viernes, 14 de enero de 2011

EL CSD RECLAMA SEIS BOLSAS DE SANGRE


IGNACIO ROMO / PEDRO ÁGUEDA

La operación Galgo es una carrera de fondo. Se desarrolla a un ritmo constante, sin los acelerones de los primeros días, pero sin pausa. El Juzgado número 24 de Madrid se está tomando su tiempo para recoger las alegaciones de los abogados de todos los imputados en el caso mientras en el atletismo español se aguarda a que se sustancien los hechos. La Federación Española ha abierto una investigación con el objetivo de separar el grano de la paja y establecer qué atletas han vulnerado de forma efectiva la reglamentación antidopaje. Y la Guardia Civil sigue investigando: la operación no está cerrada.
Por el momento existe una prueba indudable de prácticas dopantes en el caso Galgo: las bolsas de sangre incautadas en los domicilios de dos de los detenidos: Manuel Pascua y Alberto Léon. Son seis siberias (como se las denominaba en la jerga de la operación Puerto), según informaron a Público fuentes de la investigación. Como pruebas recogidas durante los registros practicados en la operación, todas permanecen bajo custodia judicial.
No están en el laboratorio antidopaje del Consejo Superior de Deportes (CSD) de Madrid. Tampoco en el de Barcelona, donde sí están aún casi 200 bolsas (de plasma y de concentrados de glóbulos rojos) de la operación Puerto desde 2006. Las bolsas de la operación Galgo se encuentran custodiadas, por orden de la juez instructora, en dependencias de la Guardia Civil.
Desde el CSD esperan que la demora no sea muy larga. "Necesitamos que el juzgado libere las bolsas. En cuanto las recibamos, serán analizadas en nuestro laboratorio para cruzarlas con la información disponible y establecer de quién es la sangre". Así se manifiesta Albert Soler, director general del CSD.
La prioridad judicial
Pero todo indica que las bolsas de sangre pueden permanecer aún varios meses en las neveras de la Guardia Civil. La lentitud del proceso judicial va en contra de la urgencia que exigen las autoridades deportivas. La prioridad de la jueza Pérez Barrios es esclarecer las presuntas responsabilidades penales, relacionadas con el tráfico de sustancias dopantes, antes que desenmascarar a los atletas tramposos, que por doparse no incurren en un delito.
Uno de los principales implicados en la red de dopaje desarticulada el pasado 9 de diciembre, Alberto Léon, se quitó la vida el martes. Ex corredor profesional de mountain-bike, de 37 años, en su domicilio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) aparecieron algunas de las citadas bolsas de sangre, precariamente escondidas.
Aún se desconoce la identidad de los deportistas a los que pertenece la sangre que contienen esas bolsas, pero la lógica indica que el contenido de una de ellas procede del fondista Alemayehu Bezabeh. Su entrenador, Manuel Pascua, fue detenido en Madrid instantes antes de someter a una sesión de dopaje sanguíneo al atleta. Pascua pasó en una mañana de ser integrado por Odriozola para su estructura técnica a convertirse en la vergüenza del atletismo español.
Pero la identidad del resto de los atletas que donaron esta sangre para su propio dopaje sigue siendo una gran incógnita que el atletismo español necesita despejar con urgencia. ¿A quién corresponden las seis bolsas incautadas? Además de la que parece pertenecer a Bezabeh, los análisis que se realicen podrían señalar a una atleta extranjera. Un interrogante que pesa demasiado a medida que el tiempo pasa.

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