AMAYA IRÍBAR
El País.com
Doha, con sus extraños y luminosos rascacielos, su calima infinita, su calor pegajoso y, claro, su dinero, se ha convertido en un potente imán deportivo. También para el atletismo, que desde hace años inicia en la capital de Catar su particular Champions, la serie de 14 reuniones que bajo el pomposo nombre de Liga del Diamante obsequia a los mejores con suculentos premios en metálico y permite a los muy buenos (los mediocres no están invitados) prepararse para las grandes citas de la temporada –Mundiales de Moscú en agosto-, la oportunidad de batir un récord mundial suculentamente recompensado o simplemente mantener la motivación competitiva hasta septiembre. Aquí correrá el viernes su primer 800m del año David Rudisha, el hombre que ganó el oro olímpico en Londres batiendo su propio récord del mundo y haciendo saltar de su silla al mismísmo Sebastian Coe, y hasta aquí han viajado también dos campeones españoles, los mediofondistas Arturo Casado e Isabel Macías.
A primera vista Rudisha no ha cambiado mucho desde el año pasado. Parece el mismo muchacho de físico imponente –dice que mide 1,89m, pero anda tan erguido, tan Masai, que parece más alto-, mirada evasiva y respuestas casi susurradas, una imagen que contrasta tanto con el gran icono del atletismo mundial, el expansivo Usain Bolt. Mantiene como único adorno una pulsera de diminutas cuentas con los colores de la bandera de Kenia en la pulsera derecha, como en Londres. El keniano viene de batir su mejor marca en los 400m (45,15s), pero su primer 800m será en Doha, a donde ha sido invitado EL PAÍS. Es ya una tradición en su preparación, de la que este año ha eliminado la pretemporada en Australia.
Lo que ha cambiado para Rudisha es la atención que recibe, el tratamiento de estrella, el interés que despierta. Porque aunque con él están Allyson Felix, Shelley-Ann Fraser y Christian Taylor, todos ellos campeones olímpicos, la mayoría de las preguntas van dirigidas a Rudisha. ¿Cómo mantiene la motivación?, le preguntaron. “Es un sueño para un atleta conseguir lo que yo conseguí en Londres”, ha reconocido; “pero hay que seguir. Tenemos grandes leyendas del atletismo que consiguieron grandes cosas y siguieron compitiendo. Eso es lo que busco. Hablé con mi entrenador. Y él me dijo: `tienes que recordar que lo importante nunca es lo que has hecho; lo más importante es lo que no has hecho todavía”.
Con esa máxima en la cabeza, el camino hacia Moscú, hacia su segundo título
mundial, empieza el viernes, donde Rudisha, tan superior en los últimos años no
correrá solo. Aquí está el etíope Aman, el único que le ha ganado en los últimos
tres años y que fue baja de última hora el año pasado, y también el keniano
Kitum, bronce en Londres. Ambos nacieron en 1994 (el etíope ya ha cumplido los
19, el compatriota del campeón lo hará en noviembre) y son la savia nueva que
promete competencia en la distancia para los próximos años y un acicate para
Rudisha, que va camino de los 25.
El 800m de Doha es la prueba con más cartel, pero no la única competida. El
100m, del que se cayó el campeón mundial Yohan Blake por una lesión, enfrentará
a Justin Gatlin, redimido de su escarceo con el dopaje tras cumplir la sanción y
ganar el bronce en Londres, con el jamaicano Nesta Carter y el veterano Kim
Collins.Para los españoles la aventura es otra. Es ponerse a prueba, ver de lo que son capaces cuando la temporada solo amanece. Ni siquiera quieren oír hablar de intentar la mínima mundialista. “Nunca he competido tan pronto”, se ríe Isabel Macías, subcampeona europea de 1.500m en pista cubierta. A su lado, Arturo Casado, campeón de Europa en la misma distancia en 2010, recuperado para la causa del atletismo tras un par de años complicados y único europeo de su prueba en Doha.
Con Rudisha, Felix y compañía, con Casado y con Macías, la Champions atlética empieza hoy y, según el presidente de la federación internacional, Lamine Diack no está en peligro, ni siquiera por la retirada de Samsung, el patrocinador principal. “Estamos trabajando mucho para encontrar un nuevo socio para el circuito, pero no es una cuestión de vida o muerte”, sentenció. La fiesta del diamante puede continuar.
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