PEDRO LUIS ALONSO
Sur.es
Este periodista intenta levantar desde el suelo y con una
mano la bola de lanzamiento y no lo consigue. Ya no tanto por su peso (7,260
kilos), de por sí importante, sino porque no la abarca con los dedos para
asirla del todo y elevarla. En cambio, en la mano de Borja Vivas (Club
Atletismo Málaga) parece una pelota de tenis, y la pone en órbita a más de
veinte metros. Si no sucede nada realmente extraño, su marca de 20,72 del
viernes en Carranque es el pasaporte para sus segundos Juegos Olímpicos, todo
un orgullo para este gigante malagueño, criado cerca de las pistas de Carranque
e hijo de un policía nacional. Con la tranquilidad que le da la marca y a
escasos metros de donde la consiguió, Vivas analiza con este periódico un año
que pretende que sea el más brillante de su carrera. Se ha marcado cuatro
retos: buscar el podio en los Europeos de Ámsterdam (6 al 10 de julio), batir
su plusmarca personal (21,07), ser finalista olímpico, y mejorar el récord
nacional (21,47).
¿Qué sensaciones tenía antes del control de marcas de
Carranque del viernes?
Siendo sincero, suelo hacerme una idea de lo que lanzo entrenándome,
que siempre es algo menos de lo que hago luego compitiendo. En los tests había
hecho 19,90 y rozado los veinte metros, lo que no está nada mal para la época,
la primera competición. Creo que al final pudieron más mis ganas que el estado
de forma en el que estaba, de ahí que a mi entrenador (Tomás Fernández) le haya
sorprendido un poco. Y eso que tenía dudas por las malas sensaciones de final
de la temporada anterior, que me afectaron, más allá del dolor físico. Es
verdad que las molestias habían remitido, pero no sabía cómo iba a estar
compitiendo.
¿Es normal su caso de competir algo mejor que cómo se
entrena?
Es un caso atípico, pero hay de todo. La mayoría suele
entrenarse mejor que compitiendo, no sé si porque la presión viene mal o por el
uso de la técnica rotatoria. Con ella se te puede escapar algún tiro más
fuerte, mientras que en la lineal se suele ser más regular.
También fue raro que cumpliera la mínima olímpica (20,50) en
el último tiro del viernes....
No es lo normal. Casi siempre suelo empezar mucho mejor que
como termino. Siempre empiezas con muchas ganas y al final te relajas un poco.
En este caso fue la exigencia de la marca mínima. Había lanzado 20,47, y no era
ni mucho menos un mal lanzamiento recién empezada la temporada, pero se te pasa
por la cabeza ‘¿y si al final me quedo a solo tres centímetros de todo?’ Hay
que intentar evitar esos pensamientos negativos. No hice nada extraño, porque de
fuerza voy por el buen camino, pero técnicamente hay mucho margen de mejora.
¿Cuáles serán ahora sus próximas citas?
Este sábado estaré en otro control de marcas en Antequera, y
el sábado 6 de febrero, en el mitin de Karlrsruhe, del circuito de pista
cubierta de la Diamond
League. El domingo me confirmaron que voy a poder estar en
Estocolmo (17 de febrero), que es una cita de prestigio. Parece que la marca
del otro día me ha abierto esa puerta. Y como la crisis tiende a menguar,
aparecen ya competiciones en España de pista cubierta, como la que habrá una
semana antes de los Nacionales en Madrid. Será en La Latina. La reunión de
Bruselas del 13 de febrero la he cancelado. No conviene viajar tanto ahora,
porque se pierden entrenamientos.
¿Cómo ha combatido esas molestias en el psoas de la segunda
parte de 2015?
Ahora estoy compaginando el tratamiento en el Instituto
Andaluz de Medicina con otro con Víctor Lluch, un fisioterapeuta. Voy teniendo
una o dos sesiones semanales, de manera que forma parte del entrenamiento. Hago
estiramientos y muchos ejercicios de prevención, que es lo que tenía que haber
hecho en toda mi carrera. Ahora solo se me carga la zona el día siguiente de
lanzar.
¿Piensa que esta temporada puede ser tan brillante como la
de hace dos años (la plata del Europeo)?
Sin lugar a dudas. El año pasado parecía que iba por la
buena senda tras la temporada de pista cubierta. Quedé cuarto en el Europeo, y
en el último tiro me adelantaron y me sacaron del podio. Luego vino la lesión,
y ya no fueron tanto las molestias, sino verle las orejas al lobo al no haber
tenido nunca un problema físico en mi carrera. Este año voy mejor encaminado.
Hasta he concedido gran importancia al tema de la alimentación. No voy buscando
perder cinco kilos y estar más guapo, sino al revés, estar mucho más fuerte,
aunque sin la grasa que me sobra. He querido poner todo lo que está en mi mano,
para que no se diga que no lo he intentado este año. Mi objetivo, lo digo ya,
es pasar de 21 metros
nuevamente y acercarme al récord de España.
¿Cree que tiene en sus manos batir su plusmarca personal?
Sí. Solo he pasado una vez de 21 metros, y el
lanzamiento del viernes fue mi quinta mejor marca, lo que ya es reseñable para
tratarse del inicio de la temporada. Mi objetivo es acercarme a 21,
sobrepasarlos y, aunque hace poco diría que el récord de España queda muy
lejos, ahora puedo afirmar que no es fácil, pero mi intención es hacerlo. No sé
si este año, pero no hay que desaprovechar la oportunidad.
Tiene 31 años. ¿Va perdiendo capacidades ya con los años o
cree que tiene margen de mejora?
Debo reconocer que los parámetros de fuerza y velocidad los
mejoro, pero acabas más cansado tras entrenarte, y al día siguiente también te
levantas más cansado. Son ya 16 años practicando deporte de alto nivel. No
puedo desaprovechar ya ninguna oportunidad. No sé cómo estaré el año que viene,
y los Juegos Olímpicos son una gran oportunidad.
Si le dan a elegir entre batir este año su plusmarca o
entrar en una final olímpica (los ocho mejores, y, por ende, diploma olimpico),
¿con qué se quedaría?
Sin duda, la final olímpica. Un evento así lo copa todo.
Ahora parece que el panorama está despejado. Serían mis segundos Juegos, los
primeros no fueron los deseados a nivel deportivo, aunque como experiencia fue
increíble. Con una final olímpica podría decir cuando me retire que he rendido
al máximo nivel.
Los Juegos de Río están atados, pero no al cien por cien,
¿verdad?
Sí, pero para ello tendría que haber tres lanzadores más que
hicieran la mínima. Carlos Tovalina, que me ganó el año pasado una prueba, ha
lanzado ya 20,15 metros,
justo después de mí. Eso hace al final que uno no se relaje. Cuando me enteré
lo felicité, pero pensé también que para el sábado en Antequera ya quería más.
Como mínimo dos personas acudiremos, y eso será algo histórico. Además, quiero
conseguir otra medalla en los Europeos al aire libre que también son este año.
Sería algo histórico, tras la plata lograda en Zúrich hace dos años.
Si no vuelve a lanzar por encima de 20 metros en lo queda de
año, ¿entendería que la
Federación no lo seleccionara para los Juegos, pese a la
mínima lograda?
Estaría en su derecho, pero nunca me ha ocurrido, y tampoco
he visto ningún caso así. Este resquicio legal se debe más al tema de las
lesiones, que por ejemplo un atleta haga la mínima y no vuelva a competir hasta
una semana antes de los Juegos… Entonces no sería muy ético acudir.
Desterremos entonces el pesimismo. ¿Con qué ambición encara
la próxima cita olímpica?
Estaremos una treintena de lanzadores. Se clasificarán doce,
y a la final van solo ocho. El diploma es lo que sería histórico. Decir que voy
a por la medalla sería engañar. Hay gente que lanza sin problemas por encima de
21,50 metros,
como el norteamericano Joe Kovacs o el alemán David Storl. Se puede conseguir
metal con 20,90 o 21 pelados. Supongo que por ahí andará, pero hay que reconocer
que lanzar 21 metros
en un evento olímpico…
Mucha gente se preguntará que por qué no, si el viernes
lanzó 20,72 en Carranque, puede hacerlo en competición…
Pues sí, pero en grandes competiciones el nivel de todo el
mundo queda afectado por la presión. Yo ya he estado en grandes citas y sé que
puedo dominar esa presión. Lo bueno y lo malo de los Juegos Olímpicos es que en
los meses previos uno vive en una burbuja. Te dan más atención, y eso a veces
nos desborda. Si fuésemos capaces de aislarnos de eso... Puede que poco antes
en los Nacionales al aire libre las marcas sean mejores que en los Juegos.
En cambio, en el Europeo se ve con otras opciones…
Sí. Está claro. La participación es diferente, algo por
debajo. Para mí es una obligación rendir a buen nivel. El único riesgo es que
si no consigo medalla va a parecer un fracaso y lo que se logró en Zúrich fue
espectacular y no me lo esperaba.
¿Qué le parece que pueda haber siete malagueños en los
Juegos de Río de Janeiro, frente a los cinco en Londres 2012?
Es algo muy positivo. Ya he visto que el golf ha entrado en
el programa, y en Málaga siempre ha habido un buen nivel. Ser olímpico es muy
difícil en deportes individuales, mientras que en equipos depende del
seleccionador. Todo lo que sea aumentar el número me parece beneficioso.