lunes, 2 de agosto de 2010

"Solo los muy grandes no tienen crisis"



CARLOS ARRIBAS / AMAYA IRÍBAR

Arturo Casado entró como una bala en el atletismo español. Pero el tiempo pasaba y lo que el madrileño prometía como júnior no llegaba. Los dos últimos años los ha pasado mal y ha tenido que cambiar muchas cosas antes de proclamarse, a los 27, campeón de Europa en los 1.500 metros.

Pregunta. ¿Cómo está?

Respuesta. El viernes solo dormí tres horas. Salí a cenar con mis padres y con Arturo Martín, mi entrenador, a las dos de la madrugada y, como estaba muy alterado, fuimos a dar una vuelta por el Puerto Olímpico con mis amigos, que están aquí. Hasta las seis de la mañana no volvimos.

P. Supongo que recordando la última curva, la recta final...

R. Todavía estoy alucinando con todo esto.

P. Sería el sueño que había tenido siempre: arrancar ahí y que nadie le siguiera.

R. Es un sueño, eso es lo que es. Se ha cumplido. Al final, el trabajo sale.

P. ¿Llegó a perder la fe?

R. Los últimos años, psicológicamente, acabé muy cansado y pensé que iba a ser muy difícil conseguir algo tan grande. Pero me ha venido muy bien este parón, este descanso mental, y al final he conseguido creérmelo otra vez porque si no crees tú...

P. Tras 2005, hubo gente que llegó a decir: Arturo nunca gana.

R. Me encumbraron y todo parecía muy fácil. Pensaba: "Me voy a comer el mundo, esto va a ser... Estoy ya ahí, con los mejores, y voy para arriba". Pero las cosas no son tan fáciles. He luchado mucho. Todos los años. Y no me ha salido lo que yo esperaba, lo que yo sabía que valía, lo que yo tenía que demostrar. Al final, es seguir, seguir creyendo, seguir, seguir, seguir, y las cosas salen. Por supuesto, es muy importante también hacer cambios.

P. Tenía que solucionar muchas cosas.

R. Sí, y ha sido muy importante. He cambiado cosas con mi entrenador, en el tema personal, de mánager... Necesitaba descanso mental. Han sido decisiones acertadas y se ha visto.

P. ¿Sigue haciendo trabajo psicológico?

R. Este año no. He cambiado otros aspectos y eso ha repercutido. Esto es un conjunto de cosas y yo sabía que, psicológicamente, estaba bien. Por mi carácter, nunca ha habido un problema psicológico. Lo difícil ha sido detectar cuál era el problema.

P. ¿Y cuál era?

R. Sobre todo, un problema de cansancio mental. No era falta de confianza. Estaba saturado. Para una competición tienes que estar al 100%. Un 90% aquí no vale, te deja fuera de la final. No era cuestión de método. El método de entrenamiento funciona. Había que relajarse. Mi equipo se ha reforzado. Ahora estoy con Miguel Mostaza [su agente] y necesitaba ese cambio. Un nuevo Arturo.

P. Hay gente que, viendo el nivel de la carrera, de los rivales, relativiza su éxito.

R. Las generaciones van pasando, los años van pasando, y ahora los mejores somos nosotros, los que estábamos ahí. El Europeo está para quien quiera correrlo. Estábamos los mejores. Eso es lo importante y hay que valorarlo así.

P. El 1.500 es siempre el 1.500, la prueba cumbre.

R. Sí, y más en España. El público nos llevaba, me hizo crecer.

P. Cuando decidió arrancar ahí donde Baala le torturaba otros años, ¿qué sintió al ver que le respondían las piernas?

R. Lo pensé 50 metros antes. Ya lo había visualizado muchas veces y no lo tenía claro. Pensé: "Como llegue un poquito justo a los últimos 300, me voy a tener que esperar y no puedo salir si voy justo porque luego me va a rematar en la recta". Tenía muchas dudas para decidir dónde atacar. Me dije: "Tengo que atacar antes que en el Campeonato de España, pero, claro, medir un poco el punto". Pero a falta de 50 metros no había gastado nada. Estaba nuevo y ahí lo decidí: "Me lanzo y hasta donde llegue. A no pensar y a correr".

P. ¿Miró la pantalla, vio la distancia que llevaba?

R. No tenía ni idea. Miré un poquito de reojo para asegurarme de que llegaba primero. Pensaba que en cualquier momento me iban a pasar o que iba a pasar cualquier cosa porque no te lo terminas de creer.

P. A diferencia de Fermín Cacho, no iba mirando atrás todo el rato.

R. No. Es un Europeo y pensaba que iba a llegar al bronce, a la plata o lo que fuera, pero tirándome. Es lo que tenía claro antes de la carrera. Me estaba mentalizando para llegar a los últimos metros y tener que lanzarme para arrancar lo que pudiera. Al final, hice mi carrera.

P. Y ahora, ¿qué?

R. Pues a disfrutar estos días y, poco a poco, coger un poco de rutina y empezar otra vez a entrenarme. Quiero correr la Copa del Mundo, que me he ganado la plaza y este año me viene muy bien porque, como no he hecho temporada de invierno y tengo una base de entrenamiento muy fuerte, espero que me dé para hacer algo. Voy a buscar marcas. Correré en alguna reunión de la Diamond League, pero todavía no sé cuál de ellas.

P. Los atletas se miden por títulos y marcas.

R. Sí, y este año estoy en mejor estado de forma que nunca y puedo hacer una gran marca.

P. ¿Se ve por debajo de los 3m 33s?

R. Sí, claro: 3m 31s, 3m 30s... Creo que debería estar ahí. Entrenándome he estado muy bien, mucho mejor que otros años.

P. Este verano puede haber carreras rápidas que le vendrían bien, como con Kiplagat.

R. Si sale Kiplagat, que no le conocíamos, yo voy porque con él salen carrerones siempre. Me recuerda a Kipchirchir Komen cuando empezaba. Carrera que corría, carrera fuerte.

P. ¿Cómo se mantiene la motivación en un deporte tan sacrificado y con tan pocas competiciones importantes?

R. Este año yo he notado mucho el cambio por tener solo un objetivo en vez de dos. Eso me ha dado unas ganas... He estado todo el año entrenándome y entrenándome sin competir. Es una sensación molesta porque ves a la gente correr y tú no puedes, pero, en el fondo, es positiva. Necesitas correr y quieres correr. Aquí, en el Europeo, he tenido unas ganas que no he tenido nunca. Aparte de porque es aquí, en casa, también es porque he competido poco y me comía la pista. Quería correr. En la final se vio eso.

P. Con vistas al Mundial, ¿puede ser frustrante el nivel que se encuentre?

R. Hay que seguir soñando. He sido quinto y séptimo. Cuando quedé quinto, a los dos primeros les pillaron [el bahreinés Ramzi y el marroquí Kaouch, por dopaje]. Y cuando quedé séptimo también pillaron al segundo [Ramzi]. He evolucionado. He tenido mis crisis. Casi todos las tenemos. Lo difícil es sobreponerse.

P. Les suele pasar a los que como júniors son muy buenos.

R. Siempre tienes un momento que flaqueas, que no puedes, por lo que sea, porque somos personas y es un deporte muy exigente y duro. Solo los muy grandes no tienen esas crisis. Es de admirar. Pero yo he tenido la mía y, sobre todo, en los dos últimos años, 2008 y 2009, en los grandes campeonatos, no estuve donde esperaba. Ahora me he quitado la espina, me he sobrepuesto. Este año estaba para correr un Mundial al más alto nivel porque me he entrenado muy fuerte. Espero seguir en la misma línea.

P. ¿Se nota que es más seria la lucha contra el dopaje? ¿Está el atletismo más limpio que antes?

R. Creo que sí. Quiero confiar en que la final fue una final limpia. Hay que luchar muy duro contra el dopaje. Hay que endurecer las sanciones. Que sean a perpetuidad: económicas y cárcel si es necesario. Es mi opinión. He sufrido el dopaje y quiero atajarlo como sea. Que ya está, que no sirve. Que no ponga en peligro al deporte y, sobre todo, a los deportistas. Porque no hay peor sensación que pillen a alguien que te ha ganado. Sentir que te han quitado una medalla, tu trabajo, que te han robado. Somos los atletas quienes más trabajamos y somos también quienes más lo sufrimos. Hay que ir a por ellos.

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