jueves, 4 de diciembre de 2008

Tommie Smith fue la guinda en el homenaje a los mejores de 2008


Juanma Trueba As.com

El héroe del Black Power fue ovacionado por el auditorio. Casillas recibió el premio al fútbol en nombre de la Selección. Feliciano dijo que ganar la Eurocopa es más importante que lograr la Davis.

La segunda Gala de los Premios AS reunió anoche en el Palacio de Congresos de Madrid a la crema y nata del deporte español, en una brillante ceremonia que sirvió para rendir homenaje a los mejores deportistas de 2008, elegidos por los internautas en as.com con una votación reñida y multitudinaria.

En las horas previas al acto se cumplió el protocolo de los grandes acontecimientos. Premiados e ilustres llegaron al Palacio de Congresos en rutilantes coches Audi de los que sólo podían descender campeones o starlettes, incluso ambas cosas. Fernando Hierro fue el primero en pisar la alfombra roja. Le siguieron otras personalidades del deporte, estrellas, famosos, directivos y guapos en general. No faltaron presidentes como Calderón, Cerezo o Torres; futbolistas como Cannavaro, Cazorla o el Kun. Junto a ellos, leyendas de la talla infinita de Di Stéfano, Bahamontes, Nieto o Santana.

El Palacio de Congresos era una fiesta en una noche polar. Los invitados cruzaban por una pasarela repleta de fotógrafos y micrófonos, donde Pilar Rubio, la reportera de "Sé lo que hicisteis", causó los primeros espasmos. Luego vendrían otros. Tras los flashes, Alfredo Relaño, director de AS, recibía a los asistentes junto a Ignacio Díez, gerente.

Antes de comenzar el acto se guardó un minuto de silencio por el empresario Ignacio Uría, asesinado por ETA. Después del respeto y las introducciones de rigor, la selección española júnior de gimnasia rítmica, dirigida por Jesús Carballo, ocupó el escenario para demostrarnos que los cuerpos (los suyos, concretamente) son flexibles y armónicos. Después aparecieron los Manolos, Carreño y Lama, pareja de comunicadores, actores y seductores. Ellos ejercieron de maestros de ceremonias y nos presentaron un vídeo que pudo ser largometraje porque recogía los grandes momentos del deporte español en 2008. Con la piel de gallina y la lágrima fácil, recordamos lo que ha sido, muy probablemente, el mejor año en la historia de nuestro deporte. De Wimbledon a la Eurocopa. Del Tour a Pekín.

Gemma Mengual fue la primera galardonada, categoría Premio Olímpico. De figura marmórea y sonrisa oceánica, Mengual surgió del patio de butacas como la Primavera de Botticelli, acaparó los focos y provocó la primera gran ovación de la noche. Si las sirenas tuvieran piernas lo sería, pero perderíamos todos. Gemma superó en las votaciones populares a Almudena Cid (finalista), Samuel Sánchez y Joan Llaneras, tres deportistas superlativos.

Tras la ceremonia, los humoristas salmantinos de Spasmo tomaron el protagonismo para ofrecernos una perspectiva delirante y divertida de la natación sincronizada. Gemma, después de sobrevivir a los presentadores, desapareció en compañía de los mimos, lo que nos hizo temer.

Ritmo.
Melendi le puso el ritmo rumbero a la fiesta, al tiempo que los Manolos nos descubrían que el cantante asturiano jugó en las categorías inferiores del Oviedo; "así está el Oviedo", apuntó cruelmente Manolo Lama.

A continuación, con el ambiente caldeado, llegó el turno de los premios a la Selección de fútbol, Alberto Contador y Rafael Nadal, que superaron en la votación popular a la Selección de baloncesto, al balonmano Ciudad Real, la Selección de hockey hierba, Edurne Pasabán y Carlos Sastre, todos nominado de mérito. Primero desfiló el fútbol, campeón de la Eurocopa 44 años después. Casillas, De la Red, Silva, Cazorla, Senna, Capdevila, Sergio García y Juanito subieron al estrado para recoger el premio. Lo recibió Casillas de mano de Jaume Giró, director general de Repsol, y se lo dedicó, como capitán, al equipo y al país. Porque toda España vibró con el triunfo, en una fiesta popular que recorrió España y se centralizó en la Plaza de Colón, desde donde Cuatro ofreció los partidos de la Selección española.

Una representación de los enviados especiales de Cuatro también subió al escenario para recordarnos el grito que nos hizo campeones: "¡Podemos!". Alfredo Relaño, Julio Maldonado, Juanma Castaño y Nico Abad rememoraron, junto a los futbolistas, un verano que esperamos que no sea irrepetible. Repasamos la felicitación del Rey, el gol de Torres, la ilusión general, hasta la asistencia de Capdevila que nos clasificó para los sueños. "No sé mis compañeros, pero yo tengo claro que no volveré a ganar nada igual", bromeó el lateral catalán del Villarreal.

En ese momento de regocijo, Relaño presumió de haber asistido en directo a las dos finales ganadas por España y retó al Secretario de Estado del Deporte, Jaime Lissavetzky, que se vanagloria de lo mismo, de documentar su asistencia con las entradas correspondientes. Ambos rieron, pero es fácil que aguarden un nuevo título para desempatar.

Los Spasmo se vistieron de futbolistas en su siguiente sketch y los futbolistas, que abandonaban el escenario para atender a los medios de comunicación, hicieron esperar a los periodistas porque no se quisieron perder la actuación. Es un hecho que forman un grupo bienavenido que comparte gustos y diversiones.

Hubo un recuerdo para Seve, que mientras se recupera del paso por un mal búnker, estuvo presente en la Gala con un vídeo que nos acercó al campeón y a la persona, al Ballesteros inolvidable, al que esperamos en la próxima Gala.

Contador recibió el premio de manos de Federico Martín Bahamontes, lo que ya supone un doble galardón. De traje impecable y con la modestia habitual, el último ganador de Giro y Vuelta agradeció el reconocimiento de la gente y se emocionó con el cumpleaños feliz que le cantó Beatriz Luengo, al más puro estilo del "míster presidente" de Marilyn. Alberto, prudente, evitó hablar sobre su nuevo compañero, Lance Armstrong, aunque Lama le puso el toro en suerte.

Nos reímos con la irrupción del dueño de Curro, el perro que veranea en el Caribe, y un vídeo de Tommie Smith nos alimentó la expectación de lo que estaba por suceder. Santana recogió el premio de Nadal, ausente por motivos deportivos y dedicado ya a los entrenamientos que preparan su próxima temporada, que arrancará a primeros de enero. Arantxa le entregó el corazón esculpido por Mascaró vestida de negro y amebas plateadas.

El tenis siguió siendo protagonista cuando los focos iluminaron a Feliciano López, uno de los héroes de la Davis. La anécdota se produjo en la conferencia de prensa posterior. Allí, Feliciano se confesó: "Tengo que ser honesto y reconocer que la victoria de España en la Eurocopa fue aún más importante que nuestra Davis. El fútbol es un deporte que mueve masas y ese triunfo involucró a todo el país. Está claro que nuestro triunfo también fue muy importante, pero tenemos acostumbrada a la afición a las victorias". Santana discrepó amistosamente: "No puedo estar de acuerdo con Feli, la Davis, en territorio adverso tiene un valor enorme, por lo menos tan grande como el de la Eurocopa".

Teresa Perales, ganadora del Premio Paralímpico, compartió elegancia y clase con la ex gimnasta Almundena Cid, que le entregó su trofeo. Perales, una de las estrellas de la natación en Pekín, valoró el homenaje y lo hizo extensivo a todo el deporte paralímpico, que completó una magnífica cosecha de medallas. Después, el joven piloto Jaime Alguersuari levantó el trofeo a la mejor promesa y no pudo tener mejor padrino que el gran Carlos Sainz, triple campeón del mundo de rallys y todoterreno. Sainz le predijo un futuro brillantísimo, a la estela de Fernando Alonso.

La Oreja de Van Gogh, prendido de Leire, precedió el fin de fiesta, dedicado a Tommie Smith, el atleta que protestó contra el racismo en 1968, cuando las tensiones raciales convertían los Estados Unidos en un polvorín. Smith, que recibió el Premio a los Valores Universales, fue presentado por Paco González y caminó hacia escenario chocando las manos con los ocupantes de la primera filas, mientras un atronador aplauso le rendía homenaje. En el estrado, los presentadores, junto a Paco González y Alfredo Relaño, agasajaron a un deportista que trascendió el deporte y se convirtió en un símbolo. Su puño enguantado de negro volvió a alumbrar el acto y nos recordó que el deporte también sirve para superar barreras invisibles.

Se cerró la fiesta con la fotografía de los premiados que pueden ver en la portada, una imagen que resume un año inolvidable, la edad de oro del deporte español. Todos se fueron con un sonrisa por lo vivido y con la esperanza de lo que está por venir.