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País.com
Armand
Duplantis (Lafayette, EE UU, 20 años) cerró este domingo la temporada de
invierno con un nuevo intento de récord mundial de pértiga en la All Star
Perche de Clermont-Ferrand. Después de quedarse solo tras superar los 6,01
metros, cuando ya habían caído el francés Renaud Lavillenie y el estadounidense
Sam Kendricks, Mondo,como se lo conoce cariñosamente, hizo poner en pie a toda
la Maison des Sports, atacó tres veces los 6,19 metros, le sobró altura pero le
faltó velocidad en la batida y cayó sobre el listón. “Me ha faltado muy poco
para conseguirlo pero hoy no ha salido todo al cien por cien. El gran objetivo
ahora es Tokio”, dice Duplantis, que compite con la bandera sueca, nacionalidad
de su madre. Este invierno ha batido dos veces el récord del mundo: el 8 de
febrero saltó 6,17m en Torún (Polonia) y siete días después superó los 6,18m en
Glasgow. Sus compañeros dicen que es único y él afirma que se encuentra en la
mejor forma de su vida.
Pregunta.
Desde el Mundial de Doha hasta ahora ha hecho un salto cualitativo
impresionante. En Doha estuvo al mismo nivel que Kendricks, él oro y usted
plata con 5,97m. ¿Qué ha propiciado esa superación?
Respuesta.
Este es mi primer año enteramente como profesional, así que me propuse
tomármelo diferente de los anteriores. No he hecho ningún cambio radical,
simplemente estoy intentando mejorar un poco cada pequeño detalle. Ahora soy un
poco más rápido y más fuerte. Es una locura pensar que en 2018 estaba intentando
batir el récord del mundo júnior y ahora… he mejorado en todo.
P.
Hace que saltar 6,18m parezca fácil. ¿Esa naturalidad es fruto de haber
empezado a los tres años o cree usted que ha nacido con un don?
R.
Es todo. Es imposible ignorar los atributos con los que nací: tengo una buena
altura [1,81m], pese a que cuando era pequeño era bajito y no sabía si iba a
crecer mucho, soy rápido y buen atleta. Mi padre [Greg, pertiguista que saltó
5,80m] era muy fuerte y mi madre [Helena, heptatleta] tenía una coordinación y
una motricidad increíbles. Vengo de una familia profundamente atlética. Cuando
naces habiendo heredado esto y empiezas a saltar a los tres años y te enamoras
de este deporte… Eso lo es todo. Mi padre dice que no era su destino batir el récord,
pero creo que puedo decir que era el mío.
P.
Cuenta que cuando llegaba a casa del colegio, se iba directamente a saltar en
la colchoneta que tenían en su jardín. ¿Echó de menos hacer otras actividades o
era la pértiga su única obsesión, en el buen sentido?
R.
No. Eso es algo que la gente confunde cuando hablamos de mi infancia. Cuando
era pequeño jugué al béisbol en Louisiana, y también al fútbol. Nunca practiqué
otros deportes, pero hacía muchas otras cosas con mis amigos. Para mí, nunca
fue una obligación, era una afición, me gustaba porque me divertía mucho. Como
otros niños juegan con la pelota, yo jugaba con la pértiga. Obviamente, mi
padre me enseñaba pero nunca me dijo cuándo tenía que practicar.
P.
A partir de ahora, ¿va a hacer como Bubka, ir centímetro a centímetro, o va a
ir directamente a por los 6,20?
R.
No lo sé… Nunca sabes cuándo te vas a encontrar en ese estado de forma, siempre
que se dé la constelación necesaria voy a intentar ir a por otro récord pero no
voy a pensar en si atacaré 6,19m o 6,25m.
P.
En Glasgow, saltó esos 6,18m con una pértiga que no había utilizado nunca, más
dura aún que la que usó en el récord de Torún. ¿Cómo se dobla una pértiga así?
R.
Cómo logras doblar pértigas más largas y duras, y cómo sigues mejorando son
factores muy importantes. Lo que distingue a un buen pertiguista de uno
extraordinario es la mentalidad. Lo que me permite a mí usar pértigas más duras
es la confianza en que puedo doblarlas. Si crees que puedes, lo haces. Ahora
mismo, estoy muy fuerte mentalmente, siento que puedo lograr cualquier cosa.
P.
Usted ha aprendido mucho del explusmarquista mundial Lavillenie, pero ha
desarrollado su propia técnica y sus compañeros dicen que es único. ¿Se
considera diferente?
R.
Todos hacemos las mismas cosas, pero cada uno puede adaptarlas con la variante
que mejor se adapte a sus características. Soy más rápido y más alto que Renaud
[Lavillenie], pero él es quizás un poco más fuerte. Eso hace que nuestra forma
de saltar sea diferente en ciertos aspectos y tiene que ser así. Yo sabía que
no iba a ser tan fuerte como Bubka, así que, ¿para qué voy a intentar saltar
como él? Sabía que mis condiciones físicas serían diferentes a las de Renaud,
así que no puedo saltar exactamente igual que él. Lo que hice fue encontrar la
manera de saltar más que ellos y buscar mis límites. Pero lo que más me ha
servido de entrenar con Renaud es ver su espíritu competitivo, su mentalidad,
es un guerrero… Hay buenos pertiguistas y grandes pertiguistas y la única
diferencia entre los dos es la cabeza.
P.
¿Haber estado compitiendo contra el plusmarquista mundial le ha ayudado
mentalmente?
R.
Absolutamente. Cuando compites en Mundiales contra Lavillenie, con 17 años, ves
cómo hace las cosas, cómo logran él y Sam [Kendricks] saltar seis metros... Son
los mejores y aprendes de ellos, ves cómo se enfrentan a las cosas: mentalidad,
preparación, recuperación. Te apropias de sus mejores cualidades para
desarrollar un estilo propio.
P.
¿Y esa relación tan especial entre ustedes puede cambiar ahora que ha batido
usted su récord mundial?
R.
Cuando fui a Glasgow hacía una semana que había hecho el primer récord. 15 días
atrás me había torcido un tobillo y en Glasgow no tenía a ningún fisio ni a
nadie que me vendara el pie antes de la competición. ¿Sabe quién lo hizo? Sam
[Kendricks]. Y después bato el récord mundial compitiendo contra él. No ha cambiado
nada entre nosotros tres [Kendricks, Lavillenie y él] y creo que la amistad y
los lazos que nos unen van a durar para siempre.
P.
Según explicaba, les dicen a los pertiguistas que no miren la barra cuando van
a saltar porque puede llevar a errores técnicos. ¿Cómo afrontan esa altura?
R.
Es más bien durante el salto cuando no puedes mirar a la barra, aunque para mí
nunca ha sido un problema. Obviamente, cuando vas a atacar 6,18m es difícil no
pensar en lo arriba que está el listón. No puedes estar pensando en la altura,
tienes que saber lo que estás haciendo y no dejar que el cerebro empiece a
poner obstáculos y te acabe abrumando. La mente juega un papel fundamental en
la pértiga.
P.
¿Qué relación tiene con la pértiga?
R.
Tengo muchas pértigas y cada vez voy acumulando más. Siempre que vengo a
Clermont Ferrand, veo las pértigas viejas que tiene Renaud y cuántas usa en los
entrenamientos y yo mismo he cambiado la manera de utilizarlas entrenando.
Ahora lo hago más como él y cada vez tengo más.
P.
No las guardará en su dormitorio como hacen algunos ciclistas con sus bicis…
R.
Son demasiado largas, pero si pudiera dormiría con ellas.
P.
En España le han llegado a comparar con Mozart porque, como los genios, hace
que lo extraordinario sea algo natural que no le cueste ningún esfuerzo…
R.
Los buenos saltos sí, siento que no me cuestan ningún esfuerzo.[RÍE] No sé,
pienso que he nacido para la pértiga y cada día que pasa me resulta más fácil.
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