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Jesús
Ángel García Bragado recibirá el hoy 2 de diciembre en la Ciudad de la Raqueta
de Madrid el Premio María de Villota en su categoría de Hazaña Deportiva. Jesús
García Bragado logró en los pasados Mundiales de Atletismo, celebrados en Doha,
su clasificación para disputar por octava vez unos Juegos Olímpicos. García
Bragado fue campeón del Mundo de 50 km Marcha en los mundiales celebrados en
Sttutgart en el año 1993 y más de un cuarto de siglo después, sigue al más alto
nivel.
¿Qué
supone para usted el recibir un galardón como es el Premio María de Villota en
el apartado de Hazaña Deportiva?
Es
un honor. A María de Villota la conocí personalmente hace mucho tiempo en el
Consejo Superior de Deportes. Era un encanto de persona, igual que su familia.
María nos dio a todos una lección de vida. Además, fue una pionera en un
deporte como la Fórmula 1. Es un claro ejemplo para todos. Me hace una gran
ilusión este premio.
Después
de tres décadas al más alto nivel, ¿con qué perspectiva ve su carrera?
Cuando
empecé a competir, era el siglo pasado, y ya estamos bien metidos en el siglo
XXI. Todo ha cambiado mucho. Ahora, por ejemplo, hay muchos más países
compitiendo y eso ha incrementado el número de participantes. El atletismo ha
cambiado en la misma medida que lo ha hecho el mundo. En el año 92, aún existía
la CEI, que era la heredera de la Unión Soviética, y ahora hay grandes
potencias que en aquella época no tenían tanto nivel, como China o varios países
sudamericanos. Otro cambio muy relevante es que cada vez se celebran más
competiciones internacionales fuera de Europa, que ha dejado de ser el centro
del atletismo. Todos los países han encontrado en la política deportiva una
gran herramienta de promoción. El deporte se ha globalizado y las medallas se
reparten entre más países.
Y
la forma de entrenar y afrontar las competiciones desde el lado del atleta, ¿Ha
cambiado mucho desde que comenzó a competir?
También
ha cambiado mucho. Si en el año 92 hubiera sabido lo que sé ahora, otro gallo
me hubiera cantado. En estos años, hemos entendido mejor conceptos como la
fisiología del cuerpo en las carreras de resistencia...Por ejemplo, antes se
entrenaba demasiado y, además, mal. Ahora los entrenamientos son más eficaces.
Lo importante no es estar en el puesto del trabajo todo el día, sino trabajar
sabiendo cuándo hay que hacerlo más o cuándo menos.
También
ha cambiado el atletismo en todo lo que no es competición propiamente dicha. El
'envoltorio' de una competición es ahora muy potente....
Es
increíble. Hay que ver todo lo que se monta en un mitin o por ejemplo cómo ha
sido desde el punto de vista tecnológico el Mundial de Doha. Para el espectador
es sorprendente. Ahora mismo, todas las competiciones se han convertido en un
gran espectáculo. La idea es atraer al espectador. Hay que competir con otros
deportes.
¿Con
qué se queda de su carrera?
Me
quedo con la trayectoria. Pero si tengo que elegir algo, sería con el oro de
Sttutgart y también con la medalla de Berlín, pero si no hablamos de medallas,
me quedo con el recibimiento que los deportistas me hicieron en la Villa
Olímpica. Aquel pasillo de mis compañeros fue toda una experiencia. Fue algo
espontáneo. Me sentí halagado y honrado a la vez.
A
un atleta que está empezando en la marcha, ¿qué consejos le daría? Tiene que
tener capacidad de entrenar, superarse y esforzarse. También tiene que entender
la técnica y la motricidad de la marcha. Tiene que ser una atleta con mucha
coordinación y capacidad de resistencia.
¿Son
ustedes los marchadores una 'rara avis' dentro del atletismo?
Siempre
ha sido la especialidad más diferente. Hemos evolucionado a mejor. Ahora
tenemos más reconocimiento, pero es una disciplina que exige mucho tiempo y
dedicación.
¿Son
los marchadores especialistas en el sufrimiento?
Está
claro que hay que tener capacidad de sufrir. La marcha es un deporte agonístico
que requiere mucho esfuerzo y superación personal. Hay que estar dispuesto a
pasar un mal rato. Ahí está, en parte, la satisfacción de poder con tu propio
esfuerzo, mejorar tus marcas...esa es la esencia del atletismo.
En
Tokio disputará sus octavos Juegos Olímpicos. ¿Será su última gran competición?
Mi
decisión personal es poner punto y final a mi carrera deportiva en los Juegos
Olímpicos. Y así lo afrontaré. Será la última vez que me ponga un dorsal.
¿Cómo
será el día después tras tantos años dedicado al atletismo?
Seguiré
dedicado al atletismo dentro del mundo del entrenamiento. Proyectos no me van a
faltar para seguir dedicándome a esto. Además, quiero dedicar más tiempo a mi
profesión de podólogo.
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