lunes, 8 de agosto de 2011
EL 1.500 ES DE OLMEDO
A. IRÍBAR El País.com
El 1.500 ha sido desde hace años una de las pruebas más caras para el equipo español de atletismo. Sobraban especialistas en medio fondo, especialmente entre los hombres. Como si de unos trials de Estados Unidos se tratara, los corredores anotaban la fecha de los Campeonatos de España para decidir buena parte de sus aspiraciones del año: los Europeos de Barcelona el año pasado, los Mundiales de Daegu (Corea del Sur) en este 2011...
La situación no cambió mucho ayer en el estadio Ciudad de Málaga. Ni siquiera la ausencia de Arturo Casado, el campeón de Europa, lesionado tras un año de experimentación, entrenamiento e investigación en Kenia para su tesis, había solucionado la papeleta. Sobre el tartán había al menos seis atletas con posibilidades de ganarse una plaza mundialista, dos de ellos destacados al correr con la tranquilidad de saber que ya tenían la marca mínima.
El primero, el sevillano Manuel Olmedo, ochocentista reconvertido, campeón de Europa en pista cubierta este año, se impuso con aparente facilidad tras una última recta explosiva en una carrera lenta (3m 53,86s). El otro, Diego Ruiz, el español más rápido del año (3m 33,18s), entró segundo.
"Ha sido una de mis rectas más fuertes", dijo Olmedo, de 28 años, a la agencia Efe después de la carrera; "ahora tengo buenas expectativas para los Mundiales. Me veo en la final...". En la euforia del triunfo, aseguró que puede correr "en 3m 31s o 3m 32s", lo que le acercaría a los mejores mediofondistas españoles, pero aún lejos del plusmarquista nacional, Fermín Cacho.
Con su victoria, Olmedo vuelve a demostrar que, cuando hace un par de años, decidió abandonar el 800 para centrarse en el 1.500 no cometía ninguna locura.
Pero la batalla de Olmedo era una y la otra estaba detrás, entre Juan Carlos Higuero, David Bustos, Álvaro Rodríguez y Álvaro Fernández en teoría. Más aún cuando los atletas optaron por una carrera muy táctica, lo que la alejó de una marca que clasificara automáticamente para Daegu. De esa guerra psicológica, de esos cambios de ritmo, surgió Francisco Javier Abad, el menos conocido de los aspirantes.
Abad se llevó el bronce, pero parece difícil que logre meterse en el equipo español (la lista se hará pública esta semana) porque no tiene la mínima. Entró cuarto Bustos.
Además de la pelea del 1.500, la pista de Málaga vivió otro duelo interesante, el del 800. Todo estaba entre sevillanos. Entre los jóvenes Kevin López y Luis Alberto Marco, compañeros de entrenamiento, y el veterano Antonio Reina, plusmarquista nacional. Se impuso la explosividad de López.
Tras estos campeonatos, el equipo español mira ya a los Mundiales, que empezarán el 27 de agosto. En un año convulso por la Operación Galgo y la lesión de atletas como Casado o Mayte Martínez, Mario Pestano cerró el torneo con una nota optimista: lanzó el disco a 67,97m, quinto mejor lanzador mundial del año.
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