TOMÁS CAMPOS
Marca.com
Dice el dominicano Félix Sánchez, doble oro olímpico
y mundial en los 400 vallas, que el rebote de la nueva generación de zapatillas
"te lleva a la luna" a la hora de afrontar cada salto. Y es que no
hay prueba que haya evolucionado tanto como las vallas bajas en los últimos
años, con marcas que parecían impensables hace muy poco.
Hoy ha ganado la neerlandesa Femke Bol con 51.70 y
aun así se ha quedado a más de un segundo del récord del mundo (50.68)
establecido por Sydney McLaughlin en la final de Eugene del pasado año. La
estadounidense iba a competir sólo en los 400 lisos en Budapest pero finalmente
decidió no acudir -aduciendo unas leves molestias en una rodilla- y centrar
todas sus miras en París 2024.
Bol se quedaba así sin su gran rival, la mujer que podría haber puesto a prueba sus límites, por lo que finalmente ha tenido que conformarse con confirmar su momentánea supremacía ante la estadounidense Shamier Little (52.80) y la jamaicana Rushell Clayton (52.81), que la han acompañado en el podio.
Casi una tragedia griega
Mucho más disputada ha sido la final de la longitud, en la que el griego Miltiadis Tentoglou ha completado su colección de títulos -ya era campeón olímpico y europeo- tras un último salto de 8.52 (-0.3) que ha dejado compuesto y sin novia al jamaicano Wayne Pinnock, que hasta ese momento lideraba la final con 8.50 (-0.1). El saltador heleno iba a perder el título por apenas un centímetro en el segundo vuelo de desempate pues también había llegado hasta los 8.50 (0.6) en su primer intento pero Pinnock tendía 8.40 (0.5) como segundo mejor registro y el campeón en Tokio 2020, 8.39 (-0.5). Lo que se dice una tragedia griega en toda regla. Pero Tentoglou es de esos atletas que se crecen ante la adversidad. Es evidente que no tiene la clase de Carl Lewis o Iván Pedroso pero es un competidor fabuloso que suele ir creciendo a medida que se van consumiendo los saltos y las exigencias crecen. El bronce fue para el también jamaicano Tajay Gayle, oro en Doha 2019, con 8.27 (-0.3), la misma marca que su compatriota Carey McLeod, que tuvo que saltar con un tobillo dañado tras protagonizar un espectacular resbalón que casi le cuesta un serio disgusto.
Un 400 muy abierto
El 400 lisos, en ausencia del campeón defensor Michael Norman y del oro olímpico Steven Gardiner, lesionado en las semifinales, fue una prueba muy abierta que acabó sonriendo al jamaicano Antonio Watson (44.22). El británico Matthew Hudson-Smith, que en semifinales había batido el viejo récord europeo del alemán Thomas Schönlebe, mejoró una plaza con respecto a Eugene y acabó segundo con 44.31, con el estadounidense Quincy Hall completando el podio con 44.37. El pusmarquista mundial Wayde Van Niekerk, que busca regresar al primer plano tras superar una grave lesión de rodilla que le apartó varias temporadas de las pistas, fue séptimo con un crono de 45.11.
Por último, destacar la victoria de la jamaicana Danielle Williams en los 100 vallas con 12.43 (-0.2), reeditando su oro mundial de Pekín 2015. La puertorriqueña Jasmine Camacho-Quinn, oro en Tokio, fue segunda a una centésima y la estadounidense y ex plusmarquista mundial Kendra Harrison, tercera con 12.46. En esta carrera, destacar el sexto puesto de Tobi Amusan con 12.62. La nigeriana, que el pasado año batió el récord mundial de las vallas altas en Eugene, corría tras quedar sin efecto su suspensión provisional por infracción antidopaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario