martes, 23 de julio de 2019

LA FINA DESCALIFICA A RAPSYS Y CONCEDE EL ORO A SUN


DIEGO TORRES
El País.com

La final de los 200 metros libre del campeonato del mundo de natación, celebrada en la ciudad de Gwangju este martes, registró tres hechos irrefutables. Primero, que al sonido de la bocina que declara el inicio de la prueba todos los nadadores estaban de pie en sus poyetes. Ninguno saltó al agua antes de tiempo. Segundo, que al cabo de recorrer la distancia, el primero en tocar la placa del último muro fue el lituano Danas Rapsys con un tiempo de 1m 44,69s seguido por el chino Sun Yang (1m 44,93s), célebre sujeto de una investigación por incumplir con la normativa contra el dopaje en un proceso impulsado por la Asociación Mundial contra el Dopaje (AMA) ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAD) después de que la federación internacional de natación (FINA) le diera la razón al investigado. Tercero, que los jueces descalificaron a Rapsys y Sun Yang, primer campeón olímpico de natación en la historia de China, ganó su segundo oro mundial consecutivo en 200.
La prueba discurrió sin incidentes. Rapsys salió entre los últimos. Solo se colocó entre los tres primeros al pasar por la pared de los 100 metros. Sun Yang lideraba la final en el parcial de los 150 pero Rapsys volteó con más fuerza y se puso en cabeza en el último largo. El lituano conservó la ventaja hasta tocar la placa. Se giró y al verse primero en el marcador en primer lugar con 1,44s, un segundo por debajo de su mejor marca, expresó toda su perplejidad con una expresión inglesa: “What the fuck”.
La sorpresa de Rapsys se multiplicó instantes después, cuando la megafonía de la piscina declaró que había sido descalificado. A falta de una explicación de la FINA, solo se puede constatar que Rapsys se movió en el poyete de salida, circunstancia de dudosa legalidad cuyo efecto sobre el resultado de la prueba es irrelevante.
El hombre abandonó la piscina conturbado mientras Sun Yang lo celebró subiéndose a horcajadas en la corchera, ufano, y golpeando el agua como si quisiera vengarse del hidrógeno en medio de un clamor que sonó como uno de esos alaridos de espanto que emiten los adolescentes en el cine durante las películas de terror. Solo la delegación de China aclamaba a su héroe, verdadero ídolo de masas en su país, mientras la multitud clamaba contra la decisión desde las gradas. Sun Yang permaneció solo en la piscina durante unos instantes, saboreando el éxito. Siempre fue un muchacho proclive a meterse en líos, pero en este Mundial, a sus 27 años, estaba superando sus propios estándares.
El Mundial de Sun Yang habría transcurrido sin sobresaltos de no ser porque el sábado pasado el ‘Daily Telegraph’ publicó que en septiembre de 2018 se había resistido con violencia a pasar un control antidoping rompiendo a martillazos el frasco con la sangre que le acababan de extraer. Tras abrirle un expediente, la FINA le dio la razón bajo el argumento de que el control no había cumplido con todos los formalismos reglamentarios, a lo que la AMA replicó llevando el caso al TAD. Las protestas de distintos representantes de los equipos que compiten en Gwangju ante la evidencia anormal de que el chino participara de las carreras incluso estando investigado, culminaron en la ceremonia de premiación de los 400 metros libre. Allí el australiano Marck Horton, que fue plata, se negó a subirse al podio y dar la mano al chino, que fue oro.
Este lunes la FINA se apresuró a amonestar a Horton públicamente en un comunicado. “La FINA respeta el principio de libertad de expresión”, dijo la nota, “pero debe conducirse en el contexto adecuado (…). Los atletas y su entorno son conscientes de que deben respetar las regulaciones de la FINA y no usar la organización para realizar declaraciones o gestos personales. La cuestión por la que presumiblemente Mack Horton protestó está en estos momentos sujeta a una investigación por el TAD y no es apropiado que la FINA prejuzgue la vista”
La ceremonia de premiación de Sun Yang este martes tras la final de 200 se inició bajo los pitos del público, indignado ante la actitud retadora del campeón. Al parecer molesto con la flema del británico Duncan Scott, que fue bronce, el chino comenzó a gritarle cosas al oído. Una vez que sonaron los himnos, Sun Yang llamó a los otros premiados para que se hicieran una foto con él pero Scott permaneció en el extremo opuesto del podio mirando hacia otro lado. El gesto enfureció a Sun Yang, que comenzó a increpar al inglés y a burlarse de él mientras se retiraba haciendo aspavientos.

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