GUILLEM ALSINA
NOTINAT
El mayor o menor éxito en una prueba se consigue, en un porcentaje muy elevado (que casi podríamos cifrar en el 100%), en la mejor o peor manera de "conducir" la prueba, es decir, de la velocidad que se imprime en cada uno de sus tramos, y, en resumen, del "doblaje" que se hace de sus dos mitades (es lo que podríamos llamar "índice de doblaje", que no es más que la diferencia de tiempo entre la segunda y la primera mitad de la prueba). Todos nosotros hemos oído hablar del nadador "que se hunde en los últimos metros, por haber pasado excesivamente rápido en los primeros", o del que "ha perdido la prueba al no poder recuperar en el tramo final, la desventaja acumulada al principio", todo ello producto de un mal reparto de su velocidad en diferentes tramos de la prueba. Los 100m., todo y ser una prueba corta, no escapa a este juicio, por una parte, al ser una prueba corta, que no deja excesivo tiempo a recuperar lo que se ha perdido, pero también porque en esta prueba participa un género diferente del resto de nadadores, los velocistas "puros", explosivos, que intentan vencer con su arma preferida, la velocidad-base, a los rivales que, o bien son especialistas puros del hectómetro, o bien "bajan" de los 200, e incluso de los 400m., para probar suerte en una prueba de tanta "raigambre" como es la del hectómetro. Con esta premisa, queremos ofrecer a nuestros lectores un pequeño estudio sobre el doblaje de los 100m.libre, para tratar de ver cuál es la mejor forma de nadar esta prueba.
La muestra de nuestro estudio son los resultados de las finales de las 13 pruebas de 100m.libre de las dos competiciones más importantes de los últimos 20 años, es decir, Juegos Olímpicos (Barcelona-92; Atlanta-96; Sydney-00; Atenas-04, Beijing-08, y Londres-12), y Campeonatos Mundiales (Perth-91; Roma-94; Perth-98; Fukuoka-01; Barcelona-03; Montreal-05; Melbourne-07, Roma-09, y Shanghai-11), a los que hemos añadido los ocho últimos récords mundiales (cuatro de hombres y cuatro de mujeres), lo que nos da una casuística de 146 casos para las mujeres, y 134 en los hombres, puesto que, además de los resultados de las finales, también hemos tabulado los resultados de aquellos nadadores que en semifinales han conseguido mejores tiempos que en la final, lo que posibilita, además del estudio del doblaje, acceder a ciertas consideraciones que estimamos muy interesantes (o, por lo menos, curiosas).
Del estudio se deduce que no hay apenas diferencias en los "índices de doblaje" de hombres y mujeres, y que ambos sexos parecen haberse puesto de acuerdo en que, para conseguir el mejor resultado en el hectómetro libre, lo mejor es un "índice de doblaje" entre los 1"50 y los 2,50" (más exactamente los 2"49, aunque no vamos a pelearnos por una centésima de más o de menos), lo que significa, nadar los segundos 50m.entre un segundo y medio y dos segundos y medio más lentos que los primeros. Vamos a detallar un poco más estas cifras.
El índice de doblaje más usado por los hombres, está entre los 2"00 y 2"49, en un porcentaje del 32,84% de los nadadores; a este porcentaje, sin embargo, se le acerca mucho el 27,61% que dobla entre el 1"50 y 1"99, de lo que resulta que una mayoría de nadadores, que se sitúa en el 60,45%, tiene un índice de doblaje entre los mencionados 1"50 – 2"50.
También cabe tener en cuenta, sin embargo, que un 20,90%, es decir casi una quinta parte de los
nadadores, hace un doblaje más alto, entre los 2"50 y los 2"99, mientras un residuo, 4 casos, que representan un 2,98%, doblan entre los 3"00 y 3"44 que es el doblaje más alto que hemos registrado, aunque estos cuatro casos son excepcionales, por lo que no se les puede tener en cuenta. Por abajo, tenemos también un 13,43%, doblando entre 1"00 y 1"49, lo que podríamos considerar como un doblaje prácticamente igualitario entre ambos recorridos, si tenemos en cuenta la ventaja que ofrece la salida desde el poyete.
Tampoco vamos a tener en cuenta los 3 casos, lo que representa un 2,24%, en que se ha nadado prácticamente en negativo, entre 0"50 y 0"99, y que corresponde a casos excepcionales, protagonizados, y lo mencionamos solo por curiosidad, por el italiano Filippo Magnini, doblando en 0"77; el norteamericano Michael Phelps, 0"95, y el ruso Alexander Popov, con 0"96, aunque doblajes como estos sean, realmente, excepcionales.
Entre las chicas, el índice de doblaje más empleado se sitúa igualmente entre los 1"50 y 1"99, con un porcentaje algo mayor, 33,56%, pero con un 32"19% de preferencia para el doblaje entre los 2"00 y los 2"49, por lo que resulta que un 65,75% de mujeres dobla entre los 1"50 y 2"49, es decir, que se puede considerar que las mujeres son más regulares que los hombres dentro de este mayor porcentaje que hemos venido a considerar como el mejor.
Por el contrario, es menor el porcentaje que se separa de él, con solo un 12,33% que dobla más alto, entre el 2"50 y los 2"99, y un inestimable 2,74%, 4 casos en total, que dobla por encima de los 3"00. Por debajo, un 18,49% (es decir, mayor porcentaje que entre los hombres) dobla igualando prácticamente las dos mitades de la prueba, entre 1"00 y 1"49, mientras solo encontramos un caso, el 0,68% (el de la norteamericana Amanda Weir, 0"50) de ejemplo de prueba "negativa".
Esto nos da, para las mujeres, un porcentaje del 84,24% para los valores de doblaje entre el 1"00 y el 2"49, mientras que, entre los mismos parámetros, es del 73,88% entre los hombres, lo que podría significar, y creemos que esto ya es algo sabido, que las mujeres, dada su menor fuerza física, se fían mucho más de su resistencia para doblar, mientras los hombres confían un poco más en su mayor fuerza física.
Otra consideración que abona el hecho de que el doblaje tiene una importancia clave en esta prueba es la siguiente. Tenemos tabulados 62 casos (37 entre las chicas, 25 entre los chicos) con sus correspondientes parciales, en los que se consiguieron mejores tiempos en las semifinales que en las finales; De estos 62 casos, un total de 51 (30 mujeres y 21 hombres), es decir, un 82,26%, logaron un mejor índice de doblaje en las semifinales que en las finales, mientras el resto, 11 casos (7 mujeres y 4 hombres), un 17,74%, consiguieron un mejor índice de doblaje en las finales, a pesar de señalar peor marca que en las semifinales.
Un ejemplo paradigmático de esto lo tenemos en la nadadora holandesa Marleen Veldhuis, que, por la tabla que exponemos resulta ser una de las nadadoras que peor nada las finales. En las cuatro actuaciones que tenemos de ella (Barcelona-03, Montreal-05, Melbourne-07, y Beijing-08), solo en una de ellas,
Melbourne-07, señaló mejor tiempo en la final que en semifinales (53"70 por 54"17), mientras en el resto señaló mejores tiempos en "semis" (55"04 por 55"17 en Barcelona-03; 54"54 por 54"90 en Montreal-05, y 53"81 por 54"21 en Beijing-08).
En sus cuatro actuaciones, los "índices de doblaje" fueron siempre mucho mejores en semifinales que en las finales (1"50 por 2"69 en Barcelona-03; 2"58 por 3"28 en Montreal-05; 2"55 por 3"40 en Melbourne-07, y 2"31 por 3"45 en Beijing-08), aunque, repetimos, únicamente en Melbourne hizo mejor tiempo en la final que en la semifinal. Hay de aclarar que con sus tiempos de semifinales, la holandesa hubiera podido mejorar su clasificación en dos competiciones: en los Mundiales de Montreal-05, bajando del quinto lugar al segundo, y, por tanto, ganando la medalla de plata, y en la final de Beijing-08, bajando de séptima a cuarta, mientras en Barcelona-03, hubiera continuado siendo 8a.i última.
Finalmente, digamos algo sobre la forma como se distribuyen estos parámetros entre los nadadores del hectómetro. Los índices de doblaje más altos, entre los 2"00 y los 3"50, se encuentran entre los velocistas puros, de 50m., pero que también "suben" hasta los 100m. con mayor o menor éxito. Podríamos citar, como ejemplo, a Gary Hall "Jr." (con índices de 2"45, 1"95 y 2"33), Roland Schoeman (3"03, 3"44 y 2"98), Frederick Bousquet (2"02 y 2"97), Jason Leizak (2"20, 2"40, 2"36, 2"46, 2"33 y 1"95), Duje Draganja (2"81, 2"78, 3"03 y 2"94), Eamon Sullivan (2"63, 2"36 y 2"17), Cesar Cielo (2"85, 2"19 y 2"57), Salim Iles (2"94 y 2"59), Andrei Kapralov (1"91, 2"10 y 2"42), Alain Bernard (2"15, 2"24, 2"68, 2"44 y 2,24", con una sola excepción en 1"84), Lyndon Ferns (2"32, 2"00 y 2"88), Stefan Nystrand (2"65, 1"73 y 2"87), Milorad Cavic (2"79 y 2"44), y Neil Walker (2"43 y 2"34), aunque con alguna excepción como puede ser la de Matt Targett (1"98 y 1"92) y Nicholas Oliveira (2"17 y 1"48), aunque sean excelentes especialistas de 50m.
En un segundo grupo incluiremos lo que quizás sea una "rara avis", es decir, a los especialistas "puros" del hectómetro, es decir, aquellos que pueden "bajar" a los 50m., incluso con posibilidad de éxito, pero que por sus características físicas y técnicas, pueden ser considerados más nadadores del hectómetro. Todos ellos, aunque siempre con alguna excepción, presentan unos índices de doblaje entre los 1"50 y los 2"00. Citemos entre estos, a Alexander Popov (0"96, 1"70, 1"92, 1"70, 1"81, 1"81 y 2"32), Peter Sitt (1"46" y 1"43), Stephen Caron (1"94 y 1"20), Gustavo Borges (1"81, 1"82 y 1"75), Jon Olsen (1,51"), Iuri Bashkatov (1"70), Fernando Scherer (1"65), David Walters (1"77) y Lars Frölander (1"43, 2"36, 1"43, y 2"17).
Finalmente, en un tercer grupo, tenemos el grupo de los que "bajan" del 200m., o, por lo menos, hacen incursiones en esta distancia con mayor o menor éxito, o bien son especialistas del 100m., pero con características físicas o técnicas que los hacen aptos para el 200m. Son nadadores que acostumbran a tener unos índices de doblaje por debajo del 1"50, o menos, contando siempre con las lógicas excepciones. Pertenecerían a este grupo, Tommy Werner (1"43 y 1"03), Filippo Magnini (0"77, 1"31, 1"84 y 1"95), Michael Phelps (1"25 y 0"95), Amaury Leveaux (1"83 y 1"57), Pieter vd.Hoogenband (2"09, 1"66, 1"52, 2"39, 2"44, 1"85, 1"63, 1"61, 1"25, y 1"10), e Ian Thorpe (1"43, 1"05, y 1"42).
Hemos dejado para el final cuatro casos que son excepciones que confirman la regla. Dos de ellos son nadadores que "bajan" de los 200m., Brent Hayden (2"12, 2"29 y 2"41) y Michael Klim (1"94, 2"50, y 2"52), otro de distancias más largas, los 1.500m., Ryk Neethling (2"23, 2"39, 2"53, 2"48 y 2"77), pero que pese a ello tienen unos índices de doblaje elevados, más típicos de un especialista de 50m., mientras un cuarto, Matt Biondi (2"46 y 2"93), es de los pocos, tres más exactamente (Michael Klim y Pieter v.d.Hoogenband son los otros dos), que han conseguido subir al podio olímpico y/o mundial en los 50, 100 y 200m., pero tiene también un índice de doblaje más propio de un velocista puro.
Todo esto nos dice que si bien estas pautas de doblaje son en muchas ocasiones totalmente individuales, las cifras que se han dado constituyen, por los porcentajes presentados, el doblaje-tipo que parece ofrecer mayores posibilidades de éxito, y que, por lo tanto, debería ser el que intentara hacer cualquier nadador.
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