martes, 11 de mayo de 2010

El ex médico del Kelme acusado de dopaje trataba a profesionales y amateurs



A. RALLO | VALENCIA.

El levantamiento del secreto de sumario de la operación Grial, contra una red de dopaje que operaba desde la Comunitat, ha dejado al descubierto cómo actuaba el grupo. El ex médico peruano del Kelme Walter Virú, presunto cabecilla de la organización, trataba tanto a deportistas profesionales como amateurs o aficionados.
Pero el procedimiento a seguir era diferente. Así, en el caso de los de más alto nivel se encargaba él de prescribirles la medicación a través de la farmacia de un familiar, que se encuentra en la localidad de Montserrat, según fuentes judiciales. En el caso del resto, Virú hacía de intermediario y facilitaba contactos de personas que les pudieran facilitar la mercancía.
El conocido médico, que no es la primera vez al que las Fuerzas de Seguridad le siguen de cerca, contaba con una clínica en la calle Linares de Valencia. Su mujer también fue detenida en el transcurso de la operación, ya que trabajaba como ayudante.
La investigación, en principio, sólo recoge los tratamientos a través de diferentes productos. No obstante, en algunas conversaciones también se comentan los beneficios de oxigenar la sangre. Pero, según las fuentes consultadas, no se recoge expresamente que se realizaran transfusiones de sangre.
El juzgado de primera instancia e instrucción número 14 de Valencia ha levantado recientemente el secreto de sumario después de que prestaran declaración una decena de los 13 imputados en la operación.
El resto o lo hizo ayer o lo hará en las próximas horas. Al respecto, el magistrado que instruye la causa había dictado varios exhortos a juzgados de Paterna, Murcia y Granada, donde acudirán estos tres implicados. Al parecer, dos mujeres y un hombre son los únicos que faltan por dar su versión de los hechos ante los juzgados.
En la investigación apareció el nombre de algunos destacados deportistas. Ese fue el caso Paquillo Fernández, que logró la plata en las Olimpiadas de 2004 en la prueba de 20 kilómetros marcha. En el registro de su domicilio se halló EPO. También se vio involucrado el atleta paralímpico Javier Otxoa.
Consulta en Valencia
Otxoa negó su participación en la red de dopaje el pasado año. El ciclista reconoció que sí había estado en la consulta del especialista peruano -lo conocía de su etapa al frente del equipo valenciano- «para realizar unas pruebas de esfuerzo».
El Código Penal establece penas de prisión de seis meses a dos años para quienes «prescriban, proporcionen, dispensen, suministren, administren, ofrezcan o faciliten» sustancias de este tipo. Pero excluye el consumo como delito.
La investigación de esta red de dopaje comenzó en verano de 2009, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de un grupo dedicado al suministro de sustancias ilegales para aumentar el rendimiento de los deportistas. Durante los registros domiciliarios que se llevaron a cabo, los agentes se incautaron de miles de dosis de EPO, la hormona del crecimiento. Además, también había otros medicamentos que se utilizaban para 'esconder' en los análisis de sangre las sustancias prohibidas.
Otras informaciones publicadas apuntaban que, entre la documentación intervenida a Virú, existían datos que comprometían al ciclista español Alejandro Valverde, vinculado a la Operación Puerto, otra trama de dopaje detectada con anterioridad. El ciclista fue sancionado con dos años sin poder competir en Italia.

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