jueves, 25 de noviembre de 2010
Bronce bajo sospecha
AMAYA IRÍBAR
José Luis Blanco fue una de las buenas noticias de los Europeos de atletismo de Barcelona el pasado verano. Con 34 años cumplidos, el atleta catalán logró el bronce en 3.000m obstáculos, una de las ocho medallas del atletismo español, y lo celebró de forma excesiva, casi melodramática, un poco como es él. Ayer, casi cuatro meses después, el diario Sport adelantó que a Blanco se le ha abierto un expediente por presunto dopaje con EPO antes de los Europeos. La Federación Española de Atletismo no quiso confirmarlo, pero sí lo hizo el propio atleta en un comunicado: "Se me ha abierto un expediente sancionador por un presunto positivo del 18 de julio en Avilés, con motivo del Campeonato de España", reconoce en el texto, donde también explica que han tardado "¡72 días!" en comunicárselo y proclama su inocencia. Fuentes de la lucha antidopaje confirmaron que se trata de un positivo por EPO, aunque no supieron precisar cuándo se le comunicó al corredor.
"A lo largo de mi dilatada vida deportiva jamás he cometido ninguna infracción y no he tomado ninguna sustancia prohibida. No creo que tenga que esconderme o avergonzarme ante nadie", asegura el atleta, que lleva más de una década en la alta competición y ya logró una plata en los Europeos de 2006. Blanco insinúa incluso que la filtración tiene un trasfondo político -"y esto ocurre a tres días de las elecciones catalanas"-, pues el artículo confirma sus simpatías con el PSC.
Su entrenador, Luis Miguel Landa, que es miembro del comité técnico de la federación como responsable de las pruebas de fondo y cercano al presidente, José María Odriozola, aseguró ayer que no veía a su atleta desde hace un mes, en una concentración: "Le vi bien, como siempre. Hoy he intentado llamarle, pero tiene el móvil apagado".
Que nadie quiera hablar de un supuesto caso de dopaje pendiente de sanción no es extraño. Pero sí lo es que el positivo se produjera en julio, los Europeos en agosto y el atleta no fuera informado hasta septiembre. Se supone que el asunto está en manos del comité de competición de la Federación, que es el que debe decidir la sanción. Si es cierto que el análisis y el contraanálisis coinciden, Blanco tendrá difícil escapar a una sanción de dos años, que es la prevista para un primer positivo por EPO.
Blanco no es el primer atleta de élite español que tropieza en un control antidopaje en los últimos años. En 2008, la vallista Josephine Onyia dio positivo por clembuterol y fue sancionada con dos años de suspensión, castigo que acaba de cumplir, y el marchador Paquillo Fernández sigue inhabilitado tras caer el año pasado en la Operación Grial por posesión de EPO y otras sustancias dopantes.
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