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"Esto es un suplicio", dice Usain Bolt por lo bajinis (pero no tan bajo como para que no lo capten los micrófonos abiertos) cuando sube al estrado a recoger su trofeo de mejor atleta del año (por cuarta vez), y extrae del bolsillo de su chaqueta un folio doblado en cuatro en el que ha escrito su lista de agradecimientos y dedicatorias. Ejecuta veloz el compromiso pero no termina ahí el suplicio para uno que se expresa de un millón de maneras mejor que hablando. Al hombre más rápido del mundo le espera en el mismo salón de Barcelona en que se ha celebrado la ceremonia de la IAAF un maratón de entrevistas sprint. Una de ellas, compartida con L’Équipe y La Gazzetta dello Sport, se la concede a EL PAÍS.
Pregunta. Usted es el primer atleta de la historia que logra repetir en dos Juegos consecutivos (Pekín y Londres) el oro en las dos pruebas de velocidad (100 y 200 metros). ¿Qué es lo más difícil del doblete?
Respuesta. Una vez que uno ha alcanzado el objetivo mayor de su carrera, el oro olímpico, como yo en Pekín, lo más complicado es mantener la concentración los cuatro años siguientes.
P. ¿Concentración o ganas de trabajar?
R. En los anteriores Juegos me esforcé muchísimo. En estos hubo algunos altibajos porque, al ver que no me había esforzado lo suficiente, tuve que trabajar con mucho más ahínco, así que fue un poco un tira y afloja. Pero creo que en los primeros me esforcé más porque lo deseaba con todas mis ganas.
P. En el mes de junio, con las derrotas en los trials de Jamaica ante Blake, sus problemas de espalda, parecía que usted no tendría posibilidades en Londres…
R. Yo creo que estaba en un buen momento cuando me presenté a las pruebas jamaicanas de clasificación, que fue cuando recibí ese toque de atención [derrotas ante Blake en 100 y 200 metros]. Así que para mí fue como si me dijeran: “Vale, te has entrenado bien, pero tienes que estar más concentrado, tienes que esforzarte un poco más”.
P. ¿Pero cree que la gente piensa que no se entrena lo suficiente?
R. Mucha gente no lo entiende, creo yo. No solo digo que me esfuerzo, sino que me esfuerzo de verdad. Tengo que estar muy centrado, y creo que estar centrado es una de las cosas más difíciles. Concentrarte en el objetivo que tienes ante ti es complicado porque estás rodeado de muchísimas distracciones, de muchas cosas que requieren tu atención.
P. ¿Tuvo dudas?
R. Recuerdo que después de los trials, fui a ver a mi entrenador [Glen Mills, también entrenador de Blake, también elegido por la IAAF entrenador del año] y le pregunté si tenía que preocuparme. Y él me contestó que no, que tenía que aprovechar el tiempo que faltaba para trabajar fuerte. Y cuando me puse a entrenarme, empecé a correr más deprisa, a sentirme mejor, etc. Creo tanto en mi entrenador que verle tan tranquilo me devolvió la confianza.
P. Así, las victorias de Londres, ¿supusieron más una alegría pura o un verdadero alivio?
R. Está claro que fueron una alegría para mí. Y en parte pudieron ser un alivio por haberme quitado eso de encima y poder fijarme nuevas metas y seguir evolucionando. Y más cosas. Estoy orgulloso de mí mismo, muy orgulloso. Fue vivir un sueño. Es una sensación alucinante. Esto es lo que llevaba soñando durante cuatro años después de los Juegos Olímpicos de Pekín, así que haberlo conseguido es un sueño hecho realidad.
P. ¿Qué ha cambiado desde Londres?
R. Ha habido mucha más presión desde entonces, mucha más gente que me toma como referencia, mucha más atención mediática, patrocinadores y cosas que hacer. He tenido mucho más trabajo, pero estoy intentando tomármelo con calma.
P. Tras ganar los 200 metros en Londres usted se auto proclamó “una leyenda”. ¿No tiene miedo de dar la impresión de ser una persona poco humilde?
R. Me acuerdo de que, después de mis primeros Juegos, todo el mundo me repetía sin cesar que era una leyenda. Y yo decía siempre: “Todavía no soy una leyenda”. Y ahora he hecho algo que no había conseguido nunca nadie y ahora digo: “Ahora sí que soy una leyenda”, y luego hay gente que no lo entiende. Creo que nunca puedes agradar a todo el mundo, hagas lo que hagas. Para mí lo más importante es que he hecho lo que vine a hacer; me he destacado de todos los demás, de todos los deportistas; y le he demostrado al mundo que he conseguido hacer algo que nadie había conseguido antes, así que personalmente creo que soy una leyenda. Y hay mucha gente que también piensa que soy una leyenda, así que al final no me importa lo que piensen algunas personas. Eso es lo que yo pienso.
P. El otro día, Maurice Greene dijo que usted iba a ser no solo el atleta de velocidad sino el deportista más importante de todos los tiempos si batiera el récord del mundo de los 400 metros —algo que, según su propio entrenador, es posible—, así que, ¿por qué no?
R. Yo personalmente no quiero hacerlo, así que no voy a hacerlo porque ya he corrido los 400 metros y me he entrenado para esa modalidad. Ya lo he hecho, y en mi opinión es demasiado intenso. No creo que esté hecho para mí, porque no creo que tenga la concentración ni la fuerza suficientes como para seguir entrenándome para batir el récord del mundo de 400 metros.
P. ¿Pero deja abierta la posibilidad?
R. Para mí todo es posible. Siempre intento seguir los consejos de mi entrenador porque confío en él, así que si él viene un año y me dice: “Vamos a intentar hacer eso”, yo no me voy a negar, pero si tuviera la opción, me negaría.
P. Ha ganado seis oros olímpicos, cinco en los Mundiales, tiene los récords de 100 y 200 metros y del relevo, se supone que no tiene problemas económicos... Lo suyo parece amor por la acumulación. ¿Es lo que le mueve, sumar más de todo?
R. La velocidad. Mi único desafío es la velocidad, correr más rápido, superar los límites de mi cuerpo. La próxima será la temporada en la que voy a intentar ser lo más rápido posible e intentar mejorar mis marcas para batir récords del mundo. Comienzo a hacerme viejo [tiene 26 años], y mis récords [9,58s y 19,19s] ya tienen tres años, se hacen viejos.
P. ¿Cree que es más probable en los 200 metros que en los 100?
R. Creo que en los 200 metros hay margen para recuperar si tienes una mala salida. Hay muchas cosas que son distintas, ya que en los 200 puedes ajustarte a la situación y ponerte a correr más deprisa. Pero los 100 metros son tan técnicos que me parece más importante correr más deprisa en los 200 que en los 100. Bajar de 19s en los 200 metros es posible, siempre que salga la carrera perfecta y no me lesione.
P. ¿Dónde ponemos a Yohan Blake? ¿Puede mejorar sus récords en un futuro próximo?
R. No lo sé. No sé las posibilidades que tiene Yohan Blake. Tendría que hacerle esa pregunta al entrenador. Como deportista es muy bueno, de eso no hay duda. Se esfuerza mucho entrenándose, trabaja mucho y tiene mucha concentración, pero a mí me encanta la competición y disfruto corriendo contra buenos deportistas como Tyson Gay, Gatlin y demás. He corrido con todos ellos, así que me encanta que llegue gente joven que compita conmigo y que me motive para correr más deprisa y para hacerlo lo mejor que pueda.
P. Usted siempre ha dicho que necesita campeonatos para correr más rápido. ¿Cree usted que será o el Mundial de Moscú, en agosto de 2013, o nada?
R. No. En mi opinión, los campeonatos ayudan, pero creo que si estás mucho más concentrado en correr deprisa, empiezas la carrera con mucha más confianza y mucha más concentración, y terminas corriendo más deprisa. Yo siempre voy a los campeonatos y trato de correr todo lo rápido que pueda. Si estoy más concentrado y corro más deprisa, empiezo la carrera y trato de correr a la máxima velocidad posible, de mejorar, de ir más deprisa. Yo siempre corro deprisa en los campeonatos porque sí que hay rivalidad, y la carrera está más reñida.
P. Otra leyenda del deporte que parecía intocable, Lance Armstrong, ha caído en lo más bajo...
R. Yo creo que es algo muy perjudicial para el deporte, pero no puedo hablar de él como persona ni de lo que ha hecho porque no lo conozco personalmente. A mí me sorprendió muchísimo cuando me enteré de la noticia. Pero yo no sé nada del tema, así que me da mucha pena, pero no puedo hacer ningún comentario al respecto.
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