A. M. As.com
Ella también lo pasó mal. Con 16 años levantó muchas expectativas, pero el éxito le ha llegado a los 22. Ahora mismo se siente capaz de todo.
El suyo fue un bronce sorprendente. ¿Esperaba el éxito al llegar a Budapest?
No me lo esperaba, porque aquí están los mejores nadadores del mundo y no creía que pudiese rendir tan bien. Sabía que debía seguir el ritmo de las inglesas en la final, y esa fue la clave.
Con 16 años fue campeona de España y hasta los 22 no ha rendido en una gran prueba internacional. ¿Qué le ha sucedido en estos seis años?
Entré en la Blume. Puse el listón muy alto, y eso me generó mucha presión. Esa responsabilidad me superó, pero porque yo me agobiaba sola. Tanta ansiedad explotó en Pekín y decidí irme a un club como el Real Canoe, competitivo, pero sin presión. He recuperado las ganas de nadar.
¿Entiende, por tanto, lo que le ha pasado a Rafa Muñoz?
Perfectamente. Él es un superclase y ha trabajado mucho por volver. Está genial y competirá con los mejores del mundo. La natación es muy sacrificada, aunque depende de la personalidad y de la educación de cada uno.
¿Qué supone esta medalla en su carrera?
Es un impulso. Me da fuerza y ganas para seguir consiguiendo éxitos. Ahora quiero descansar y preparar bien el Mundial de Shanghai (2011) y los Juegos de Londres (2012). ¿Por qué no podemos soñar con una final olímpica?
¿Todavía viaja a menudo a Brasil, su lugar de nacimiento?
Sí, cada dos o tres años hago un viaje. Allí viven familiares, como mi abuela. Pero es que ¡los billetes son muy caros!
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