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Es
una de las voces más autorizadas del deporte en general y del atletismo en
particular. Sergey Bubka vuelve de estar de actualidad desde el momento en que
el sueco Armand Duplantis ha batido dos veces el récord del mundo de pértiga en
el margen de una semana. Bubka, uno de los miembros de la Academia Laureus,
reflexiona desde Berlín sobre el nuevo fenómeno.
Usted
con 20 años logró dos plusmarcas mundiales en siete días entre Bratislava y
París. El paralelismo con Duplantis es evidente. ¿Hasta dónde puede saltar?
No
soy un Dios ni un adivino. Tampoco tengo una bola que predice el futuro. Es
difícil decir hasta dónde se elevará. Claro que tiene potencial para saltar más
alto. Puede regalarnos momentos históricos para el atletismo mundial. Lo que ha
hecho este invierno no se ha visto en 20 años y es algo que hay que saber
valorar en su justa medida. Es un chico con un carácter fuerte.
¿Hasta
qué punto el mérito del joven Armand es técnico, físico, mental o le ayuda la
tecnología?
Para
dar una respuesta tan específica habría que estar dentro de su equipo. La
clave, sin duda, es la técnica. Si sabes trasladar la energía de tu cuerpo a la
pértiga, puedes llegar a volar. Hay muchos atletas que tienen fuerza y
velocidad suficiente, pero se quedan por debajo de los seis metros por falta de
técnica.
Desde
fuera parece que lo que hace es muy fácil.
Es
que cuando lo haces muy bien parece fácil. Cuando tienes una técnica perfecta,
como es su caso, todo es más sencillo. También hay que tener en cuenta que
creció en una familia de pertiguistas. Yo competí con su padre en los 80 y su
madre también es atleta. Empezó a saltar a los cuatro años y a los seis ya
batía todos los récords. Tiene 20 y lleva 16 compitiendo. Tiene pasión y eso es
fundamental.
¿La
rivalidad con Renaud Lavillenie le puede ayudar a superarse a sí mismo?
Siempre
es importante tener un gran adversario. Yo siempre agradecí competir con
alguien que me pudiera ganar. Eso te ayuda a crecer y ser mejor cada día. Mi
primer récord fue 5,83 y lo dejé con 6,15. Si alguien bate tu marca, trabajas
para recuperarla. Es lo que te motiva para ir a entrenar cada día. Los fuertes
sobreviven y los débiles lo que tienen que hacer es irse a casa. Ya se pueden
relajar.
¿Es
más sencillo batir marcas a cubierto?
Puede
ser una ventaja porque no hay una influencia climática. No hay viento, ni
lluvia. La temperatura es estable. Yo muchas veces me sentí preparado para
batir un récord, pero empezaba a llover o me venía viento de cara. No hay
opción. Pero también es cierto que un buen día al aire libre es lo ideal.
Sientes que puedes saltar más alto porque no tienes límites para correr.
¿Le
ha sorprendido que dos pertiguistas le hayan dejado atrás en un corto espacio
de tiempo?
Lo
que me ha sorprendido es que hayan tardado tanto en conseguirlo. Yo creo que
cuando me retiré, el ser humano ya estaba preparado para llegar a los 6,50.
Recuerdo que en Atenas, en 1997, la separación de mi cuerpo con respecto de la
barra, era ya de 6,40. Había mucho margen para mejorar. Para mí los límites no
existen.
¿Hay
facilidades en Ucrania para que salgan atletas de élite mundial?
Yo
nací en Lugansk y en 1990 abrí mi escuela en Donetsk. Invertí mucho dinero para
tener un relevo, contraté entrenadores que en su día fueron rivales... Tuvimos
medallistas olímpicos, pero es que desde hace cinco años no he podido volver
allí. Es que en ese tiempo tampoco he podido ver a mi madre. Es un momento
complicado para mi país por las razones que todo el mundo sabe.
¿Recuerda
cómo y por qué se decidió por la pértiga?
Yo
tenía 10 años y como todos los niños lo que me gustaba era el fútbol. Con un
amigo, tres años mayor, saltábamos una valla para ir a entrenar a un centro
militar. Mi amigo convenció a su entrenador para darme una oportunidad y
resultó que su nombre era Vitaly Petrov, con él lo gané todo y fui campeón olímpico.
Vitaly siempre vio en mí alguien distinto. Por eso me convenció para que me
fuera a vivir a Donetsk a pesar de que yo iba a la escuela. En esa época,
ganaba a chicos mucho mayores que yo.
¿Se
acuerda la altura de su primer salto?
Creo
que fue como 2,70. Después, 3,50. Utilizábamos palos para saltar. No eran
tiempos fáciles pero yo los disfruté mucho.
¿Cuándo se cruzó por primera vez con
Duplantis?
Fue
en 2013 y su evolución ha sido increíble.
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