sábado, 17 de diciembre de 2011

DOPING Y COCAÍNA EN LA OPERACIÓN MÁSTER



CARLOS ARRIBAS

Según las estadísticas de la Agencia Estatal Antidopaje (AEA), la Operación Máster, de la que ayer informó la Guardia Civil, es el golpe número 58 contra el dopaje deportivo llevado a cabo por la policía española desde 2004, saldado con 18 detenidos que pasan a incrementar una lista en la que ya figuraban 616 nombres, algunos repetidos, y los miles de dosis de sustancias requisadas se suman ya a las toneladas previas de anabolizantes, hormonas, EPO y demás.
El resumen de la investigación, desarrollada principalmente en Valencia y proporcionado por la Unidad central Operativa (UCO), es una de tantas otras notas de prensa que puestas una detrás de otra, en conjunto, ofrecen, por un lado, la extensión del fenómeno del dopaje y una radiografía poco gloriosa de la realidad de la práctica deportiva para centenares de personas en España -los destinatarios presuntos de las sustancias decomisadas no eran deportistas profesionales, sino aficionados de fin de semana y veteranos, categoría conocida como máster en el ciclismo- y, por otro, una fotografía nítida del funcionamiento de las redes de distribución y venta de sustancias prohibidas, en las que ya no solo se trafica con doping -el habitual clembuterol de origen búlgaro, el winstrol portugués, EPO y hormona de crecimiento desviadas de centros hospitalarios a través de trabajadores sobornados, otras sustancias falsificadas envueltas en cartonajes troquelados e impresos en imprentas clandestinas...-, sino también con Viagra, pastilleo de discoteca y hasta cocaína.
Tampoco es muy diferente al hallado en las últimas operaciones el perfil de los detenidos e implicados en la Máster. Ya no hay médicos entre ellos, sino vendedores, exdeportistas que montan un chiringuito después de retirarse. Según fuentes de la investigación, el núcleo duro, los "capitanes", estaba formado por tres ex ciclistas de escaso recorrido deportivo pero con un buen nivel de acceso y relación con decenas de colegas.
Uno, Raúl Castaño, llegó a ser profesional tres meses en un equipo de Malasia. Tiene 27 años y en marzo de 2010 corrió el Tour de Langkawi en 2010: solo cuatro meses antes había sido detenido en la Operación Grial, otra investigación contra el dopaje en Valencia -imputado el médico Walter Virú, implicado también el atleta Paquillo Fernández-, cuyo juicio aún no se ha celebrado. En el domicilio de Castaño, según fuentes policiales se encontró, aparte de múltiples sustancias dopantes, una caja de caudales blanca con 1.028 gramos de cocaína (poco más de un kilo). El juzgado de instrucción número 8 de Valencia, que es el que estaba de guardia, porque las diligencias previas las lleva el número 2 de Massamagrell (Valencia), le decretó prisión comunicada y sin fianza por un presunto delito contra la salud pública. Ingresó en la prisión de Picassent el viernes después de prestar declaración ante el juez.
El segundo, Victoriano Fernández, es el más veterano (tiene 38 años). Después de una larga y poco exitosa carrera como corredor profesional desarrollada casi exclusivamente en Portugal, se convirtió en técnico de ciclismo, entrenador y mánager. Acabó formando parte del organigrama técnico de la federación valenciana, y aún figura así en la página web de la misma, como seleccionador sub 23 de carretera, aunque su presidente precisó que dejó sus funciones de seleccionador en mayo pasado. Fue puesto en libertad con cargos.
El tercero, Mario Fenollosa, fue uno de los mejores juveniles españoles en 1994 (formó parte junto a Morrás, Mancebo, Lastras, Eladio y Soro de la selección juvenil del Mundial de Quito en el que Morrás se proclamó campeón), pero nunca llegó a profesional. Tiene 35 años y trabaja como mecánico en la tienda de bicicletas de Ángel Casero, el gran exciclista valenciano, quien tuvo que prestar también declaración pues en su taller guardaba parte de las sustancias requisadas. Ambos están en libertad.

No hay comentarios: