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¿Sintió algo especial como juez de salida en la mítica final de los 100 metros de Londres con Bolt, Blake y demás?
Sí. Prácticamente desde el momento en que me nominaron hace dieciocho meses, aunque hasta dos días antes de la prueba no sabía que iba a dar esa salida. Lo primero que sentí fue una gran alegría por participar en una cita tan importante, y también gran responsabilidad. En ese momento, desde el "listos" hasta el disparo, un periodo de apenas dos segundos, los atletas se juegan una marca para la que pueden llevar cuatro años preparándose. Lo que más preocupa en ese momento es dar la salida en las condiciones reglamentarias.
¿Y qué es lo que marca el reglamento para ese instante clave de la prueba que es la salida?
En la posición de "listos", los atletas van subiendo hasta su posición de salida, en la que deben estar inmóviles. Esto es lo que debemos ver nosotros; y en ese momento, disparar. Si no se hace así, el responsable es el juez de salidas. Esa prueba de los cien metros tiene gran expectación y mediáticamente es muy importante y te puede generar algunos nervios. Yo soy bastante calmado. Diez minutos antes de la prueba, me voy a la zona de salidas, me concentro e intento dejar de lado los nervios.
Esa final de los 100 metros en Londres se considera ya la mejor de la historia. ¿Cómo vio desde tan cerca al fenómeno Bolt?
Bolt domina perfectamente la vertiente mediática con sus gestos antes de la salida, pero cuando damos la voz de "a sus puestos", cambia radicalmente y se concentra. Pasa con mucha facilidad de un estado a otro. Cuando pegas el tiro de salida, su tiempo de reacción no es excesivamente bueno por su elevada estatura. Pero cuando da cuatro o cinco zancadas y alcanza una posición recta tiene una recuperación que es fuera de lo común: una zancada y una frecuencia muy grandes. Aunque va cumpliendo años, a Bolt aún le quedan tres o cuatro para seguir rayando al más alto nivel. Esta por ver hasta dónde llega Blake, que tiene otra forma de correr, pero las condiciones físicas de Bolt no se consiguen de la noche a la mañana.
Ahora dice que quiere correr los 400 y competir también en salto de longitud...
Él disfruta con este tipo de anuncios a la prensa. Por su físico y forma de correr, quizá es un corredor idóneo para los 200. En esta distancia van lanzados en toda la curva y puede conseguir su mejor marca. Si hace el salto a 400 veremos si se le queda larga la prueba o no. Y en salto de longitud, dependerá de cómo aprenda la técnica del salto.
Además del "fenómeno Bolt", Londres 2012 serán recordados por su buena organización. ¿Qué destacaría en particular?
Ha sido un éxito que en el mismo recinto se juntaran en un día 85.000 personas en el estadio de atletismo, más de 20.000 en el baloncesto arena y 15.000 en la natación. Me sorprendió que se juntara esa masa de 200.000 personas y su circulación, todas a pie, con guardias para regular el tráfico de la gente. Esto no se improvisa, estaba muy estudiado. Otro gran acierto fue el tren que te lleva en seis minutos desde el centro de Londres al recinto.
¿Y cómo se llega a ser juez de salida para la alta competición? ¿Cuáles son los requisitos?
Llevo 35 años como juez de atletismo. En España debemos dominar todas las materias, y en otros países sólo algunas: salidas o saltos, por ejemplo. Además, aquí cada cierto tiempo se hacen cursos de especialización supervisados por el comité nacional de jueces. A partir de ahí se van alcanzado paneles de nivel creciente. En 2008 la Federación Internacional de Atletismo creó un panel de jueces internacionales de salidas. Hablaron con los delegados técnicos y propusieron a seis jueces mundiales entre los que estoy yo. La Federación Internacional tiene unos baremos que te hacen estar o no al final en el panel en función de los informes que emiten los delegados técnicos sobre los jueces.
¿No se requiere, pues, ninguna titulación o capacitación específica para ser juez de salidas?
No. Lo que nos piden es tener idiomas, realizar los cursos pertinentes y tener capacidad de compenetración con el equipo de jueces. Yo tengo francés, inglés, italiano, español y catalán con fluidez porque en estas citas hay que asistir a muchas reuniones. Sobre todo cuenta esa capacidad de adaptación al equipo. En Doha, en Qatar, la forma de afrontar los campeonatos es distinta a Occidente y hay que llegar con algo de tiempo para adaptarse. Tú no vas allí sólo a pegar el tiro y ya está. Tú tienes que hacer funcionar y engranar bien a ese equipo, sobre todo en países sin experiencia en competiciones tan importantes como un Mundial.
¿Qué otras cualidades se valoran especialmente en un juez?
Las principales son la serenidad y la concentración. Puedes estar hablando o bromeando con los jueces, pero llega un momento en que te has de concentrar en la salida igual que los atletas se han de concentrar en el disparo. Esto es muy básico.
Profesionalmente, usted es comerciante. ¿Esto de dar las salidas en atletismo no da para vivir?
Este deporte no da dinero para nosotros. Las dietas de las grandes competiciones como Juegos y mundiales son algo más elevadas, pero hay muchas ocasiones en que tienes que ir a un campeonato de España y has de ir tres días, prácticamente lo que te dan de dietas es lo comido por lo servido. No da dinero. Necesitamos una profesión aparte, que es la que te da de comer. No somos profesionales como los árbitros de fútbol o baloncesto. Además, en estos deportes se necesitan dos o tres árbitros para un partido, pero en atletismo para juan jornada completa hacen falta unos cuarenta jueces. Está remunerado en lo justo.
¿Y cuál es su medio de vida?
Tengo una empresa de importación y distribución de artículos de playa, deporte y cámping, pero una empresa pequeñita a nivel familiar con mi mujer y dos empleados, aparte de los representantes, que son autónomos. Muchas veces cuesta compaginar el trabajo con el atletismo porque la mayoría de campeonatos son en junio, julio y agosto, y los artículos con los que trabajo tienen en esa fecha un periodo importante de venta.
Lo suyo con el atletismo parece vocacional...
En España es un deporte minoritario. Me encanta Inglaterra, donde es el segundo deporte después del fútbol en la web de la BBC. Allí hay seis revistas especializadas. Y en Estados Unidos, lo mismo. Aquí te sabe mal porque es un deporte muy sano y puro: el atleta luchando contra el cronómetro o la marca en un lanzamiento o salto. Aquí, desgraciadamente, todo se lo lleva el fútbol.
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