viernes, 14 de agosto de 2009

Medallas posibles, sedante para España


POR JOSÉ LUIS GONZÁLEZ

No hace más de un año que el atletismo español regresó vacío de los Juegos. Pekín no fue una ciudad afortunada y la incertidumbre se estableció, sin remitir en estos meses. Berlín podría ser el alivio, al menos material, en forma de medalla.
Como en los Juegos descubrimos que Paquillo Fernández no era infalible, incluso la vieja seguridad hoy se nos muestra extraña. Retirado su eterno rival, Jefferson Pérez, este año coqueteó con los 50 kilómetros, con una gran marca. Pero si le exigimos no fallar, lo mejor será que repita éxito en su prueba: los 20 km. La tropa soviética le espera junto al chino Hao Wang y el mexicano Eder Sánchez, pero el de Guadix ya tiene muchas batallas ganadas con gente de mayor rango.
Marta Domínguez representa nuestro otro argumento fuerte. Mala suerte al margen, a los Juegos llegó con apenas dos citas disputadas en una prueba muy dura. Ahora, su temporada es impecable. Ha dado dentelladas al récord de España y aparece como líder mundial. El duelo será Galkina Samitova, mujer de velocidad crucero, con gran marca en 1.500. Marta quiere oro (sería el primero para España en una década), pues la plata la tiene. La rusa bajó de los nueve minutos en Pekín y se verá una carrera comprometiendo el récord del mundo.
Capítulo aparte, entre los españoles, reclama Mayte Martínez. No hay peor destino para el deportista que la lesión, y si ocurre en año olímpico, la pena se desborda. Lo digo por experiencia. Del soldado herido nadie se acuerda y hay que volver a resurgir solo. Eso ha hecho la vallisoletana. Sin cosechar extraordinarios resultados, ha tenido tiempo de mejorar. Pamela Jelimo y Janeh Jepkosgei arrastran la autoridad ganada en el campeonato keniano. Son los peligros, si encuentran la forma adecuada, junto a la marroquí Hasna Benhassi. No obstante, Mayte tal vez es superior en una parcela clave: sabe leer las carreras y siempre encuentra huecos y fuerzas en la recta final.
Para el mediofondo masculino se convoca la exigencia máxima. Es un legado del pasado que cuelga de todos los milleros de aquí. Hemos vivido el resurgir de Reyes Estévez en una carrera brillante. Aunque el catalán es imprevisible, necesita todo de sí mismo, y algo más, para lidiar con jóvenes de mucho talento. Juan Carlos Higuero, nuestro avanzado en el ránking mundial, ha estado más errático que la temporada pasada. Pasan por él los años, moteados de buenas posiciones, no obstante a la espera de la medalla, que sólo alcanzará por el camino de la valentía. Los dos, junto a Arturo Casado, tienen enemigos temibles. Para mí, entre ellos sobresalen el viejo keniano, americanizado, Bernat Lagat, y el también keniano Asbel Kiprop, que con 20 años ha corrido los 800 metros en 1:43 y los 1.500 en 3:31. Ellos dos, con el francés Medhi Baala y el marroquí Amin Laalou, son los primeros aspirantes al podio pretendido por los españoles... en masculino.
Porque también dos españolas, chicas, pujan fuerte en la misma distancia. Nuria Fernández y Natalia Rodríguez, excelentes atletas con enormes marcas y las mismas dificultades que sus compañeros. Nuria necesita de una carrera rápida, para no perder peso en el tramo final, y Natalia, pura clase, experiencia, puede pelear a cualquier ritmo. Otra cosa es batir a Yusuf Jamal, etíope expatriada a Bahrein, Gelete Burka, etíope de pura cepa, y Anna Alminova, rusa.
Al repasar otros rincones del estadio, el caso de Ruth Beitia destaca inmediatamente. La saltadora de altura ha competido y convencido en varios mítines europeos, apreciable bagaje. Arrastra las dudas sobre su rendimiento en la alta competición, pero dispone de una gran ocasión ahora. Su reto es el bronce, acechando a la croata Blanka Vlasic, a veces irregular y frágil sobre el listón, y de Ariane Friedrich, solvente, más aún ante su público.
Los lanzamientos siempre fueron la debilidad patria. El presente, sin embargo, consuela con dos magníficos discóbolos, Mario Pestano y Frank Casañas. El canario debe destapar al fin su potencial, infinito y lastrado por sus propios fantasmas; el ex cubano es un tipo sólido y ejemplar para toda España por su probada competitividad. Si el equipo rinde parejo a lo posible, las medallas manarán como sedante.

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