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El desconsuelo de Alejandro Blanco (Ourense, 9 de octubre de
1950) tras el fiasco de Madrid 2020 fue la imagen del varapalo que se llevó la
candidatura en la elección del COI en Buenos Aires. Blanco, presidente del
Comité Olímpico Español (COE) y de Madrid 2020, ha sido la principal diana de
todas las críticas, incluidas las del secretario de Estado para el Deporte, que
subrayó en EL PAÍS el “protagonismo y liderazgo” del COE frente a las
administraciones.
Pregunta. ¿Autocrítica?
Respuesta. Cuando no se gana hay que pensar que no todo lo
hecho ha sido perfecto. Pero también es cierto que, basándonos en declaraciones
de destacados miembros del COI, la votación tuvo unos condicionantes que
nosotros no podíamos controlar.
P. ¿Qué condicionantes?
R. La confianza económica. Partíamos de una situación muy
complicada para este país y en todas las ruedas de prensa la mayor parte de las
preguntas eran económicas. Tokio ofrecía una seguridad que no ofrecían Madrid y
España.
P. ¿Si se conocía el condicionante por qué se vendía tanto
optimismo en los días previos?
R. Yo, por lo menos, siempre reflejé lo que estaba viendo y
cómo evolucionaba la candidatura. En las 48 ó 72 horas antes, según los
comentaristas internacionales, Madrid era la gran favorita. En las últimas
horas hubo un movimiento de inquietud y se quiso hacer un binomio Thomas
Bach-Europa, sede Asia y presidente europeo, que nos perjudicó y no fuimos
capaces de remontar. La votación no reflejó la sensación que había antes.
P. ¿No era un contrasentido vender austeridad a quien
apuesta por el gigantismo?
R. Quiero recordar que el presidente Rogge preparó y
difundió unos trabajos hablando de que las candidaturas teníamos que intentar
adaptarnos a la realidad. Cuando hicimos este planteamiento en la presentación
más importante, la de Lausana en junio, el comentario generalizado entre la
prensa internacional era que lo que Madrid presentaba era un nuevo concepto de
los Juegos. Hablábamos de un proyecto real adaptado a los tiempos. Eso es lo
que el COI tenía como filosofía, evitar el gigantismo, porque si no, lo que
puede pasar es que a este paso solo cuatro países en el mundo podrán organizar
unos Juegos. No ha salido, perfecto, pero no era un planteamiento utópico. Y sigo
pensando que los Juegos no pueden ser ajenos a lo que demanda la sociedad.
Hemos visto movimientos sociales impresionantes donde la gente quiere
participar de las decisiones de los gobiernos.
P. Su respuesta sobre el dopaje, al no matizar al COI que
las bolsas de sangre de la Operación Puerto no están destruidas y que se ha
recurrido para que salgan a la luz, ha sido muy criticada. ¿La mantendría?
R. La mantendría por una razón muy sencilla. Desde que
empezó la Comisión de Evaluación teníamos preparada una batería de más de 400
preguntas y respuestas. En el tema del dopaje había algo claro, la expresión
del presidente Rogge de que “la Operación Puerto no se puede explicar porque no
se puede entender”. En todas, absolutamente en todas las ruedas de prensa que
he dado por el mundo, siempre he defendido la posición de España en la lucha
contra el dopaje, he defendido que la Operación Puerto surge de cambiar una ley
para luchar con más dureza contra el dopaje, aunque luego el desarrollo de esta
operación haya creado una mala imagen para España. Éramos conscientes de que en
esa pregunta de Buenos Aires, que también nos la habían hecho en Lausana, no
debíamos entrar en el tema de las bolsas de sangre. Porque cuando ahora se
critica una respuesta y se alaba otra, en la que dimos en junio lo que dijimos
es que el presidente de la Agencia Mundial Antidopaje había trabajado de la
mano del Gobierno para hacer esta nueva ley y que estábamos en el camino
correcto para resolver los problemas que habíamos tenido. Cada uno es libre de
opinar lo que quiera desde aquí, pero es muy complicado criticar una respuesta
cuando ya se ha dado.
P. ¿Alguien del Gobierno le pidió estar por si se hacía esa
pregunta?
R. Absolutamente nadie. Y claramente lo digo: absolutamente
nadie. Del Gobierno estaba su máximo representante, que tuvo un discurso claro,
brillante y convincente, que fue Mariano Rajoy. Esta vez solo había un número
determinado de puestos y estuvieron un representante del Gobierno, otro de la
Comunidad y otro del Ayuntamiento.
P. También se ha criticado desde el Consejo Superior de
Deportes que en esta última candidatura las administraciones, la política,
había perdido peso.
R. Desde el principio, desde que hablé con el entonces
alcalde Gallardón, quedó claro que esta vez el peso debía recaer sobre el
deporte. Este es el ejemplo de Tokio, Estambul, Río, Londres... Y este planteamiento
fue bien acogido y alabado por el movimiento olímpico internacional. Pero no
significaba que las administraciones no estuvieran en el proyecto, porque hay
un Patronato en donde están todas representadas y hemos pedido a todas su
colaboración. No olvidemos que este proyecto, como dijo Rajoy, era un proyecto
nacional, pero abanderado por el movimiento deportivo. Cuando lo percibió la
sociedad, cuando se comprobó que la única bandera era la de España, el proyecto
tuvo el mayor respaldo social. La sociedad entendió que era un proyecto
deportivo alejado de los partidos políticos.
P. El secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal,
ha enfatizado el “protagonismo” del COE. ¿De dónde viene esta marejada entre
COE y CSD?
R. Respeto todo lo que dice el secretario de Estado. Pero yo
hablo de lo que ha transcurrido a lo largo del camino. Y en todas las
presentaciones ha habido alguien del Gobierno. La realidad es que la cuestión
que más preocupaba en el movimiento olímpico era la económica y en las tres
primeras presentaciones siempre estuvieron: en las dos primeras, Jaime
García-Legaz [secretario de Estado de Comercio], que estuvo espectacular; en la
tercera, De Guindos, y en la cuarta, el presidente del Gobierno. No había
espacio para llevar a más.
P. ¿Cómo se perfiló la política de captación de votos?
R. Al hablar de lobby internacional éramos conscientes de la
fortaleza de España, porque tenemos tres miembros en el COI con prestigio y que
han hecho un gran trabajo. La responsable de la campaña internacional era
Theresa Zabell, y todos sabemos el reconocimiento que tiene. Teníamos asesores
internacionales y todo el equipo hemos hecho nuestra labor durante dos años sin
descanso. Y quinto, y lo dejo para el último lugar porque es el primero, el
príncipe Felipe ha hecho un trabajo sensacional recibiendo a casi la totalidad
de los miembros del COI y eso sin contar el trabajo de gente que ha hecho lobby
sin salir en los medios. Más no hemos podido hacer. Si se valora el lobby por
conseguir 26 votos no es justo con su trabajo. Cuando ahora recogemos opiniones
y conocemos con más profundidad cómo fue el movimiento de votos vemos que la
gran favorita 48 horas antes era Madrid y eso fue por el trabajo de la
candidatura.
P. Sigo sin entender qué chispa puedo encenderse 48 horas
antes cuando la crisis española ya era bien conocida.
R. Estoy muy de acuerdo con lo que dice, pero sigo pensando
que el gran debate era si Madrid estaba o no en la final, porque era una
candidatura que avanzaba y eso condicionó el primer voto de muchos candidatos y
condicionó que no pasáramos a la final. Encontrar una explicación correcta solo
Dios lo sabe.
P. ¿Qué ha costado toda esta juerga, se pregunta la gente?
R. Se están cerrando ahora las cuentas. Si algo hemos tenido
ha sido la transparencia y el control del dinero, así que haremos una rueda de
prensa para que todo el mundo conozca en qué se ha gastado cada euro. La
inversión en la candidatura no ha podido estar más adaptada a los tiempos. El
capital privado ha sido superior a lo puesto por el Ayuntamiento, la única
entidad pública que lo ponía, y el coste ha sido beneficioso para la imagen de
Madrid en todo el mundo. Pero que quede claro que no habrá un euro que no quede
justificado. Hemos gastado un 40% menos que en el intento de 2016.
P. ¿Se ha sentido en la diana?
R. Soy consciente de que en este país, si hubiéramos ganado,
todo el mundo sería el campeón. Al perder se focaliza en una persona. También
hay mucha gente, del mundo empresarial y entre los deportistas, que me han
apoyado. Y no tengo palabras para agradecer lo que la gente me dice en la
calle.
P. ¿Y ahora qué?
R. Soy presidente del COE tras ser elegido por tercera vez
hace cinco meses, y con más del 90% de apoyo. De la candidatura no he cobrado
un euro, que lo sepa la gente. Y no he cobrado un euro porque era el proyecto
de mi vida. Lo era porque nada mejor le podía pasar a este país que le
concedieran unos Juegos. La preocupación del deporte español era anterior al
resultado de Buenos Aires. Hoy hablamos de la marca social que tiene el
deporte. Démosle al deporte la importancia que tiene en todos los sentidos.
Somos conscientes de las reducciones presupuestarias, pero si tiene tanta
importancia hay que dar más ingresos.
P. ¿Cómo sacar más ingresos?
R. O bien se aumenta la subvención pública —las federaciones
han perdido el 70% en los cinco últimos años—, o si no es posible hay que
buscar nuevas fórmulas para que empresas o particulares aporten ese dinero que
necesita el deporte.
P. La ley de Mecenazgo...
R. Por ejemplo, se llame como se llame la ley... Eso es lo
que estamos pidiendo. Pero si no se puede, lo que hay que hacer es explicárselo
a la sociedad. Los resultados deportivos van a bajar, a corto, medio y largo
plazo. No podemos presumir de resultados cuando algunos deportistas se tienen
que pagar el ir a competir. Esa es una realidad. Nosotros somos legales y
leales con el Gobierno, el deporte siempre lo es, pero debemos decir lo que hay
que hacer para que sigamos teniendo la nota que tenemos en el mundo. Lo que no
se puede hacer es encogerse de hombros.
P. Hablamos de un país que tampoco puede mantener sus
niveles en educación o sanidad.
R. Sin ninguna duda, pero dígame qué actividad ha perdido el
70% de subvención en cinco años. Y este año el 43%. Mire, le doy un dato:
pasando los euros a pesetas, el presupuesto de 2013 para las federaciones es el
mismo de 1986. Hay fórmulas, hay empresas conscientes de la importancia del
deporte, como han demostrado con la candidatura, pero no estemos 20 años más
buscando nuevas vías. El deporte va a la velocidad que va y todos estamos
orgullosos de los éxitos de los nuestros, que movilizan a millones de personas,
y cómo se alegra la gente cuando los minoritarios sacan una medalla. El deporte
es el mayor factor de integración y cohesión de este país. Con Madrid 2020, al
6 de septiembre llegamos con 85.000 voluntarios, y al siguiente con 135.000. Lo
que está diciendo la gente con ello es que esto, el deporte, sí lo quiere. Gane
o pierda, cuando hay un proyecto así a España le da mucha fuerza.
P. Para revisar el modelo, el punto de partida no es el
mejor sin sintonía entre CSD y COE.
R. Mire, ante un problemón como el que atravesamos, yo no he
hecho una declaración contra nadie ni la voy a hacer. Sabe el presidente del
Gobierno que me tiene a su entera disposición por el deporte y por España y que
jamás crearé un problema con un ministro o un secretario de Estado. Seguiré
trabajando de la mano con todos los organismos. En mí jamás tendrán un foco de
disensión. Yo sumo y, modestamente, alguna vez multiplico. Jamás resto o divido.
Yo no he atacado al secretario de Estado en ningún medio de comunicación y aquí
estoy para cuando quiera hablar. Siempre he ido de la mano con los distintos
gobiernos que hemos tenido.
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