JUANMA BELLÓN
AS.com
-¿Qué significa para usted recibir el premio a la
trayectoria de As en España con otros atletas como Nadal, Belmonte, Indurain o
Cacho?
-Es un gran honor. Tengo muy buenos y divertidos recuerdos
de España. Es un país en el que he estado mucho tiempo, donde poseo grandes
amigos. Uno de los motivos por el que hablo con usted es por un español como
Juan Antonio Samaranch, padre. He tenido dos grandes influencias en mi carrera.
Mi padre Peter, que era mi entrenador, y Samaranch, que me dio la oportunidad
de entender el deporte fuera de la competición. Él me dio una oportunidad y le
guardo una gratitud profundísima. Me invitó al Congreso del Comité Olímpico
Internacional en 1991 para ser parte del movimiento, era la primera vez que los
atletas acudían. Fue el origen de la Comisión de Deportistas y la génesis de lo
que soy actualmente.
-¿Cómo recuerda sus tiempos de competición?
-Sigo siendo competitivo ¿eh? Todo fue gracias al trabajo de
mi padre, que supo guiarme en mi desarrollo. Siempre intenté no complicarme. Sé
por qué ahora ocupo mi actual cargo de presidente de la IAAF y es porque fui un
corredor y pude enseñarle al mundo quién era. Esa competitividad me ha ayudado
para ser un mejor directivo en deporte. Estuve diez años en primera línea
política, llevé una candidatura olímpica de Londres, pero el atletismo es mi
pasión. Comencé con 11 años en una ciudad industrial (Sheffield) y ahora estoy
en la IAAF ayudando a mi deporte 50 años después. Es un privilegio.
-En los Juegos de Moscú 1980 fue plata en 800 y ganó el oro
en 1.500. Sus duelos con su compatriota Ovett fueron históricos.
-En los Juegos de Moscú 1980, mi principal rival
era Steve Ovett. Teníamos la habilidad o el defecto de frenarnos el uno al otro
porque nos conocíamos desde hacía diez años. De una manera graciosa, ambos nos
fuimos de Moscú con algo ganado y pendiente. Me habría gustado ganar las dos
pruebas y estaba seguro de que lo haría, pero un día Ovett fue el mejor en 800
y otro yo gané el oro en 1.500. Ese es el elemento más bonito, sencillo y
hermoso del atletismo. No es Hollywood, las cosas no están escritas. El que no
haya un final preestablecido hace que el deporte sea diferente a todo lo demás.
-Unos Juegos, los de Moscú, que se celebraron en condiciones
delicadas, con el veto de Estados Unidos y el mundo polarizado.
-Moscú fueron unos Juegos complicados, por la agitación
política de la época. Y yo resistí la política del Gobierno Británico (pedía el
boicot a la cita). Resistí a la muy poderosa primera ministra (Margaret
Thatcher), porque el deporte ha sido siempre más importante y trasciende la
política. Y yo soy un animal político, que conste, pero si comienzas a
determinar contra quién estás compitiendo por la naturaleza de sus sistemas
políticos, entonces el deporte internacional se rompe. No hay un país en el
mundo que en algún momento no guste su sistema político ya sea en España, Irán
o Reino Unido, no importa, y tenemos que trascender eso y es muy importante que
lo hagamos. Por eso fui a Moscú. Fue la decisión correcta en ese momento y
mirando hacia atrás históricamente, acerté.
-Y luego repitió resultados, oro en 1.500 y plata en 800, en
Los Ángeles 1984.
-Los Ángeles fue muy diferente, no creo que ningún atleta
haya podido ir a dos Juegos tan extremos. En 1980, bajo el control e influencia
comunista y cuatro años después llegas a una cita caricaturesca y liberal, con
Rocket Man en mitad de la recta final, pasabas del ballet del Bolshoi a los
Beach Boys, que tocaban en la Villa Olímpica. A nivel deportivo fue más
exigente físicamente porque tuve siete carreras en nueve días y en las últimas
con atletas que no habían corrido 800. En ese momento, había un contingente
español muy fuerte, con José Luis González y José Manuel Abascal, que fue
bronce en la final de 1.500, donde gané.
-¿Es la carrera que guarda con un recuerdo más especial?
-Creo que sí. Fue la prueba en la que más cerca estuve de
hacer la carrera perfecta. No sé si era inteligente, yo lo llamaría ser
instintivo y tomar las decisiones adecuadas en el momento oportuno. Fue un gran
duelo con Cram, yo creo que a la gente le gustan los enfrentamientos cara a
cara. Es lo que necesitamos. Creo que actualmente hay demasiadas liebres y
muchos atletas que van en fila india. Ya no hace tanta falta tomar decisiones
instintivas.
-Mantuvo el récord mundial en 800 con 1:41.73 hasta 1997,
con ese tiempo todavía ganaría en Mundiales y Juegos. Usted es consciente,
¿verdad?
-Es un testamento de la calidad del entrenamiento de mi
padre, del trabajo de mi equipo. Cambiamos la naturaleza del entrenamiento de
media distancia, con más intensidad en la resistencia velocidad. Ahora es
común, pero en esa época no era así. Jim Ryun en Estados Unidos hacía 100 millas a la semana,
pero nosotros hacíamos 40, pero siempre intensidad, intensidad... Muchas horas
en el gimnasio y de condición física.
-Y tras su carrera deportiva, fue el presidente los Juegos
para Londres en 2012.
-Terminé muy satisfecho tras los Juegos. El mundo actual es
muy complicado y logramos que todos volvieran a casa sanos y a salvo. Estamos
en un tiempo excepcional y tuve el mejor equipo que se puede tener, de una
calidad humana brutal. Apasionados.
-Y desde 2015 presidente de la IAAF, ¿satisfecho?
-No se trata de estar satisfecho o no. Estos dos primeros
años han sido un desafío en los que he intentado poner la casa a salvo de
nuevo. Ha habido que tomar decisiones muy duras, como la sanción a Rusia, y
para salvaguardar el interés del deporte. Ahora toca volver a hacer crecer el
atletismo, desarrollarlo, reconectarlo con la gente y hacer de los jóvenes
atletas grandes estrellas. Venimos de haber tenido uno de los más exitosos
Mundiales al aire libre en Londres.
-¿Qué pasará con el atletismo sin Usain Bolt? ¿A quién ve
como su sucesor?
-Sobreviviremos. Hay muchos talentos como Barshim, que es
fantástico, como una estrella del rock. No tengo ningún atleta favorito, pero
me encanta la clase de Rudisha, de Van Niekerk. En mujeres, Nafi Thiam es un
prodigio. Los sorprendentes resultados de los Mundiales de Londres hace que
muchos jóvenes se posicionen.
-¿Qué ha sido más difícil, ser un campeón olímpico,
conseguir los Juegos de Londres o gestionar la IAAF?
-Son retos diferentes. Supongo que... (se lo piensa). He
tenido una carrera deportiva fantástica, entrené mucho y duro, en los Juegos
hubo mucho trabajo. Pero si la pregunta es dónde siento más responsabilidad es
ahora, al frente de la IAAF.
-¿Qué visión tiene del atletismo español?
-Es un país con una profunda cultura de atletismo. Creo que
Chapado es sangre nueva para refrescar el deporte en España.
-El atletismo pierde fuerza respecto a otros deportes
‘nuevos’. ¿Qué se debe hacer?
-No hicimos lo suficiente para conectar con la gente joven.
Si el mundo cambia, nosotros también debemos mutar. Tenemos que entender la
dinámica, este es un deporte histórico y fuerte, amigo del espectador y de las
televisiones. Y ser un deporte limpio y ético, para proteger los sueños de los
atletas.
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