martes, 10 de agosto de 2010

«Puedo ganar a Michael Phelps»




HUMBERTO DEL HORNO ABC.es

Después de Roma desconectó y tardó en enchufarse más de la cuenta. El nadador cordobés dejó de lado la piscina por una temporada, pero su buena preparación en un período corto de tiempo, marcado por el aviso de sanción por parte de la FINA, le ha llevado a conseguir una presea más que merecida. A corto plazo, su primera meta está en la prueba de 100 mariposa a finales de semana, con el Mundial de Shangai y los Juegos Olímpicos en el horizonte.
—¿Se quita con esta medalla un peso de encima?
—Sí, no sólo me quito presión, sino que, además, me apunto un tanto después de todo lo que ha pasado durante estos meses. Esto me sirve para coger mucha motivación y autoestima, que me hacía falta, aunque la verdad es que, a la hora de saltar a la piscina, estaba muy tranquilo. Había hecho mi trabajo, y lo había hecho bien. Sólo me faltaba recoger los resultados.

—¿Se sentía favorito después de llegar con la mejor marca del año y después de la semifinal de ayer?
—Venía muy motivado y a por todas, pero esta distancia es una lotería y nunca se sabe. No tenía claro si gente como Bousquet se había reservado en la semifinal y estaba escondiendo sus cartas. No me fiaba.

—¿La ausencia de Cavic lo hacía más fácil?
—La verdad es que sí ha sido más fácil. Es una lástima que su lesión le haya impedido estar aquí, me hubiese gustado que estuviera. Esta medalla tendría más mérito todavía de haberla ganado con él en la piscina.

—Sin poliuretano, ¿se ve capaz de bajar su récord del mundo?
—Es complicado, pero se puede. No sé si alcanzaré algún día a bajar el récord del mundo, pero estoy seguro de que, entrenando mucho, puedo bajar de 23 segundos. Lo que no hace el plástico lo puede hacer el trabajo duro.

—¿Por qué no dejan innovar con los materiales en un deporte como la natación, si en todos los demás la tecnología ayuda a los deportistas?
—No lo entiendo, pero no lo sé. Yo no pongo las reglas, simplemente acato y cumplo lo que me mandan.

—Después de entrenar en Marsella, consiguió buenos resultados. ¿En qué sentido le ha ayudado cambiar Francia por Barcelona?
—Todo lo que rodea a mi cambio es algo muy personal. Con este traslado he aprendido mucho de mis nuevos compañeros de entrenamiento, y he evolucionado. Estar en España y cerca de casa es siempre mejor que estar fuera.

—Después de Roma, se reenganchó tarde a entrenar y, aun así, ¡cómo ha llegado a esta cita! ¿Cree que, con su juventud, aún hay margen para mejorar?
—Seguro que sí. Cuando entrenas en serio y con una meta, es todo más fácil. Puedo llegar mucho más lejos.

—Aún quedan los 100 mariposa. ¿Qué metal se colgará?
—Me veo bien y fuerte, así que a ver lo que pasa. Ahora toca descansar, y la próxima vez que me meta en el agua será para disputar la serie.

—Después de las grandes citas, siempre le llegan momentos de bajón. ¿Qué pasará después de Budapest?
—Bajón no, pero, en cuanto acabe, me cogeré mis vacaciones, como todo el mundo. Me las merezco.

—¿Tiene ganas de medirse con Phelps?
—Siempre es bueno medirte con los mejores. Ahí es donde realmente te pones a prueba.

—¿Dónde prefiere ganarle, en Shangai el año que viene o en Londres en los Juegos?
- Me da igual. Donde esté más preparado, pero sé que puedo hacerlo.

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