miércoles, 8 de mayo de 2019

5 AÑOS SIN YAGO LAMELA, EL GENIO DE LA LONGITUD


BEGOÑA FLEITAS
Marca.com

Este miércoles 8 de mayo se cumplen cinco años del fallecimiento de Yago Lamela, el saltador español que marcó un antes y un después en la longitud nacional. Los que compartieron atletismo y vivencias con él coinciden en destacar su genialidad en el foso. Doble campeón del mundo en 1999, en pista cubierta y al aire libre, Yago se convirtió en el mejor saltador español de la historia con un salto en Maebashi, de 8,56 metros, que aún permanece como plusmarca española."Era un genio en el foso, tanto en longitud como en triple", asegura Raúl Chapado, extriplista y actual presidente de la Federación Española de atletismo, que compartió habitación y muchos viajes con Lamela. "Sabía expresar su arte en la pista. Luchó con los mejores del mundo a nivel mundial, tenía un talento innato y desbordante".
Introvertido y callado fuera de la pista, Lamela conquistó a los amantes del atletismo por su calidad y, junto con Manolo Martínez o Ruth Beitia, ayudó a afianzar los notables resultados de los españoles en los concursos. Su figura no se entiende sin la de su entrenador Juanjo Azpeitia, con el que estuvo muchos años. "Era el 'Guaje' genial", recuerda Ramón Cid, entrenador y exdirector técnico de la RFEA. "Contribuyó a dar una imagen europea del atletismo español al hacer visible los concursos. También era un ejemplo de que hay talentos en todos los sitios y que, con un técnico cualificado, se puede llegar al éxito deportivo".
El asturiano tuvo el récord europeo de longitud en pista cubierta, con esos 8,56 metros, hasta el 9 de marzo de 2009, cuando el alemán Sebastian Bayer saltó hasta los 8,71. Lamela también fue bronce mundial en París, en 2003, y bronce europeo en Munich en 2002.
Amante de los helicópteros, Yago Lamela se retiró en 2007 tras un periodo de lesiones. El 8 de mayo de 2014, el saltador fue encontrado sin vida en su domicilio a causa de un infarto. Tenía 36 años. "Recuerdo perfectamente el día que falleció", recuerda Chapado. "Me cogió en Lima, en Perú. Intenté llegar a su entierro, pero no pude. Quedamos conmovidos. Es una de las personas más humildes que conocí. El deporte fue la solución que encontró a su conflicto".

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