TOMÁS
CAMPOS
Marca.com
Acaba el Mundial de Oregón y toca repasar las virtudes y defectos de un campeonato que, a nivel deportivo, pasará sobre todo a la historia por el impresionante récord mundial de Sydney McLaughlin en los 400 vallas. Sin embargo, hay muchas otras cosas que entran en consideración cuando hay que valorar hasta qué punto un Mundial ha sido o no un éxito. Para empezar, cabe recordar que este campeonato nació con polémica, porque Eugene había perdido con Doha la organización del Mundial de 2019 y el fallecido ex presidente de World Athletics (WA) -entonces IAAF-, el senagalés Lamine Diack -condenado por corrupción en Francia-, decidió conceder a dedo la siguiente edición -prevista inicialmente para 2021- a la pequeña localidad de Oregón. Aquello generó un pequeño escándalo en abril de 2015 porque la ciudad sueca de Goteborg también aspiraba a ese Mundial y ni siquiera tuvo la opción de que se valorara su propuesta siguiendo el habitual proceso de licitación. Siete años después, en WA admiten de forma soterrada que Eugene, una ciudad de menos de 200.000 habitantes, no reúne las condiciones necesarias para organizar un Mundial de atletismo respetando los estándares de calidad de la nueva dirección que encabeza Sebastian Coe. La capacidad hotelera de Eugene es a todas luces insuficiente y los precios se dispararon hasta alcanzar los 8.000 euros por una noche de hotel durante la celebración del evento. Ante esta tesitura, medios acreditados han optado por alojarse en localidades como Salem, a más de 100 kilómetros, donde la locura de los precios se ha amortiguado. La mayoría de los atletas se ha alojado en el campus de la Universidad de Oregón, a pocos metros del estadio, por lo que muchos están encantados de haber disfrutado de una especie de 'minivilla olímpica' en la que todo era cómodo y accesible aunque algunos otros han puesto el dedo en la llaga y han criticado el estado de las habitaciones. Un caso sonado ha sido el del cuatrocentista belga Kevin Borlée, que habló de "condiciones indignas para deportistas de élite y falta de respeto". Este periodista optó por una habitación en el mismo campus, al lado de los atletas, en la que compartió duchas y aseos con otras nueve personas. Y todo ello por el 'módico' precio de 176 euros la noche en el alojamiento más barato ofrecido por WA a los medios acreditados. Para colmo, el equipo estadounidense, que jugaba en casa, ha estado en todo momento alojado en un hotel con mejores condiciones, lo que ha soliviantado a más de uno por un trato de favor injustificable en un campeonato de estas características. Es más, tenían una grada reservada para ellos mientras los demás debían repartirse por la zona más 'barata', donde el sol campaba a sus anchas durante buena parte de la jornada vespertina. Eugene, una ciudad muy ligada a la marca Nike y que es la gran capital del atletismo en Estados Unidos, tiene unas instalaciones inmejorables y eso merece ser resaltado pero en WA tampoco niegan que el coqueto Hayward Field, con sus 13.000 localidades -que pueden llegar a las 30.000 gracias a las gradas supletorias-, no parece el escenario adecuado para un Campeonato del Mundo. A todo eso se añade que las gradas no se han llenado nunca, entre otras cosas porque en algunas sesiones la entrada más barata costaba 85 dólares, llegando la más cara, justo sobre la misma línea de meta, a los 1.550 dólares. Lógicamente esto, unido al precio de los alojamientos, ha limitado enormemente la presencia de aficionados de otros países más allá de la vecina Canadá. Un buen ejemplo es la tradicional marea amarilla que sigue a los atletas jamaicanos, que esta vez ha tenido una presencia testimonial. Coe admitió el domingo en una rueda de prensa multitudinaria que el campeonato no ha tenido el seguimiento esperado en Estados Unidos porque "es un mercado abarrotado y complicado. Es un hueso duro de roer y este Mundial no lo hemos promocionado como hubiéramos debido". "Con el asunto de la sostenibilidad, aquí se han ahorrado un montón de pasta". La frase es de una persona ligada a WA y hace alusión, entre otras cosas, a la calidad del podio, más propia de un campeonato regional que de todo un Mundial. Las ceremonias de entrega de medallas, que se han realizado con la jornada finalizada y en un ambiente desangelado, tampoco han ayudado a crear un espectáculo inolvidable como el de Londres 2017. Eso sí, comparado con Doha 2019 esto ha sido el paraíso...
Las visas, el gran escándalo del Mundial
"No hay consuelo si estás en ese 1% de personas que, por la razón que sea, no ha logrado llegar a Eugene para competir". La frase es de Coe, durante un encuentro con la prensa española, y hace referencia a los atletas a los que Estados Unidos denegó la visa para entrar en el país. En su inmensa mayoría procedían de África, Oriente Medio e incluso Sudamérica y aunque algunos casos llegaron a solucionarse, otros cuantos se quedaron en tierra sin poder competir. Llamativo fue el caso del keniano Ferdinand Omanyala, plusmarquista africano de los 100 metros, que llegó a Eugene apenas unas horas antes de las series de su prueba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario