miércoles, 26 de mayo de 2010

La desaparición fatal de Rafa Muñoz



DIEGO TORRES

Rafael Muñoz, la gran figura de la natación española durante los Campeonatos del Mundo de Roma 2009, podría ser sancionado con entre dos meses y dos años de inhabilitación para competir tras haber incumplido la obligación de informar sobre su paradero a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y la federación internacional (FINA), que le ha abierto un expediente.
El nadador cordobés, plusmarquista mundial de los 50 metros mariposa y medallista de bronce en los 50 y los 100 mariposa en Roma, desapareció durante varios meses tras sus hazañas en los Mundiales. Se ausentó de su domicilio en Córdoba, no cogió el teléfono y dejó de rellenar el formulario de localización ADAMS que el Código Mundial Antidopaje puso en marcha para que todos los deportistas de élite que ocupan un lugar importante en el ránking informen de dónde están en cada momento para poder ser sometidos a controles por sorpresa.
Muñoz, de 22 años, dijo en privado que se planteó dejar la natación después de los Mundiales. Algunos colegas se lo encontraron en Barcelona y les comentó que se iría a recorrer España con sus amigos en caravana. Pasaron tres meses hasta que en la federación volvieron a tener noticias suyas y no regresó a los entrenamientos hasta febrero, medio obligado por las presiones del director técnico, Luis Villanueva, que, a su vez, recibió presiones del Consejo Superior de Deportes (CSD). Los responsables de subvencionar a la federación se alarmaron ante el abandono del nadador, considerado por el propio Villanueva como la perla del equipo nacional.
Durante la etapa que pasó en barbecho, Muñoz incumplió con el deber que imponen la AMA y la FINA de remitir por Internet cada 90 días un formulario indicando el lugar exacto en que se encontraría para que los médicos que realizan los controles antidopaje fuera de la competición pudieran localizarle. En el riguroso código mundial, tres omisiones equivalen a un positivo y se castigan de igual manera, con una suspensión de hasta dos años.
Ayer, fuentes de la FINA confirmaron que, tras el tercer incumplimiento, el Comité de Dopaje le abrió un expediente que se resolverá el próximo mes tras una vista personal a la que acudirá el nadador respaldado por dirigentes de la federación. El director ejecutivo de la FINA, Cornelio Marculescu, confirmó que Muñoz se encuentra en dificultades: "Que se le haya abierto un expediente no implica que sea responsable de dopaje. Solo significa que no ha cumplido las normas. Ahora tiene que reunirse el Comité de Dopaje para resolver el caso, escuchar al nadador y lo que alega". La federación ya prepara la defensa de Muñoz con un abogado. Según fuentes internas, el argumento que presentará el defensor será que el nadador tiene algunos problemas personales.
Desde que batió el récord mundial de los 50 metros mariposa, en mayo del año pasado, Muñoz da síntomas de extravío. Quienes le conocen en la federación aseguran que cada día resultaba más impredecible, más desconfiado. Villanueva, que llegó a la dirección técnica hace poco más de un año procedente del CSD, se empeñó en controlarlo todo a su manera, pero no logró establecer un contacto sólido con el nadador y las personas que asignó para tal fin, como el directivo Marcos Robledo, se ocuparon básicamente de aislarlo de la prensa.
Entre septiembre de 2008 y agosto de 2009, Muñoz no pudo estar más aislado del moderado interés que, salvo cuando batió algún récord, despertó en España. Durante esa etapa se puso en manos de Romain Barnier, técnico del Círculo de Nadadores de Marsella. Cuanto más alejado estuvo de la federación, mejor le fueron las cosas al nadador, que consiguió sus mejores marcas al tiempo que aumentaba asombrosamente su volumen muscular. En agosto, tras los campeonatos de Roma y después de muchas confesiones melancólicas en las que aseguró sufrir la distancia, resolvió regresar a Córdoba, su ciudad natal, a reencontrarse con sus amigos. Fue entonces cuando los radares de la federación y de la AMA perdieron el contacto con él.
El 22 de abril regresó a la competición sin el bañador de poliuretano rojo que le hizo famoso en sus tardes de gloria. Con el de toda la vida, a pecho descubierto tras la prohibición de los monos por parte de la FINA, el cordobés nadó su prueba fetiche, los 50 mariposa, en 23,45 segundos. La federación celebró la marca como algo grande a pesar de que hace solo un año, con el traje de goma, pulverizó el récord mundial con un tiempo de 22,43s. Ese día, el día en que nadó más rápido en su vida, Muñoz ya prefiguró lo que le esperaba. Cuando salió de la piscina, no parecía un hombre feliz. Más bien, al contrario. Ya se le veía un poco harto de todo.

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