J. C. SORRIBES / L. MENDIOLA
El Periódico.com
--Se le considera el primer atleta que saltó de la pista a la condición de estrella mediática.
--Al empezar en la Universidad de Houston en 1979, mi objetivo era mi carrera. Pero pronto vi que el atletismo era espectáculo. Mi idea fue hacer crecer a nuestro deporte al lado de atletas como Edwin Moses, Michael Johnson, Jackie Joyner, Leroy Burrell y la gente del Santa Monica Track Club.
--¿En qué sentido se produjo la transformación?
--Lo convertimos en un deporte emergente. Cuando me retiré ya era un negocio de mil millones de dólares. Había superado mis expectativas. Por eso me provoca frustración ver vacío un estadio como el de Moscú en los Mundiales. Ahora hay el 60 % menos de público que cuando me retiré en 1996. Cuando competíamos en Barcelona, Roma o Tokio, durante nueve noches había 60-70.000 espectadores.
--¿Qué ha sucedido?
--Tu legado como deportista no debe ser solo correr más rápido y saltar más lejos. También es intentar que tu deporte progrese. Es verdad que hay mucha gente que practica el running, pero no es una gran época para el atletismo; se está muriendo.
--Pero, ¿cuáles son las razones que explican ese declive?
--El factor más importante son los deportistas. Tenemos el compromiso, la obligación, de hacer grande nuestro deporte. Según mi concepto, las grandes estrellas ocupan la cima de una pirámide, pero deben pensar en la base (dibuja en un papel su teoría). Yo estuve en lo más alto, pero siempre puse mi energía en ayudar a la base. Ahora las estrellas solo piensan en su beneficio. Solo ellos pueden luchar para cambiarlo.
--¿Cuestión de mentalidad, de egoísmo, demasiado dinero?
--No quiero juzgar las elecciones de cada uno. Son muchas cosas, quizá sí se pueda hablar de egoísmo, pero yo solo describo los hechos. Habría que preguntarles a ellos por qué solo van 20.000 espectadores ahora a los estadios.
--¿Dónde queda en esta reflexión el fenómeno de Usain Bolt?
--El está en lo alto de la pirámide. ¿Creen que también mira hacia la base? Él solo piensa en su propio show; no quiero juzgarlo, de todas maneras, porque esa ha sido su elección.
--¿Qué piensa cuando se les compara y se afirma que es su heredero?
--No me gustan las comparaciones. La primera vez que vi mi nombre al lado de Jesse Owens fue un sueño. "Owens en un colegio universitario", decían. Yo pensaba: "Dios mío, ya lo he conseguido". Pero nunca usé su nombre para construir mi legado. Lo has de hacer tú solo. Y yo fui elegido el mejor del siglo XX.
--Pero siempre se recuerda que en Los Ángeles-84 igualó los cuatro oros de Owens de Berlín 36.
--Le admiro, pero él compitió en los años 30. No puedo decir que yo fuera mejor- ¡70 años después! Y yo me considero saltador de longitud; parece que se haya olvidado. Sería normal compararme con Mike Powell.
--Pero las pruebas de velocidad siempre atraían toda la atención.
--Tampoco me quiero comparar con nadie, pero corrí 18 años los 100 metros contra rivales de tres épocas distintas: Calvin Smith, Ben Johnson, Leroy Burrell- Y los Mundiales eran cada cuatro años, no cada dos como ahora. (Bolt superó en Londres su palmarés en los Mundiales).
--Tras buscar toda su vida el récord de Beamon, ¿la derrota ante Powell en el Mundial-91 tuvo algo de injusticia?
--Todos hablan de mi plata en Tokio, donde batí (100 metros y relevo 4x100) dos récords del mundo (risas). Salté cuatro veces 29 pies (más de 8,80 metros). Fue un concurso grandioso. No hubo un día injusto en mi carrera. Participé en 20 competiciones de Juegos y Mundiales con 17 oros. ¿Alguien podía imaginar una trayectoria como la mía?
--Veintinco años después de Ben Johnson, el dopaje persiste con estrellas como Asafa Powell y Justin Gay. Por no hablar de Lance Armstrong...
--A lo largo de su vida, la gente hace elecciones. Tienen que tomar posturas comprometidas. Se trata de adoptar una posición clara a favor de un deporte limpio; eso ayudará a fortalecer la pirámide.
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