Y aquel intento estuvo muy cerca, pero
en el deporte no siempre pasa lo que uno quiere, y cinco minutos después no
podía andar.
P.
¿Hay algo que le pueda preocupar más a un saltador que su tobillo?
R.
Los saltadores de altura solo tenemos nuestro cuerpo y las piernas son el
motor. Fue muy duro romperme los ligamentos del tobillo [el izquierdo, el del
pie de impulso]. Nunca dudé, nunca llegué a pensar que fuera el fin de mi
carrera, pero siempre queda una incógnita, ¿volveré a saltar de nuevo al máximo
nivel? Cuando me lesioné había saltado 2,40m, e intentaba 2,46m, el récord del
mundo, estaba en el top, era el líder mundial... Este es el tipo de preguntas
que siempre me acompañarán, estas dudas, si será posible o no, y me cuestiono a
mí mismo, y el doctor dice, ok, no podrás volver a andar en dos meses, ni hacer
nada hasta dentro de cuatro meses... Este tipo de cosas.
P.
¿Después de la operación, aún duda? ¿Está igual de fuerte que antes su tobillo,
su tendón de Aquiles tan flexible?
R.
En el Mundial me sorprendió que estuvieran fuertes como para saltar 2.37m, no
me lo esperaba. Pero necesitan un tiempo. Ahora están bien, sanos, recuperados.
No sé si igual que antes, no estoy seguro, porque una vez que se rompen, no
pueden volver a estar igual. No están al 100%, pero no necesito que lo estén
para saltar tan alto.
P.
¿Es importante para crecer tanto contar con un rival como Bondarenko, del mismo
nivel?
R.
En los tiempos de Sotomayor estaba también Patrick Sjoeberg, que saltaba 2,40m…
entonces se saltaba mucho, pero después llegó un gran vacío y la gente dejó de
creer, y pensaba que nadie podría volver a saltar tanto. Pero en 2013 [tenía 21
años] salté 2,40m y la gente volvió a creer, sí, es posible. Y Bondarenko y yo
lo saltamos, 2,40m, en casi todas las competiciones. 40, 41, 42, 43... Y lo
hacíamos sin pensar que saltábamos tanto. Lo único en lo que pensábamos era en
ganar, yo quería ganar, él quería ganar...bang, bang, bang... Él me ayudaba, yo
le ayudaba. Es muy importante tener ese tipo de rivalidad. Para mí es mejor
saltar 2,40m aun no ganando que ganar saltando 2,32 o 2,30m. Eso no me motiva.
Busco siempre algo grande, aunque quede quinto con ese salto, pero si es de
2,40m, soy feliz.
P.
Todos los que han saltado 2,40m esta década se han lesionado, usted,
Bondarenko, Drouin, Protsenko...
R.
No es fácil saltar 2,40m varias veces al año. Para el cuerpo es muy, muy duro.
Estar sano y saltar tanto es casi imposible. Es muy triste que Bondarenko no se
haya recuperado aún, claro que me va a afectar, a no ser que llegue alguien que
me presione como él. Siempre intento en todas las competiciones ganar, y no
solo ganar, saltar lo más alto que pueda... La rivalidad siempre lo hace más
fácil.
P.
¿Es tanta la presión a la que se somete al cuerpo que las lesiones son
inevitables?
R.
Son duras algunas partes del salto, no todas, pero se necesita saltar fuerte
para rendir. Creo que se trata de ser inteligente. Yo y Bondarenko y algunos
más somos más listos ahora. Cuando era joven era estúpido. Saltaba en dos o
tres competiciones todas las semanas. En un mes competía a lo mejor veinte
veces y varias por encima de 2,35m, 2,40m, 2,42m. Y sin pensar, porque a lo
mejor era más joven y me recuperaba mejor. Pero ahora tengo que ser más listo y
tengo que escuchar a mi cuerpo. Si me duele algo tengo que ir con calma y no
competir esa semana. Porque lo he ganado todo, he ganado todas las
competiciones que necesito. Ahora, para completar el currículum, solo me quedan
dos objetivos: de medallas olímpicas tengo bronce y plata, así que me falta el
oro, y luego el récord del mundo y ya está. Así que tengo que pensar bien y
centrarme solo en las grandes competiciones, las grandes cosas.
P.
Parece obvio que después del bronce y la plata olímpicos tiene que venir el oro
en Tokio, ¿lo ve así de claro?
R.
Lo sé, eso sería lo normal, ir para arriba, si todo va bien. Pero son los
Juegos Olímpicos, sé que va a ser muy difícil, hay muchos saltadores muy buenos
que se están entrenando ya, y no va a ser fácil. Pero sé de lo que soy capaz e
intentaré hacerlo lo mejor posible. La semana que viene empiezo a prepararme y
haré todo lo que pueda. Espero poder dar a mi país su primer oro.
P.
Psicológicamente, después de la lesión, ¿sigue sintiendo la llamada de batir el
récord del mundo?
R.
Siempre he sido así, nunca he tenido un solo objetivo, el récord del mundo. Me
gusta mirar a toda mi trayectoria. Cuando me retire quiero haber conseguido
todo lo que sea posible: récord del mundo, récord de competición o récord
olímpico, medallas, lo que sea. Para poder decir que he hecho todo lo que he
podido. Y claro que sí, sigo saltando, así que sigue siendo uno de mis
objetivos batir el récord del mundo.
P.
¿Le parecería la suya una trayectoria incompleta si no lo lograra batir?
R.
No, no lo creo. Porque el récord del mundo es solo una cosa, y una cosa no
determina toda mi trayectoria. Creo que aunque me retirara hoy estaría muy
contento con lo que he conseguido. Estoy muy agradecido de todo lo que he
logrado, y creo que no se puede hablar del salto de altura sin mencionar algunos
de mis saltos. Así que no creo que un solo récord, una sola competición, o una
sola medalla vayan a determinar todo lo que he hecho. Pero de todas formas,
siempre intento mejorarme. Y mirando al futuro, están el récord mundial y el
oro olímpico. Creo que voy a lograr grandes cosas.