sábado, 20 de febrero de 2010
Del Icegate a la nueva guerra fría
JUAN-JOSÉ FERNÁNDEZ El País.com
La Rusia deportiva estaba ya nerviosa porque su actuación general en Vancouver va mucho peor de lo esperado. Pero la derrota de su gran estrella del patinaje artístico, Evgeny Plushenko, ante el estadounidense Evan Lysacek ha desatado una nueva guerra fría. Hasta el propio primer ministro ruso, Vladimir Putin, se metió en la gresca al felicitarle: "Tu medalla de plata vale una de oro".
Parece haberse reeditado el escándalo del Icegate, en Salt Lake City 2002, donde se destapó un sonado escándalo de corrupción al favorecer los jueces descaradamente a la pareja rusa en detrimento de la canadiense. El COI intervino en una decisión salomónica para contentar a todos y repartió otro oro. El poderío ruso casi absoluto empezó a derrumbarse y se cambió hasta el sistema de puntuación.
Ahora, la historia también viene por una interpretación de lo que es el propio patinaje artístico. Plushenko empezó a calentar la polémica antes ya de la final diciendo tras el programa corto que un ejercicio sin los saltos más difíciles, como el cuádruple Toeloop, es volver a hace 10 o 20 años cuando sólo se efectuaban los distintos tipos de triples.
"El patinaje artístico es un deporte, no un espectáculo de baile. Para ser campeón no basta con una presentación bonita", comentó Plushenko, el único, junto al japonés Takahiro Kozuka (octavo) que clavó ese cuádruple, una proeza técnica y física. El tercero que lo intentó fue otro japonés, Daisuke Takahashi, pero falló, aunque mantuvo la medalla de bronce por la gran ventaja que tenía desde el programa corto. "Los dos tienen mis respetos, incluso sólo por intentarlo", dijo Plushenko.
Lysacek sacó ya casi la misma puntuación que el ruso en el programa corto sin incluir el cuádruple. Argumentó que no lo había hecho porque era mucho riesgo para una pierna que había tenido lesionada. El estadounidense, eso sí, no cometió errores en sus triples y además encadenó el ejercicio con elementos estéticos, muy bien puntuados. Lo mismo hizo en la final, donde Plushenko terminó sin tanta limpieza al menos dos triples. Pero, además, le pasaron otra factura.
Correo sospechoso
Una semana antes de los Juegos, más de 60 jueces de todo el mundo recibieron un correo electrónico de su colega estadounidense Joseph Inman. Era diplomático, pero inequívoco. Insinuaba que los patinadores europeos podrían ser penalizados al no darle tanta importancia a los elementos artísticos y a las transiciones como sí hacían los norteamericanos para compensar así su menor calidad en los saltos.
Pareció un aviso y la premonición se consumó en el Coliseo del Pacífico. El viejo sistema de puntuación había "favorecido" a los rusos y el nuevo los perjudicaba.
Plushenko atizó la polémica desde el mismo momento en que Lysacek le quitó lo que hubiera sido su segundo título olímpico consecutivo, algo que no se repite desde que el estadounidense Dick Button lo logró en Saint Moritz 1948 y Oslo 1952. El ruso, tras ganar en Turín 2006 se dedicó a hacer exhibiciones solamente y volvió para repetir el oro "entrenándose" en enero con otro título europeo.
La derrota le indignó: "Lysacek no es el verdadero campeón", dijo. "No puedo considerar a alguien que tiene el oro sólo con saltos triples". Nada más recibir las medallas, con la sonrisa cínica que suele poner en sus escasas derrotas, se le vio levantar el pulgar delante del pecho para la foto del podio. Parecía decir que que él era el número uno. De hecho, por palmarés, no hay ninguna duda a sus 27 años. También fue plata en 2002 y acumula seis títulos europeos y tres títulos mundiales, por uno de Lysacek, que tiene 24 años.
El estadounidense, molesto por ser tan cuestionado, replicó: "He admirado a Plushenko durante años, pero estoy decepcionado de que alguien que ha sido mi modelo me ataque en el momento más grande de mi vida. El cuádruple es un elemento entre otros en un programa de cuatro minutos. Estoy sorprendido de que haga tanto énfasis en él. Quizá si no estuviera el cuádruple buscaría la excusa en cualquier otra pirueta".
En el ecuador de los Juegos Rusia sólo marcha en octavo lugar, con cinco medallas. Tras el bronce conseguido en la primera jornada por el patinador Ivan Skobrev en los 5.000 metros pasaron cinco jornadas hasta que lograron el oro y la plata en el sprint de esquí nórdico Nikita Kriukov y Alexander Panzhiskiy. La enfermedad del dopaje generalizado descubierto a una decena de fondistas en los meses previos destaparon todas las alarmas, incluida la amonestación del propio presidente del COI, Jacques Rogge. El bajón de nivel respecto al pasado es evidente. Luego ha venido la plata de Plushenko y ayer, otro bronce de consolación de Alexander Tretyakov en skeleton. Parecen migajas. Ya no le favorecen ni las reglas.
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