Estas son algunas reflexiones de los pasados Mundiales, opiniones personales e intransferibles, que decía García. Comenzaremos por las pruebas masculinas.
Bolt, siempre Bolt
Usain Bolt probablemente nunca llegará a sus límites de Berlín 2009, ni tan siquiera a los del pasado año en Londres, pero aún así, sencillamente, es el mejor. No cabe hablar de Gay y Powell si la han "cagado" con el doping. Y además, Powell ni se había clasificado en los trials jamaicanos. El año que viene esperemos se recuperen Walter Dix y Ryan Bailey, que junto a la revelación de Curtis Mitcell (menuda recta se largó en la final del 200) debe representar el futuro del sprint americano. Ashmeade, Bailey-Cole y Weir, entre otros, representa la fuerza hegemónica del sprint jamaicano, que les garantiza el futuro más allá de Bolt. Una pena que en la vuelta a la pista no hubiera emoción. Falló Kirani el campeón olímpico James, muy por debajo de lo que preveíamos en un tipo de su calidad. Una recta final con Merritt y él a tope, hubiera sido la leche. No me gustó, por cierto, cierta displecencia de Merritt en el podio. Se le hacía largo el himno, algo poco habitual en un país tan patriota y que me recordó, sin llegar a aquellos extremos, a la indolencia castigada en Múnich 1972 de Wayne Collett y Vince Mathews. Ya digo, exagerando, pero me recordó a aquel episodio de mi niñez.
En el 800, se demostró que los "front runner" (término ahora de moda) nunca ganan ... salvo que te llames David Rudisha. Duane Solomon tendría que haberse dofificado en series, y quizás se hubiera hecho con alguna medalla. Grande Aman, y Symmonds ya se merecía una medalla que se le resistía en las grandes competiciones. Fatal, por cierto, Kevin López. Una decepción.
En el milqui, aparte la nostalgia por la ausencia de algún españolito, importante que dos "blanquitos", como decía en Twitter Antonio Alix, rascara medalla. Por cierto, he notado al siempre vehemente Alix más alicaido que de costumbre, muy bien acompañado por el mesurado Martí Perarnáu y por Javier Moracho, que cada día se parece más a Gregorio Parra, para lo bueno y para lo malo. Los americanos se "acostumbran" por tercer año consecutivo a pillar chapa. En los Mundiales, Centrowitz, al que ya le tocará oro en Pekín 2015, y en los JJOO un Leonel Manzano, que se quedó fuera de la final, otra decepción.
La "Dictadura" de Farah
En fondo, domina el "sospechoso" Mo Farah. Todo el mundo se hace la misma reflexión: ¿este es el mismo que cedía ante Jesús España hace apenas unos años? Según su entrenador Alberto Salazar, solo se trata de trabajo. Habrá que creerle, más nos vale. Tiene un dominio hasta intimidatorio en la pista. Nadie se atreve a atacarle, ponerle en dificultades, ni siquiera a darle un codazo. Es una dictadura la de este portento somalí en los 5.000 y en los 10.000 metros. Esta vez no vimos tan bien al otro chico de oro del entrenador cubano-estadounidense, nos referimos a Galen Rupp, que rozó el podio solo en los 10.000 metros. Y es la primera vez que Lagat está lejos de las medallas. Son 39 "castañas", y se tienen que notar. En vallas, vimos recompensados en las altas a dos veteranos como David Oliver y Ryan Wilson (este último no tiene ni patrocinador) y el tropezón de los últimos campeones mundial y olímpico Richardson y Merritt benefició al ruso Shubenkov, probable campeón europeo en Zürich 2014. En las vallas bajas, sin duda, el final más incierto en las pruebas masculinas. Pensaba que ganaría Tinsley, hizo la marca que creía que tenía en sus piernas: 47.7 pero con lo que no contaba es que Gordon, al que veía también el podio, le iba a batir aunque fuera por una centésima. Grandes los dos, y parece que los mejores días de Felix Sánchez ya han pasado, aunque con el dominicano nacido en Nueva York nunca se sabe. Kemboi ganó con insultante facilidad en los 3.000 obstáculos. Al blanco americano Jager le sigue faltando un mejor final para llegar al podio, algo que siempre consigue el francés Mekhissi.
Concursos
Grandes concursos los que se vieron en estos Mundiales, en algunos casos como el del salto de altura, probablemente el mejor de la historia en un evento como este. Lo de Bondarenko es una bendición para la especialidad, y encima tener a un Barshim que le hace frente, es como tener a alguien casi tan bueno como Bolt en 100 y 200 metros. Extraordinaria final, y la casi, repito, casi certidumbre de que el ucraniano, bautizado como ruso por Gerardo Riquelme en las páginas de MARCA, tiene el récord de Sotomayor en sus piernas. Claro que estos estados de forma hay que aprovecharlos, que luego nunca se sabe. ¿Por qué no en los mítines de final de temporada?
En pértiga, probablemente, presenciamos una de las sorpresas del campeonato. La derrota de Lavillenie no entraba en ningún pronóstico y menos frente a Holzdeppe, quizás hubiéramos pensado más en Otto. En realidad, al francés le batió el estigma de que ningún francés ha ganado en los Campeonatos del Mundo en esta bella especialidad.
En longitud, decepción final con la medalla de chocolate para nuestro Eusebio Cáceres. Pero ojo, no tengamos prisas, pero tampoco seamos tan tiernos con el Saltamontes de Onil, un año menor tan solo que el esperado ganador, el ruso Menkov, digno sucesor de Emmiyan o Ter Ovanessian. Una especialidad que tiene ahora mismo a los estadounidenses en el peor momento de su historia. Dwight Phillips debería plantearse la retirada, tal y como está, sin ser capaz de coger un salto de 8 metros, ni siquiera en la final de un Mundial.
Y en el triple salto, el concurso de los Mundiales. Cuando se esperaba un gran duelo entre Taylor (vigente campeón mundial y olímpico) y el joven cubano Pichardo, apareció ese genio francés, saltimbanqui como pocos, entrenado por el mito Pedroso, y llamado Teddy Thamgo, convirtiéndose en el tercer hombre en superar los 18 metros. Will Claye, el "hombre de la Biblia", sigue siendo un gran competidor, y lo de Taylor es realmente llamativo. Cuarto, muy lejos de sus saltos habituales años anteriores.
Lanzamientos
Los lanzadores de peso norteamericanos necesitan como el comer un psicoanalista. Mucho diván. Llegan con unas marcas tan considerablemente mejores que la de los europeos, que siempre pensamos que arrasarán llegando incluso a esos 22 metros, que por ejemplo este año lanzó Ryan Witting en los trials o en la Diamond League de Doha. Pero llega la gran competición, y se arrugan de una manera realmente curiosa en atletas de un país tam competitivo, y más en el terreno deportivo. Storl, ante la baja forma de Majewski, fue el ganador, tras batirse el cobre con el artefacto y con los jueces, que invalidaron en principio el lanzamiento a la postre ganador. Hoffa, ni podio. Ya les digo. "Nunca mais", pondré favorito a un lanzador americano en un gran evento.
En disco Harting demostró que le ha cogido gusto a lo de rasgarse las vestiduras cuando gana el disco. Excelente victoria del polaco Paweł Fajde en martillo. Esperemos que no haya sorpresas en forma de dopaje como en los últimos grances campeonatos. Y en jabalina, igualada final con el checo Vítězslav Veselý imponiéndose a un Pitkämäki, que lo intentó hasta el final. Una lástima que el keniano Yego se quedara n sin medalla de bronce con el último lanzamiento del ruso Tarabin. Por cierto, ¿qué les sorprende más, ver a un trinitense o a un keniano entre los mejores de jabalina? Quién lo hubiera dicho hace algunos años. Los mitos de la raza y todas esas zarandajas, están quedando a la altura del betún.
Y en decatlón, victoria casi al nivel de Londres del "Hombre 10" de estos años, Ashton Eaton, con unas buenas prestaciones del alemán Michael Schrade, que tuvo los dos días más inspirados de su vida deportiva. El que era vigente campeón, Trey Hardee está claro que llegó fuera de forma o lesionado a Moscú, y ojo con el todavía bisoño campeón mundial junior Gunnar Nixon, que dará mucho que hablar de cara a Rio 2016.
En los relevos, los jamaicanos fueron a asegurar en el 4 x 100, aunque notando las ausencias de Powell y Blake en la marca final, con un Justin Gatlin casi ridículo en la última posta por los norteamericanos, que pudo ser descalificado. Lo de los americanos en los relevos, a fuerza de verlo y de escribir sobre ello, se hace ya reiterativo. ¿Por qué demonios no lo preparan como en la época de Lewis, Burrel y Mitchell? Se les va por ahí un chorro de medallas de oro por el sumidero. En el relevo largo, Merritt se permitió el lujo de hacer más de 45 segundos en la última posta, con unos rusos desatados que por poco dejan sin plata a los jamaicanos. Quizás la imagen de la lesión de Allyson Felix minutos antes, influyó en el campeón de la prueba individual, para no arriesgar lo más mínimo.
Y en Marcha, de la que se habla cada vez menos, aunque valga en el medallero igual que los 100 o los 1.500 metros, dominio ruso a pesar de las ausencias destacables y la medalla de casi siempre para nuestro país, de un Miguel Ángel López, que esperamos sea más sincero que el tramposo Paquillo Fernández.
Seguiremos hablando más tarde de las chicas, de la ausencia de público en las gradas y en las aceras y de otros aspectos como la realización televisiva que tanta controversia provocó. Pero, por cierto, he leído y oído repetidamente estos días que Rusia no ganaba en el medallero desde Edmonton 2001. Hay que aclarar y refrescar la memoria sobre todo de los menos aficionados, que aquella primera posición rusa se produjo al cabo de los años, y tras destaparse el Caso Balco, con el desposeimiento de medallas para Marion Jones, Tim Gotmomery, etc, etc. Los puntos sobre las íes. Con catorce platas para los americanos, ¿alguien duda que dentro de unos días, semanas o meses pasarán una vez más a encabezar el de estos Mundiales? Ustedes me entienden...
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