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-Estudió
Historia, ¿cuál es el momento más importante para usted del atletismo y en general?
-Esa
es una gran pregunta. El momento más importante para mí en la historia del
atletismo fue cuando a las mujeres se les permitió competir (fue en los Juegos
de Amsterdam 1928). De lo contrario, no estaría aquí, no estoy muy segura de
cuándo fue, pero eso es muy importante. Y en la historia en general. No sé...
¿el Big Bang?
-Año
olímpico, usted es campeona mundial de 200, ¿cómo lo afronta?
-Para
hablar de mis objetivos del año, siempre empiezo con una cita breve: estar en
forma y ser rápida. Quiero llegar al verano y ser lo más rápida posible. Pero,
por extraño que sea, en el atletismo, para ser más rápida tienes que mantener
todo como está. Si quieres seguir ganando velocidad y avanzar hacia cosas más
grandes no debes pensar si has sido campeona mundial. Simplemente, tienes que
empezar siempre de cero y seguir trabajando duro.
-Por
eso no hace temporada bajo techo…
-Mi
lema es ‘Lo que se hace en invierno se notará en verano’. Es sencillo. Mi
entrenador John y yo creemos firmemente en esa filosofía de trabajo. Cuando
nadie te mira, llueve, quizá nieve, hace viento y hay humedad, ahí es cuando
tienes que trabajar, porque eso repercutirá en tu rendimiento en verano.
-Corre
100 y 200, ¿cuál prefiere y por qué?
Creo
que son muy diferentes. Obviamente, los 100 metros son bonitos y cortos, pero
muy precisos, con un paso en falso corres más lento y pierdes la carrera. Y en
200 tienes más tiempo para pensar, para aclarar cualquier error, pero al mismo
tiempo es más agotador... Me gustan los dos, pero ahora soy campeona del Mundo
de 200. Así que elijo los 200.
-En
velocidad, los países dominantes habituales son EE UU, Jamaica... ¿Cree que ha
puesto a Gran Bretaña en el mapa de velocidad mundial (más allá de Europa)?
-Es
un cumplido muy bueno, gracias. Pero no. Tuvimos muchos iconos en Gran Bretaña
antes, a Christine Ohuruogu, a Linford Christie, hubo equipos de relevos
campeones mundiales en 2017. Así que siento que Gran Bretaña ya estaba en el
mapa de velocidad.
-Nos
habla de su entrenador John Blackie, usted sigue fiel a sus principios y se
entrena en Bromley, su ciudad de siempre. Al sureste de Londres.
-Creo
que soy consciente de que soy un modelo a seguir porque me lo dice la gente,
pero, como llevo viniendo a la misma pista desde que tengo ocho años y he
crecido con muchas de estas personas, no me siento diferente. Y les veo hacer
sus sesiones y pueden tener 8 años, o 13 o 16. Me identifico con ellos. Alguna
de estas chicas puede ser como yo. Nací en Bromley. Si no estás cómoda con
quién eres, ¿cómo vas a rendir al máximo de tus capacidades en un estadio
frente a 80 000 espectadores al otro lado del mundo?
-Tiene
24 años, es joven, pero en 2017 ya vio la cara amarga del deporte cuando se
rompió el pie en un entrenamiento.
-Igual
que muchos atletas de élite, he tenido lesiones antes. En otros deportes, como
el fútbol, quizás, es posible tener molestias, pero en velocidad necesitas
estar al 100 %. Y sí, no es divertido. Pero cuando estás lesionada, creo que lo
más importante es concentrarse siempre en tu objetivo final. Aunque no puedas
correr, mi objetivo cuando estas tocada es hacer cosas productivas. Eso puede
ser hacer más trabajo de fuerza del que puedas hacer si estás corriendo o ganar
eficiencia técnica. Que vuelvas mejor que estabas. Eso es en lo que siempre
pienso cuando estoy lesionada.
-¿Qué
rival respeta más y por qué?
Respeto
a todas las personas con las que compito, especialmente a las que tienen tantos
títulos y medallas porque obviamente son mujeres muy dedicadas, trabajadoras y
exitosas.
-
¿Qué piensa del récord mundial de Florence Griffith?
-El
récord mundial es 21.34, y creo que es absolutamente impresionante. ¡Poder
correr tan rápido es una locura!
-¿Algún
secreto cuando compite?
-Prácticamente
me abstraigo. ¡Cómo cuando ves los dibujos y te vuelves correcaminos!
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