jueves, 1 de mayo de 2008

"DÓPING" MODERNO


El vectran —hebras de polímero de cristal líquido usadas por la NASA para coser los globos del explorador lunar— forma el esqueleto del tenis de atletismo más ligero jamás fabricado (92 gramos, clavos incluidos), el último invento de la ola que ha llevado a los materiales deportivos a la frontera del “tecnodoping”. Bañadores mágicos que actúan como flotadores, palos de golf en los que el tamaño, la forma y las rayas de la cara suplen la pericia y el toque de los jugadores, camisetas tan ajustadas y tan aireadas que respiran como la piel de los atletas, cámaras que simulan la altitud a voluntad del usuario... Es como si los récords del futuro dependieran ya más de la tecnología que de la capacidad de los deportistas.Al clásico lema olímpico “más rápido, más alto, más fuerte”, los fabricantes de artículos deportivos le han añadido dos necesidades: “más ligero, más frío”. E incluso, otra: “más elitista”, pues la nueva tecnología no estará al alcance de todos.Nike, además de camisetas y pantalones de atletismo, también desveló sus últimos avances en bañadores de cuerpo entero, siguiendo la estela del ya mítico “LZR Racer” de Speedo.La fábrica saca al mercado un modelo de cuerpo entero y diferentes materiales según las zonas, con dos variedades: uno que comprime más los músculos, más aerodinámico, y otro que permite más libertad de movimientos.Pero la estrella son los nuevos tenis sostenidos por 120 hilos de vectran casi exactamente bordados como cables de un puente en suspensión sobre una finísima película de acetato, los cuales causarán nuevas polémicas.“Pero, bueno, también se escribió y se dijo lo mismo hace 12 años, cuando fabricamos los 'tenis de oro' con las que Michael Johnson batió los récords de 200 y 400 metros y ganó los oros olímpicos en Atlanta”, afirmó Jay Meschler, un ingeniero de la Nike, en la presentación del calzado en los Estados Unidos. “Y pesaban ¡112 gramos! Pero ahora nadie piensa que los récords los batieran esos tenis, sino sus piernas (de Johnson). Con éstos, 20 gramos más ligeros, lo único que hacemos es seguir nuestra búsqueda del Santo Grial, que es el regreso a la naturaleza: el hombre primitivo corría descalzo”, añade. “Queremos acercarnos a esa sensación lo más posible, como si los clavos surgieran directamente de la planta del pie. Y ahora estamos más cerca de esa utopía. Pero siempre los récords los seguirán batiendo los atletas”.Aunque la nueva tecnología en los tenis hará su debut oficial en los Juegos de Beijing, el año pasado fue usada secretamente —hilos “invisibles” que ocultaban su diseño interno— por los mediofondistas norteamericanos Alan Webb y Bernard Lagat, quien en el Mundial de Osaka logró el doblete en 1,500 y 5,000 metros.Este año el desafío es mayor: ¿podrán los tenis “Zoom Victory” convertir en campeón olímpico al plusmarquista mundial de los 100 metros, Asafa Powell? “Powell ya los ha probado y dice que le encantan, que no nota su peso”, dice Meschler. ¿Verdad o marketing? Al igual que la frontera entre la ayuda legal y “el tecnodoping” es cada vez más tenue, también con el tiempo se hace más débil el límite entre marketing y ciencia. “La mayor ventaja que pueden suponer unos tenis tan ligeros en una distancia tan corta es puramente psicológica y, por tanto, no se puede medir”, opina Xavier Aguado, biomecánico de la Universidad de Castilla-La Mancha. “No dudo que a medida que se vaya mejorando (la tecnología), empiecen a cobrar importancia aspectos que hasta ahora no han sido importantes, pero de momento soy escéptico con lo del peso del calzado”, apuntó. Quizás, como dice Mikel Izquierdo, doctor en Ciencias del Deporte, los resultados científicos de los materiales “milagrosos” no son tan claros como proclaman los vendedores.“Los fabricantes de calzado, si de verdad creen que reducir el peso de los tenis a este extremo tiene algún significado, quizás deberían advertir a los velocistas que se abstuvieran de llevar durante las competencias cadenas, aretes, anillos, crucifijos y toda suerte de amuletos u objetos decorativos que echan por tierra sus esfuerzos tecnológicos en las reducciones de peso”, destaca Aguado.

— Por Carlos Arribas, de El País