ÁNGEL CRUZ
AS.com
¿Qué recuerdos tiene de cuando salió el primer número de AS?
Yo tenía entonces 27 años. Me pareció estupendo que hubiera
un nuevo periódico deportivo, además del Marca. En Becerril de Campos, mi
pueblo, había tres bares, y dos compraban el AS porque les gustaba más.
¿Y qué recuerda de aquella época sobre el As?
Entonces en atletismo escribía Antonio Alcoba, que me seguía
en todas las carreras. También hacía fotos a todas horas, y me tenía frito con
tantas y tantas que me hacía.
¿Y Carlos Jiménez?
Estuvo en los Juegos de Múnich y Montreal. Ya sé que
falleció. De lo que no me acuerdo es si estuvo en los Juegos de México.
Sí, estuvo allí, al año siguiente de que naciese As.
Era muy buen periodista y a mí siempre me trató muy bien.
¿Cómo ha cambiado el atletismo desde el nacimiento de As
hasta ahora? ¿Cómo eran los viajes en aquel tiempo, por ejemplo?
Me acuerdo de que en Venta de Baños terminamos de correr y
nos fuimos a Francia para otra prueba, en coche cama. Una señora de por allí
nos dijo que olíamos a sudor. ¿Cómo no íbamos a oler a sudor? Pero le dijimos:
‘Oiga, que nos hemos duchado’.
Aquellos Juegos Olímpicos de Múnich, en los que usted acabó
cuarto en la mejor carrera de la historia hasta ese momento…
Tuve que atacar a falta de kilómetro y medio porque sabía
que aquellos lebreles eran más rápidos que yo al final.
Yo vi esa carrera en televisión, siendo un niño, y pensé que
usted iba a ser medalla.
Yo sabía que Lasse Viren y Emiel Puttemans me podían ganar
al final, pero no creí que lo hiciera el etíope, Mirus Yifter. Pero también me
ganó.
Usted era muy popular internacionalmente. Recuerdo que viajé
con usted a Lisboa para un encuentro Portugal-Argelia-España, en un Jumbo que
se movía de mala manera, y que al llegar allí le estaban esperando decenas de
periodistas portugueses en el aeropuerto para entrevistarle.
Es que en Lisboa el atletismo se vivía de una forma muy
propia. Los portugueses han tenido grandes fondistas.
Y usted ganó la competición, dejando atrás a esos
portugueses, y el público se levantó para ovacionarle.
La gente se entrega. Lo mismo que en otras carreras, como en
los Juegos de Múnich, a pesar de que no pude conseguir la medalla.
Cuénteme más historias...
Recuerdo que en el Estadio Panatinaikón, de Atenas, batí el
récord del mitin, que tenía Emil Zatopek. La gente gritaba “Hago, Hago, Hago”.
Digo yo que querrían decir “Haro, Haro, Haro”. Fue en el año 1974. Gané el
5.000 y el que mandaba entonces en la federación me dijo que tenía que correr
también el 10.000. ‘¡Por España!’. Y gané, claro.
Cuatro veces subcampeón mundial de cross, nada menos.
Los demás me ganaban al final, pero luego ellos desaparecían
y yo seguía allí.
¿Y aparte de las pruebas de élite?
En la Almunia de Doña Godina fui a una carrera y me dijeron
que me iba a ganar uno del pueblo porque tenía oro en las patillas de la cara.
Pero también gané yo. Y en una plaza de toros de otro sitio me dejé coger dos
vueltas de ventaja para luego remontar y darle más emoción.
¿Y cómo ha contado el diario As todas sus hazañas?
De maravilla. He recibido el Premio As de oro varias veces y
siempre me han tratado ustedes muy bien.
Estuvo usted en la Gala del As por el 50 Aniversario.
Y me encontré muy a gusto. Allí estaba el rey Felipe. Cuando
era Príncipe sus preparadores físicos éramos Bernardino Lombao, José Luis
Sánchez Paraíso y yo mismo.
Paraíso, exrecordman de 100, falleció no hace mucho.
Yo iba a ir a Salamanca al funeral, pero tenía problemas en
la rodilla, me infiltraron y no me podía mover. Sentí mucho no acudir.
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