martes, 23 de agosto de 2011
EL MEDIO FONDO Y POCO MÁS
A. IRÍBAR El País.com
Este ha sido el año más convulso del atletismo español, partido en dos desde que la Guardia Civil desatara la Operación Galgo contra el dopaje en diciembre. Pero han pasado más de ocho meses de aquello y los mejores atletas del país han seguido entrenándose y compitiendo juntos, trabajando, y ayer muchos de ellos partieron desde Madrid camino de la mayor cita del año: los Campeonatos del Mundo de Daegu, desde el próximo sábado hasta el 4 de septiembre.
Treinta horas de viaje, con varias escalas, hasta que el equipo español, formado por 44 atletas, aterrice en la ciudad surcoreana. Casi ninguno de ellos aspira a una medalla. Ausente Marta Domínguez, que fue la cara más conocida de los galgos, luego exonerada, y que ha sido madre hace unos meses, y retirado Manolo Martínez, solo Natalia Rodríguez parece segura de sus posibilidades.
La catalana ganó los 1.500 metros en Berlín hace dos años, tras una carrera prodigiosa y turbulenta que acabó con su descalificación, por empujar a una rival, entre lágrimas. El pasado solo pudo ser tercera en los Europeos de Barcelona, pero esta temporada ha corrido en 4m 1,5s para convertirse en la sexta mujer más rápida del año. "La idea, si llego al ciento por ciento, es lograr el oro", dijo la mediofondista a la agencia Efe.
Junto a ella en la final debería estar la actual campeona de Europa, Nuria Fernández. La madrileña ha tenido un año complicado. Se quedó sin entrenador, Manuel Pascua, por su implicación en la trama de dopaje y ha tenido que volver con Antonio Postigo. Fernández lo ha corrido todo este año. La temporada de cross, la de pista cubierta y la de verano y ha convertido el Mundial en una gesta personal.
En la misma prueba, los hombres lo tienen todavía más difícil, aunque Manuel Olmedo llega en un gran momento de forma. Si la carrera es táctica, y las condiciones climáticas de Daegu inducen a pensar que será así, el campeón europeo bajo techo, de prodigioso final, puede tener posibilidades.
Otro atleta impredecible es el eterno Jesús Ángel García Bragado. Con 41 años cumplidos y nueve Mundiales -un oro, dos platas y el bronce de 2009-, nadie se atreve a decir de lo que será capaz de hacer bajo la humedad y el calor de Daegu.
Como nadie sabe cómo reaccionará el cuerpo de otro veterano, el maratoniano Chema Martínez, y sus compañeros Pablo Villalobos, Rafael Iglesia y Alessandra Aguilar; o del marchador Paquillo Fernández; o si Manuel Pestano, que se acaba de convertir en el quinto mejor lanzador de disco del año, y el saltador Eusebio Cáceres aguantarán mejor la presión y tendrán más suerte que otros grandes campeonatos, o si Ruth Beitia logrará por fin superar el listón, más psicológico que físico, de los 2m en unos Mundiales al aire libre.
Lo que está claro es que la selección española no aspira a un puñado de medallas. España nunca ha sido una potencia en este deporte y en la última edición, sobre la pista azul de Berlín, tan solo consiguió subir dos veces al podio: Bragado, para recoger su bronce, y Marta Domínguez, para colgarse el oro en los 3.000m obstáculos. Otros siete atletas se metieron en sus respectivas finales, que, como le gusta decir al presidente de la federación, José María Odriozxola, es lo que mide el nivel atlético de un país.
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