sábado, 7 de febrero de 2009

Phelps no levanta cabeza


JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ - Miami

Michael Phelps ha tocado fondo. O casi. De la gloria de Pekín a la imagen robada del mejor nadador de la historia fumando marihuana. De las ocho medallas de oro, algo que nadie había conseguido en unos mismos Juegos Olímpicos, a la sanción de tres meses que le ha impuesto la federación de Estados Unidos y al abandono de Kellogg's, uno de sus muchos patrocinadores.
Michael Phelps ha tocado fondo. O casi. De la gloria de Pekín a la imagen robada del mejor nadador de la historia fumando marihuana. De las ocho medallas de oro, algo que nadie había conseguido en unos mismos Juegos Olímpicos, a la sanción de tres meses que le ha impuesto la federación de Estados Unidos y al abandono de Kellogg's, uno de sus muchos patrocinadores. El alboroto en torno al nadador es tal que Phelps, que ha entonado el mea culpa por su conducta, ha reconocido que no sabe si seguirá nadando hasta Londres 2012, según The Baltimore Sun: "Es una decisión que no voy a tomar hoy ni mañana", dijo después del entrenamiento del jueves; "Me va a llevar mucho tiempo y energía. Tengo que pensarlo bien y hablar con Bob [Bowman, su entrenador] y con mi familia".
Los éxitos de Pekín hicieron de Phelps un nadador capaz de vivir de las rentas. Famoso y multimillonario. Pero al que cada vez le era más difícil encontrar objetivos en la piscina. Y eso que el jueves aseguraba al diario de su ciudad que aún tenía metas deportivas que cumplir. A Phelps no le han derrotado en el agua, lo que podría haber suscitado la polémica sobre su relajación competitiva. Ha perdido en su conducta, al menos a ojos de muchos de sus compatriotas.
El nadador se marchó de Pekín antes de la clausura hacia Londres y volvió a la capital china el 13 de enero para grabar en la piscina de sus éxitos memorables un anuncio de los automóviles Mazda, marca a la que le liga un contrato de un millón de dólares (776.000 euros). Se tomó un prolongado descanso, aunque anunció su deseo de estar en los Mundiales de Roma, en julio. Pero ya se especula sobre si nadará en los próximos Juegos. Se ha entrenado poco hasta el comienzo del año, alternando la publicidad con actos sociales de todo tipo. Desde inaugurar una sesión de la Bolsa de Nueva York a donar un millón de dólares para su Fundación.
Phelps se apresuró a pedir disculpas y ha vuelto a hacerlo tras ser suspendido "de empleo y sueldo" por la federación estadounidense. Y eso que el comunicado de esta organización reconoce que el nadador "no ha violado ninguna regla antidopaje". El objetivo del castigo es "enviar un mensaje a Michael porque ha decepcionado a demasiadas personas, y especialmente a los cientos de miles de niños miembros de la federación que le consideran un modelo y un héroe".
La Federación Internacional (FINA), en cambio, valoró su arrepentimiento, el COI aceptó sus disculpas y nadadoras como Dara Torres y Amanda Bears le han apoyado totalmente.
"En momentos como estos", ha dicho Phelps, "es bueno buscar apoyo verdadero y lo he podido encontrar en mis amigos y mi familia, pero de ninguna manera ha sido fácil. Sí, tomé una mala decisión, pero no tomo drogas, me hacen controles y hay pruebas de que no he tomado nada en toda mi carrera. Se pueden ver los resultados y compararlos. Pero sí, también cometo errores y siempre hay algo que aprender", dijo al salir de la piscina del Meadowbrook Acuatic Center, el club al norte de Baltimore donde empezó a nadar a los 7 años y que es suyo y de su entrenador desde noviembre.
Visa, Speedo, Omega y la bebida PureSport, todos patrocinadores del nadador, aguantaron el tirón del escándalo y decidieron seguir apoyándole. Pero Kellogg's, no. Sus consejos en los envases sobre vida saludable y desayunos apropiados no le cuadran con la pipa de agua usada por Phelps en la fiesta estudiantil de la Universidad de Carolina del Sur el mes de noviembre e inmortalizada por el diario sensacionalista británico News of the World.
Un portavoz de la policía del condado de Richland, cuyo jefe es muy estricto con los casos de drogas, señaló que hay abierta una investigación para depurar responsabilidades. En Carolina del Sur la posesión de una onza de marihuana (31 gramos) es un delito menor penado hasta con 30 días de cárcel y 200 dólares de multa (160 euros). Poseer instrumentos para su uso sube la sanción a 500 dólares (420 euros).
No es la primera vez que Phelps puede tener problemas con la ley. Tras rozar el récord de Mark Spitz en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fue detenido por conducir con más alcohol en su cuerpo del permitido. En aquella ocasión también se declaró culpable y se disculpó. Aún era menor de edad.
Nadie lo hubiera podido pensar hace unos meses. Phelps es comparado ya en Estados Unidos con Barry Bonds, el plusmarquista de home runs del béisbol, que aún se resiste a admitir el consumo de drogas para engordar sus músculos cuando circulan tres análisis supuestamente positivos. Sobre el jugador de béisbol planean hasta dos años de cárcel por perjurio. Es como mezclar caracoles con serpientes, pero Estados Unidos es un país muy particular. El mismo que puede acabar hundiendo a Phelps, uno de sus grandes héroes olímpicos.

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