miércoles, 21 de octubre de 2009

Un ex ministro chino dice que Rogge hizo un pacto secreto con Pekín 2008


BILL SMITH (DPA)


Diez días después de su reelección como presidente del CIO, Jacques Rogge se enfrenta a las comprometedoras revelaciones del ex ministro chino de Deportes Yuan Weimin, que afirma que el belga hizo un pacto secreto con Pekín 2008 para asegurarse el puesto de jefe del olimpismo.
Según revela Yuan en un libro, Rogge se procuró votos para su elección como presidente en 2001 haciendo un trabajo de 'lobby' a favor de la candidatura olímpica de la capital china.
El Comité Olímpico Internacional (CIO) desmintió enérgicamente las palabras del ex ministro, publicadas el domingo por 'The Sunday Times' tras extraerlas del libro 'Yuan Weimin and the winds and clouds of the world of sports' (Yuan Weimin y los vientos y nubes del mundo del deporte).
Según el político, Rogge, entonces presidente de la Asociación de Comités Olímpicos Europeos, se comprometió en un pacto secreto con el gobierno chino a lograr votos de miembros europeos del CIO para la candidatura de Pekín 2008 a cambio del apoyo del gigante asiático a su ambición de ser presidente.
"No teníamos ningún contrato escrito con Rogge, pero sí un acuerdo privado", dijo en el libro Weimin, que asegura que meses antes de la elección estuvo en una reunión con el belga a la que también asistió el alcalde de Pekín, Liu Qi, más tarde jefe del comité organizador de los Juegos.
"Al alcalde Liu Qi también le dijo que apoyaba completamente la candidatura de Pekín", contó Yuan. "Pero pidió a China que entendiera que no podía expresarlo abiertamente porque era presidente de los comités europeos y París y Estambul estaban los dos en Europa".
Además de esas dos ciudades, Toronto también compitió con Pekín por los Juegos de 2008. Yuan, ministro de Deportes de 2000 a 2004, asegura que al belga se le garantizaron los tres votos chinos del CIO y la movilización en su favor de los "amigos" de China.
Por eso el político acusa a un miembro chino del CIO de dejar en una situación "incómoda" a los funcionarios del país cuando decidió salirse de la línea marcada y apoyar al surcoreano Un Yong Kim, rival de Rogge.
Yuan no lo nombra, pero los medios oficiales chinos lo identificaron como He Zhenliang, ex vicepresidente y actual miembro del CIO, que a través de la organización estatal que dirige pidió a la editorial del libro que suspenda su venta por contener "hechos distorsionados".
Mientras tanto, el CIO respondió a las revelaciones asegurando que "Jacques Rogge fue elegido con una gran mayoría como presidente". "Como candidato construyó su campaña sobre un fuerte programa que fue alabado por muchos miembros del CIO. Toda insinuación de que hubo tratos es absolutamente falsa", aseguró a DPA el organismo.
Los Juegos Olímpicos de 2008 se le concedieron a Pekín el 13 de julio de 2001. Tres días después, Rogge fue elegido para suceder al español Juan Antonio Samaranch al frente del organismo al imponerse en segunda vuelta claramente con una mayoría absoluta de 59 votos a Un Yong Kim (23), al canadiense Richard Pound (22) y al húngaro Pal Schmitt (6).
"No puedo imaginarme que hubiera un trato, porque no corresponde ni a la personalidad de Jacques Rogge ni a la situación de entonces", comentó el alemán Thomas Bach, vicepresidente del CIO.
También el australiano Kevan Gosper, miembro de alto nivel del organismo, defendió a su jefe. "Esto no tiene sentido. No tenía que hacer ningún trato con Yuan, eso no se corresponde con la verdad", opinó Gosper, para quien Rogge era el claro favorito en la elección.
El presidente del CIO repitió en varias ocasiones antes de los Juegos de Pekín de 2008 que el evento era "un hito significativo en el remarcable cambio de China".
En su empeño por transformar y abrir el país más poblado del mundo, el CIO se arriesgó incluso a sufrir daños en su imagen. Tras los incidentes previos a los Juegos -con ataques a la antorcha, protestas por la política china de derechos humanos y denuncias de censura en Internet-, Rogge tuvo también que aguantar duras críticas durante las competiciones por su actitud componedora ante las autoridades chinas.
En la ceremonia de clausura, Rogge no calificó los Juegos como los mejores de la historia, sino que prefirió la fórmula "verdaderamente excepcionales".

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