jueves, 18 de diciembre de 2008

"La natación no te da para vivir"


ALEJANDRO CIRIZA El País.

Entre brazada y brazada, entre un vuelo y otro, Mireia también piensa en sus estudios. Cuando la competición se lo permite, acude como una joven más a las aulas del colegio, en donde actualmente cursa segundo de bachillerato. Después, se desplaza a la ineludible cita diaria con la piscina del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. Allí le esperan 12.000 metros a nado y una intensa sesión de gimnasio. Exhausta, con el tiempo exacto para preparar su equipaje y emprender rumbo a Madrid, atiende el teléfono tras una dura sesión de entrenamiento. Todo fluye a un ritmo frenético. Como su propia vida.

Pregunta: ¿Todavía conserva algo de batería en el móvil?

Respuesta: Sí, la verdad es que durante estos días no ha dejado de sonar y tengo que llevar el recargador de un lado a otro. La gente me llama para darme la enhorabuena y eso se agradece.

P: ¿Es difícil asumir el éxito a su edad, ser un talento tan precoz?

R: Estoy sorprendida por la atención de los medios, pero en cierta manera, llegas a acostumbrarte. No es bueno agobiarse y trato siempre de ser yo misma, lo más natural posible.

P: En realidad, usted se zambulle en el mundo de la natación para corregir su escoliosis (desviación lateral de la columna). ¿No es así?

R: En efecto. Comencé desde muy pequeñita, a los cuatro años. Todavía la padezco, pero visito anualmente a los médicos para revisarla y no me impide competir a pleno rendimiento.

P: Hablando de rendimiento. ¿Cómo compagina la natación con los libros?

R: Es muy difícil, porque estoy en segundo de bachillerato, pero trato de llevar el tema lo mejor que puedo. Adapto las clases a los horarios de entrenamiento y cuando saco algo de tiempo lo aprovecho para el estudio.

P: ¿Cómo es su jornada en el Centro de Alto Rendimiento?

R: A primera hora de la mañana voy a clase y después tengo el primer entrenamiento en el CAR. Luego como, descanso un poco y a continuación me ejercito una hora en el gimnasio. Para finalizar, otra vez al agua.

P: ¿Qué distancia puede llegar a recorre diariamente en la piscina?

R: Alrededor de 12.000 metros cada día. Eso sí, si Carlos (su entrenador) aumenta el volumen de trabajo, la cifra aumenta y nado 15.000.

P: ¿Es muy exigente su entrenador con usted?

R: Sí, pero entiendo su trabajo. Cuando suena el bocinazo y me lanzo a la piscina, pienso en lo que me ha comentado previamente. Es un gran apoyo para mí.

P: Y ya dentro del agua, entre constantes idas y venidas de un lado a otro de la piscina. ¿En qué piensa un nadador?

R: ¡Uf! Estamos durante tantas horas sumergidos que da tiempo a pensar en muchas cosas. Yo, por ejemplo, pienso mucho en los exámenes; los preparo. Y también, medito mucho sobre los problemas personales.

P: ¿Cuál fue el punto de inflexión de su carrera? El instante en el que dijo: soy buena y quiero vivir de esto.

R: A los 12 años, cuando ingresé en el CAR, di el primer paso. Pero en realidad, no se puede vivir de la natación. A diferencia de otros deportes como el fútbol, la natación no es mediática. En Australia, por ejemplo, es uno de los deportes punteros y los profesionales viven de ello, pero en España no se le hace apenas caso.

P: ¿No reciben ayudas?

R: No, son muy escasas. Insuficientes.

P: La natación le quita muchas horas, le exige continuos viajes y, en cierta manera, le distancian de su familia. ¿Cómo lo llevan?

R: Su apoyo es fundamental. Lo entienden, están acostumbrados y me animan a que llegue lo más alto posible.

P: Al margen de la natación, ¿qué otras aficiones tiene?

R: Las propias de una chica de mi edad. Me gusta mucho ir de compras e ir al cine con mis amigos. En el fondo, me considero una chica muy sencilla.

P: Y para un deportista de élite como usted. ¿Qué significan unos Juegos Olímpicos?

R: Lo máximo. La experiencia de Pekín fue muy enriquecedora en todos los sentidos. Estuve todo el día rodeada de las grandes estrellas del deporte, en la Villa Olímpica... .

P: Cuente, cuente.

R: La verdad es que al principio impresiona un poco, pero el ambiente es increíble. Allí conocí a Ricky y a Rudy (integrantes de la selección española de baloncesto), aunque a este ya le conocía un poco de Badalona. Fui a ver un partido de baloncesto y luego ellos nos devolvieron la visita en el Cubo de Agua. ¡Ah! Y pude conocer a Kobe Bryant, un tipo muy sencillo también. Estuve un rato hablando con él e intercambiamos uno de mis gorros por una de sus gorras de la selección de Estados Unidos.

P: ¿Y trató con Michael Phelps?

R: Sí, fue todo un placer, porque además es mi ídolo. Compartimos algunos entrenamientos. Lo que hizo en Pekín no lo volverá a repetir nadie hasta dentro de muchos años.

P: La francesa Manadou también andaba por allí. ¿Qué opina de sus escarceos amorosos en las portadas de la prensa del corazón?

R: Ella sabrá lo que hace... . Me quedo con el protagonismo de Phelps en las piscinas, sin ninguna duda.

P: Da la sensación de que usted también se desenvuelve con facilidad ante los medios. ¿Le atrae este mundo?

R: Sí, me encanta. Todo lo que esté relacionado con la moda, la televisión y los medios de comunicación me fascina. ¿Conoce a un ex nadador, Filippo Magnini? Presentó la edición de La isla de los famosos en Italia. A mí me gustaría algún día poder llegar a hacerlo.

P: Los atletas olímpicos, en general, son bastante supersticiosos. ¿Usted lo es?

R: Es cierto. Yo soy muy maniática. Por ejemplo, llevo dos gorros: uno para sujetar bien el pelo y otro para las gafas. También utilizo uñas postizas, y cuando no me va bien en la competición, las sustituyo. Antes llevaba unas rosas, pero en Croacia utilicé unas blancas con una terminación azulada.

P: Los resultados obtenidos en los Juegos de Pekín fueron más discretos de los esperados. ¿Cómo encaja las críticas?

R: Si son constructivas, de buen grado. Si no, empleo la táctica del paraguas y trato de olvidarme de ellas. Soy muy autoexigente. En Pekín conseguí buenas marcas y mejoré mis anteriores registros, pero el nivel era máximo y yo debutaba en unos Juegos Olímpicos. Guardo un gran recuerdo.

P: Algunos puristas de la natación minusvaloran el récord de Rijeka por haberlo conseguido en piscina corta. ¿Qué les puede decir usted?

R: Que la marca está ahí y que las cifras no engañan a nadie. El día que toque intentar superarla en la piscina de cincuenta metros lo intentaré, pero a día de hoy, soy la mujer más rápida de la historia en esa distancia.

P: Hace escasos días, los entrenadores de las federaciones europeas trasladaron una queja a la FINA a raíz de la polémica suscitada por los diseños de los nuevos trajes de baño. ¿Qué piensa del dopaje tecnológico?

R: Es una tontería. Esos bañadores te ayudan a tener mejores sensaciones sobre el agua, pero no mejoran tu rendimiento. Algunos nadadores empezaron a utilizarlos pensando que iban a mejorar sus tiempos, pero no son mágicos. La base de todo es el entrenamiento.

P: ¿Y cuáles son sus grandes retos?

R: A corto plazo, este mismo fin de semana, los Campeonatos de España. Después, los Mundiales de Roma, en donde espero estar en la final, y más a largo plazo, los Juegos Olímpicos de Londres en 2010. Son mi gran objetivo.